La COVID-19 detectada por primera vez en China, fue la causante de una de las más grandes crisis de salud a nivel mundial, tanto así que el 11 de marzo de 2020 fue declarada pandemia. En México, el Comité Nacional de Seguridad en Salud (CNSS) y el Subcomité Técnico de Enfermedades Emergentes se declararon en sesión permanente para coordinar acciones preventivas y respuesta integral a la pandemia.

Con el reconocimiento de la epidemia en México, se establecieron medidas de mitigación y control, impulsando la cooperación institucional e intersectorial. A través de distintos grupos operativos, la Secretaría de Salud garantizó una respuesta coordinada multi-institucional y multisectorial, actualizando lineamientos normativos y operativos conforme a las necesidades.

El primer caso en México se registró el 28 de febrero de 2020, marcando el inicio del plan de respuesta en tres fases: importación de casos, transmisión comunitaria y contagio epidémico. La vacunación inició el 24 de diciembre de 2020 y se desarrollaron y actualizaron guías de tratamiento médico para la COVID-19.

El 5 de mayo de 2023, la OMS declaró el fin de la emergencia sanitaria por COVID-19 debido a la disminución de casos y la baja carga de gravedad prolongada. En México, basado en la situación epidemiológica nacional, el 9 de mayo de 2023 se declaró la terminación de la emergencia sanitaria. A pesar del fin de la emergencia, se sigue requiriendo acciones constantes para proteger la salud de la población y mantener el acceso a vacunas y pruebas diagnósticas.

En este sentido, el 15 de junio de 2023 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, por parte del Consejo de Salubridad General (CSG) un exhorto a la Secretaría de Salud (SSA) y a la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, para emitir el presente Plan de gestión a largo plazo para el control de la COVID-19 mismo que se encuentra disponible en: bit.ly/3XabgME

Recomendaciones generales de prevención y comunicación de riesgos post emergencia.

I.  Medidas generales de prevención

La primera parte del capítulo se centra en las recomendaciones generales de prevención y comunicación de riesgos post emergencia, que son principalmente la higiene de manos y la ventilación de espacios.

La higiene de manos es una de las medidas de prevención más sencillas, económicas y efectivas para combatir las infecciones. No obstante, sólo una pequeña proporción de la población la practica correcta y regularmente. Por ello, la promoción de la higiene de manos entre la población general y los profesionales de la salud se destacó como una acción crucial para prevenir el contagio de enfermedades, incluyendo la COVID-19.

La guía ofrece recomendaciones detalladas sobre el correcto lavado de manos para dos poblaciones objetivo: la población general y el personal de salud. Las instrucciones para la población general incluyen lavado de manos con agua y jabón durante 20 a 30 segundos y la higiene con solución a base de alcohol al 70%. Para el personal de salud, se promueven los «5 momentos del lavado de manos», y una técnica correcta de higiene de manos que incluye lavado con agua y jabón durante 40 a 60 segundos, y higiene con solución antiséptica durante 20 a 30 segundos.

Además, se resalta la importancia de la ventilación de espacios para minimizar la transmisión de COVID-19. Las investigaciones muestran que mejorar la ventilación en los espacios cerrados reduce la concentración de virus y por lo tanto, el riesgo de infección. Sin embargo, se destaca que esta medida aún no está ampliamente adoptada, a pesar de su efectividad. Por lo tanto, se enfatiza que la ventilación de espacios debe ser una recomendación central para prevenir la transmisión tanto en la población general como en los lugares públicos y privados.

II.  Uso de cubreboca

La segunda parte aborda el uso de cubrebocas como una medida de prevención durante la pandemia de COVID-19. Aunque esta práctica se adoptó ampliamente en México, hubo opiniones encontradas sobre su eficacia y uso correcto.

Se señala que, aunque el uso de cubrebocas es una herramienta vital para prevenir la transmisión del virus SARS-CoV-2, su uso excesivo puede ser contraproducente y puede llevar a una falsa sensación de seguridad, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de infección. Además, hay evidencia de que el uso prolongado de cubrebocas puede tener efectos adversos, como dolores de cabeza, problemas de piel, dificultad para respirar, entre otros.

Por lo tanto, se enfatiza la necesidad de comunicar correctamente la importancia del uso de cubrebocas para prevenir infecciones respiratorias, y el riesgo real de infección si no se usa. Esto evitaría una subestimación o sobrestimación del riesgo, lo que podría comprometer la adopción de otras medidas preventivas igualmente importantes, como la higiene de manos, el distanciamiento social y la ventilación de espacios.

Se recomienda el uso generalizado de cubrebocas entre la población general sólo cuando exista una emergencia sanitaria o un alto riesgo de que ocurra. En otros casos, su uso debería reservarse para personas con síntomas respiratorios, enfermedad confirmada, o cuando el riesgo de contagio lo justifique.

III.  Acciones ante cuadros gripales dependiendo el riesgo de complicaciones

Si bien la mayoría de los casos de COVID-19 son leves y no requieren tratamiento específico, COVID-19 se ha vuelto endémica en México, y como tal, debe ser manejada como cualquier otra enfermedad respiratoria viral con potencial epidémico.

Se recomienda buscar atención médica ante síntomas respiratorios, tanto para recibir la evaluación médica apropiada como para descartar otras enfermedades y obtener el tratamiento adecuado.

La confirmación diagnóstica de COVID-19 debería buscarse en aquellos que presentan síntomas respiratorios y pertenecen a un grupo de alto riesgo de desarrollar enfermedad grave que requiere tratamiento antiviral, en aquellos que presentan signos de complicaciones respiratorias, y para fines de vigilancia epidemiológica.

Se sugiere que los servicios de promoción de la salud comuniquen a la población que la mayoría de los casos de COVID-19 no requieren tratamiento específico, aparte del manejo de los síntomas. Los tratamientos antivirales y de soporte solo deben utilizarse cuando la evaluación médica lo justifique.

Por último, se insta a la población a autoaislarse durante 5 días en caso de presentar síntomas compatibles con COVID-19, observando siempre cualquier dato de alarma y evitando exponer a las personas con las que conviven, con el fin de prevenir acciones o exposiciones de riesgo innecesarias.

Plan de vacunación y su incorporación al Programa de vacunación universal (PVU).

Definición de una nueva política de vacunación COVID en México.

La nueva política de vacunación COVID en México se centra en maximizar las coberturas de los esquemas primarios de vacunación, especialmente en áreas con rezago social, y en administrar refuerzos periódicos a grupos prioritarios, dada la evidencia limitada pero existente sobre la pérdida de inmunidad a lo largo del tiempo. La vacuna contra COVID-19 se incluirá en el Programa de Vacunación Universal, en respuesta a las recomendaciones del Grupo Asesor Estratégico de Expertos (SAGE) y la OMS.

En 2023, tres años después del inicio de la pandemia, se ha logrado una inmunidad poblacional global significativa, gracias a la vacunación y a la inmunidad inducida por la infección. La mayoría de los países han levantado las restricciones sanitarias y, aunque el virus sigue circulando, las tasas de hospitalización y letalidad se han reducido significativamente. Sin embargo, algunos subgrupos continúan en alto riesgo de enfermedad grave y mortalidad. Se espera que el virus evolucione para causar una enfermedad menos grave, pero es probable que se necesiten dosis de refuerzo de la vacuna para proteger a los grupos de alta prioridad.

Desde el inicio de la pandemia, México ha asegurado la disponibilidad de vacunas contra COVID-19 a través de contratos bilaterales y la cooperación multilateral COVAX. Hasta la fecha, la COFEPRIS ha aprobado 11 vacunas para uso en emergencias, de las cuales ocho se están utilizando en la Estrategia Nacional de Vacunación COVID-19. La OMS recomienda el uso de cualquiera de las vacunas disponibles, ya que se mantienen altamente efectivas contra la variante Ómicron y sus sublinajes. Una vez definida la política de vacunación, todas las agencias gubernamentales deberán garantizar la disponibilidad de las vacunas necesarias.

La estrategia de vacunación rutinaria en México busca prevenir las complicaciones y muertes por COVID-19. Se basa en la experiencia local y las recomendaciones de la OMS, y reconoce la elevada proporción de inmunidad poblacional en el país, estimada en más del 90%, ya sea por infección, inmunización o ambas.

Integración al PVU

Se inmunizará anualmente a las personas con alto riesgo de enfermedad grave y muerte y se mantendrá la notificación obligatoria de los eventos supuestamente atribuibles a la vacunación. La vacuna deberá ser adquirida mediante el mecanismo de compra consolidada de vacunas, al igual que las demás vacunas que integran el PVU. Una vez que existan vacunas con licencia sanitaria, podrán ser solicitadas por cada una de las instituciones públicas de salud.

Regulación sanitaria posterior a la emergencia por COVID-19

Durante la pandemia de COVID-19, la COFEPRIS, autoridad sanitaria mexicana, implementó diversas acciones estratégicas para garantizar el suministro de medicamentos e insumos sanitarios, agilizar donaciones, asegurar la calidad de insumos específicos como ventiladores, e importaciones y exportaciones necesarias. Además, autorizó insumos para la prevención, diagnóstico y tratamiento del COVID-19.

Una vez concluida la emergencia, se establece que los insumos con autorizaciones temporales deben obtener un registro sanitario. Este proceso incluye la emisión de un comunicado por parte de la COFEPRIS para indicar la transición, la notificación a los titulares de las autorizaciones temporales para que inicien el trámite correspondiente, la evaluación de la documentación presentada y la cancelación de la Autorización Temporal una vez obtenido el Registro Sanitario.

En materia regulatoria, se seguirán emitiendo autorizaciones temporales para garantizar insumos ante posibles amenazas futuras en salud pública. Además, se consideran otras acciones, como la reconfiguración de esquemas de importación ágil, la reorganización de la priorización de trámites en registros sanitarios y la implementación de esquemas regulatorios post-emergencias. Asimismo, se busca fomentar la regulación proactiva en emergencias nacionales y de salud pública y el impulso regulatorio a desarrollos nacionales en coordinación con el CONACYT.

Estrategia de Ciencia, Tecnología e Innovación para COVID-19 y plan de respuesta ante pandemias.

La pandemia de COVID-19 desató una crisis sanitaria sin precedentes en la sociedad, revelando la falta de preparación para enfrentar un evento de tal envergadura. Sin embargo, la pandemia también evidenció oportunidades y desafíos para minimizar su impacto y mejorar la preparación para futuras crisis. A través de la articulación de los cinco sectores de la Pentahélice, el modelo mexicano de innovación ha logrado importantes avances en la respuesta a la pandemia, incluyendo el desarrollo de dispositivos médicos, el fortalecimiento de la infraestructura de salud y la producción de vacunas.

Durante la pandemia, la cooperación en el campo de las Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación ha sido crucial para fomentar la innovación nacional y reducir la dependencia tecnológica en el sector sanitario. Para responder rápidamente a la crisis, se emprendieron esfuerzos para identificar y apoyar el desarrollo de vacunas candidatas ya en avanzada fase de desarrollo.

Actualmente, tres desarrollos de vacunas respaldados por el Gobierno de México están en diversas fases, incluyendo la vacuna Patria, una vacuna de vector viral desarrollada por Avimex®. Esta vacuna es el resultado de la cooperación entre los sectores público y privado, y ha permitido establecer una planta de fabricación de vacunas, obtener todos los elementos de la cadena de suministro y optimizar todos los aspectos científicos, tecnológicos, regulatorios, financieros y legales del desarrollo.

Además de las vacunas, se desarrollaron en tiempo récord dos modelos de ventiladores mecánicos invasivos 100% mexicanos, Gätsi y Ehecatl-4T. Estos dispositivos han ayudado a más de 33 mil pacientes graves de COVID-19 en 92 hospitales públicos de 24 estados.

La vacuna Patria, que se encuentra en la etapa final de desarrollo clínico, emplea un virus aviar inofensivo para los humanos como vector, que lleva en su superficie la proteína de espícula del virus SARS-CoV-2, generando una respuesta inmune en el humano. Esta vacuna ofrece múltiples ventajas, entre ellas su estabilidad, no necesitar estar congelada, y la capacidad de adaptarse fácilmente a otros agentes infecciosos.

A pesar de los desafíos, la vacuna Patria ha demostrado ser segura, inmunogénica y eficaz contra la COVID-19, por lo que el Gobierno de México planea solicitar su aprobación y producir las dosis necesarias para la vacunación invernal 2023-2024.

La circulación continua del virus SARS-CoV-2 implica que la vacuna Patria será crucial para proteger a la población mexicana. Además, su plataforma tecnológica innovadora y flexible permite su rápida adaptación a nuevas variantes del virus o a otros agentes infecciosos. Esto abre la puerta para futuros desarrollos, como la vacuna COVID-19 intranasal, y fortalece la capacidad de México para producir vacunas de alta calidad de manera independiente.

Plan de investigación a largo plazo.

Este plan de investigación a largo plazo se enfoca en varios temas, incluyendo:

  • Daños ecosistémicos en el riesgo de agentes emergentes con riesgo pandémico y estrategias de reducción y mitigación del riesgo: Esto se refiere a cómo los cambios en los ecosistemas pueden facilitar el surgimiento de virus pandémicos y epidémicos. Las estrategias de mitigación incluyen la implementación de sistemas de vigilancia epidemiológica y genómica, así como el fortalecimiento de la infraestructura de salud. Como ejemplo de estas acciones, el Conahcyt ha apoyado la construcción de laboratorios de bioseguridad y ha fomentado una infraestructura sólida para la toma de decisiones basadas en datos durante una pandemia.
  • Estrategias de prevención y tratamiento de COVID-19 y otros síndromes respiratorios: Además del desarrollo de vacunas y dispositivos médicos, el Conahcyt ha coordinado la integración del Comité Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en Salud Pública, que ha emitido recomendaciones para la Secretaría de Salud sobre opciones terapéuticas para el manejo de la COVID-19. También se han creado subcomités para tratar temas específicos, como las estrategias de vacunación y el manejo del dolor.
  • Investigación en el monitoreo de variantes: Este esfuerzo se ha vuelto crucial para la vigilancia del virus SARS-CoV-2. El Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica está trabajando en el monitoreo de la evolución y distribución de las variantes del virus, así como en la investigación de los cambios en la movilidad que afectan la evolución del virus y la evaluación de los procesos evolutivos que conducen a la generación de nuevas variantes de preocupación.
  • Importancia de la transferencia tecnológica (TT) de las vacunas cubanas Abdala y Soberana a México: Con el objetivo de fortalecer la soberanía tecnológica, el Conahcyt ha identificado las plataformas de vacunas cubanas como potenciales transferencias tecnológicas a México, lo que permitiría la producción nacional y un mayor acceso a estas vacunas contra la COVID-19. Estas transferencias también podrían promover la investigación y el desarrollo en México, así como mejorar los conocimientos técnicos en fabricación y regulación.
  • La identificación de plataformas vacunales prioritarias y el impulso a la investigación y desarrollo en enfermedades relevantes en el país.
  • El fomento de la soberanía nacional en la producción de vacunas y biofármacos, con una necesaria articulación interinstitucional, incluyendo a entidades clave del sector salud en México, como la Secretaría de Salud, la CCINSHAE, la COFEPRIS, el IMSS, entre otros. La finalidad es fomentar el talento, implementar unidades de ensayos clínicos, establecer rutas regulatorias y reactivar la producción de medicamentos.
  • Las acciones para desarrollar dispositivos médicos de alta especialidad innovadores y en continua actualización. Esto incluye el desarrollo de dispositivos médicos como ventiladores mecánicos invasivos y no invasivos, concentradores de oxígeno, y otros dispositivos de diagnóstico y tratamiento.

Además de la producción de vacunas, biofármacos y dispositivos médicos, es crucial considerar otros elementos de la atención de la salud. Por ejemplo, la formación de profesionales de la salud, la infraestructura y el equipamiento de las instituciones de salud, y la implementación de sistemas de información robustos para la monitorización y el seguimiento de las intervenciones de salud.

Cada uno de estos elementos juega un papel fundamental en la promoción de la salud de la población y en la respuesta a las emergencias sanitarias. Es importante recordar que, aunque la producción de vacunas y medicamentos es fundamental, no es el único elemento necesario para un sistema de salud robusto y resiliente.

Asegurarse de que todos estos componentes estén en su lugar y funcionen eficazmente contribuirá a la soberanía sanitaria de México y a su capacidad para responder a las emergencias de salud actuales y futuras.

Por: Maricarmen Velázquez, integrante del comité editorial de códigoF.

Gobierno de México (8 Junio 2023)
Resumen «Plan de gestión a largo plazo para el control de la COVID-19»