El enfoque de “un patógeno único”, o de atención prioritaria, ocasionó una mayor propagación de infecciones resistentes a los medicamentos.

No es para nadie una sorpresa la ingente cantidad de recursos humanos y materiales que los sistemas de salud de cada uno de los países ha tenido que utilizar, y en algunos casos reutilizar, para enfrentar la pandemia global de COVID-19. 

Por otra parte, y en varias ocasiones previas hemos compartido con ustedes la enorme afectación que la pandemia ha ocasionado en la prestación de los servicios esenciales de salud, la continuidad de las campañas de vacunación y otras acciones de medicina preventiva, así como la impostergable necesidad para dar seguimiento y ofrecer oportunamente los fármacos necesarios para la atención de diversas afecciones crónicas, como el VIH/Sida, las enfermedades cardiovasculares, los padecimientos renales y neurodegenerativos, así como a la tuberculosis, por mencionar solamente algunos, deficiencias que afectarán negativamente los logros alcanzados durante décadas de trabajo sostenido, complicando aún más el panorama sanitario y económico a corto plazo.

“La propagación de otros gérmenes peligrosos está aumentando, como resultado, al menos parcialmente, de la caótica respuesta a la pandemia”. New York Times.

Paralelamente, los médicos y virólogos advierten con preocupación la alarmante propagación y el florecimiento de diferentes gérmenes, bacterias y hongos resistentes a los antibióticos, los que cobijados por la pandemia, se han multiplicado de manera oportunista en los entornos de atención médica de todo el mundo.

“Estas bacterias y hongos, como el COVID-19, se aprovechan de las personas mayores, los enfermos, y quienes tienen sistemas inmunológicos comprometidos. Pueden aferrarse tenazmente a la ropa y al equipo médico, razón por la que en los hogares de ancianos y los hospitales pre-pandemia se centraban en la limpieza de habitaciones y los cambios de bata para evitar su propagación. Estas acciones prácticamente desaparecieron por un enfoque que destinaba casi todos los recursos a combatir el coronavirus. De hecho, advierten los expertos, es probable que los cambios en la higiene y otras prácticas provocados por la lucha contra el COVID-19 hayan contribuido a la propagación de estos gérmenes resistentes a los medicamentos”. New York Times. 

Al respecto, el comentario de la Dra. Susan S. Huang, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Irvine,  EE. UU. nos es útil para ilustrarlo: “Ver el mundo como un mundo de un solo patógeno es realmente problemático. Tenemos todas las razones para creer que el problema ha empeorado”, señalando la manera en la que un enfoque casi singular en la pandemia pareciera haber impulsado una mayor propagación de infecciones resistentes a los medicamentos, lo que resulta alarmante.

“La COVID-19 está causada por un virus, no por una bacteria, … , los antibióticos no deben utilizarse para prevenir o tratar infecciones víricas, a menos que también estén presentes infecciones bacterianas” OMS.

Los especialistas que alertan sobre la propagación de organismos resistentes a los medicamentos se fundamentan en la información obtenida en los brotes de diversas infecciones en Florida, Nueva Jersey, California, India, Italia, Perú y Francia. Sin embargo, y aunque señalan que los datos obtenidos son “probablemente la punta del iceberg”*, y suficientes para encender las señales de alerta, es necesario retomar urgentemente los programas para la detección y seguimiento a los gérmenes, paralelamente al combate del COVID-19.

Destacan que los patógenos de reciente propagación y fortalecida resistencia bacteriana,  entre los que podemos mencionar a la Candida auris, la Acinetobacter baumannii y la Klebsiella pneumoniae, constituyen una “amenaza urgente para la salud”, lo que hace patente la urgente necesidad para relanzar la búsqueda y desarrollo de nuevos y efectivos antibióticos capaces de combatir a estos patógenos, actividades que se han visto desmerecidas durante esta contingencia mundial.

Por otra parte, los especialistas señalan que el uso frecuente y regular de esteroides para tratar los síntomas más peligrosos del COVID-19, generalmente dejan al sistema inmunológico comprometido, permitiendo que otros gérmenes se infiltren y se propaguen con mayor facilidad en el organismo.

Como conclusión, queremos destacar que el uso incorrecto de los antibióticos, lo que viene ocurriendo desde hace largas décadas, ha debilitado la acción bacteriana de la mayoría de los antibióticos existentes. Ante ello, nos queda fortalecer las medidas de higiene, impulsar nuevamente la búsqueda de nuevos antimicrobianos, y evitar el incorrecto uso de los existentes.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

New York Times. (1 de febrero del 2021).
With All Eyes on Covid-19, Drug-Resistant Infections Crept In. The spread of other dangerous germs is surging — a result, in part, of the chaotic response to the pandemic.

Facebook. PAHO-WHO. ((1 de febrero del 2021).
Mensaje de fin de año – Carissa F. Etienne.

Organización Mundial de la Salud. (1 de febrero del 2021).
Semana mundial de concienciación sobre el uso de los antimicrobianos 2020.

 

Referencias:

*Dr. Thomas Schiller, jefe de la división de hongos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).