A 32 años del terrible sismo que fracturó la vida de los mexicanos, y en particular la de los habitantes de la Ciudad de México, y a 10 días de sufrir el terremoto de mayor magnitud registrado en la historia sísmica de México, un nuevo desastre telúrico se presentó en la población mexicana, cobrándose (hasta el momento de escribir este artículo) la vida de más de 230 personas, aunque probablemente la cifra se incremente con el paso de los días.
Si a los recientes temblores añadimos el impacto catastrófico de los últimos huracanes y la violencia e inseguridad cotidiana, los mexicanos (y gran parte de la humanidad) estamos sometidos a unos altísimos niveles de estrés, los que están deteriorando nuestra salud mental y física.
Más allá de los efectos inmediatos de los sucesos tan dramáticos como los que estamos viviendo en México, hay efectos colaterales y de mayor alcance y duración, como el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT), el que se desarrolla como consecuencia de haber vivido una experiencia que impacta tan brutalmente la psique, que impide al individuo la construcción de válvulas de alivio y rutas de escape psicológico, llevándolo a desarrollar trastornos duraderos.
El TEPT es una severa reacción emocional a un trauma psicológico extremo. El factor estresante puede involucrar la muerte de alguien, alguna amenaza a la vida de la persona o de alguien más, un grave daño físico o algún otro tipo de amenaza a la integridad física o psicológica, a un grado tal que las defensas mentales de la persona no pueden asimilarlo. En algunos casos, puede darse también debido a un profundo trauma psicológico o emocional y no necesariamente algún daño físico, aunque generalmente combina ambos factores.
De acuerdo con información obtenida de la página informativa del Departamento de Asuntos de Veteranos de Guerra de los EE.UU.: el TEPT puede presentarse después de experimentar un evento traumático, ya sea visto, oído o vivido, asociado con sentimientos de horror y desesperanza, como podría ser la exposición a un evento bélico; abuso infantil (sexual o físico); un ataque terrorista; violación o accidentes graves, como percances de tránsito y desastres naturales, como: incendios, tornados, huracanes, inundaciones o sismos.
Es importante destacar que hay más probabilidades de que una persona desarrolle TEPT como consecuencia de eventos provocados por la mano del hombre que ante eventos naturales, lo que define como “grado de vulnerabilidad ante la maldad humana”.
¿Cómo se desarrolla el TEPT?
La mayoría de las personas que experimentan una situación traumática (la vivan directamente o no) manifiestan síntomas inmediatos, pero sólo algunas desarrollarán progresivamente TEPT, aunque todavía se desconocen las razones por las que unas personas lo desarrollan y otras no.
Las probabilidades para desarrollar este tipo de trastorno dependen de muchos factores, entre los que se incluyen: la intensidad o duración del trauma; si la persona resultó herida o perdió a alguien importante en su vida; la cercanía (física o emocional) con el evento; la intensidad de su reacción; el grado de control que sintió sobre lo sucedido, el nivel y calidad de la ayuda y el apoyo que recibió después del evento.
“La vida pone a las personas siempre ante situaciones desconocidas. Cuando los estímulos, externos o internos superan, por intensidad o o por peligro, las posibilidades de respuestas, es el cuerpo el que responde creando síntomas en el lugar de la palabra y la defensa”. Lic Ma. Cristina González, psicoterapeuta argentina.
Los síntomas del TEPT
Los síntomas del TEPT se manifiestan generalmente poco después del evento traumático, aunque pueden aparecer después de meses e incluso años, o aparecer y desaparecer intermitentemente por periodos muy prolongados.
Si los síntomas se prolongan durante más de 4 semanas y provocan una gran angustia o interfieren con la vida laboral o personal, es posible que esa persona padezca TEPT.
El Centro Nacional para el Trastorno por Estrés Post Traumático de los EE.UU., define cuatro síntomas característicos de este padecimiento:
- Revivir repetidamente el evento (también llamado síntomas de re-experimentación). | La persona tiene malos recuerdos, sufre pesadillas e incluso puede sentir que el evento se repite, lo que se conoce como “escena retrospectiva”.
- Evitar situaciones que le recuerdan el evento. | La persona afectada evita estar en situaciones o con personas relacionadas con el suceso y que de alguna manera actúan como disparadores involuntarios de los recuerdos del evento traumático, es probable que evite hablar e inclusive pensar sobre dicha situación.
- Cambios negativos en las creencias o sentimientos, lo que modifica negativamente la forma de pensar sobre si mismo y otras personas. | Es muy probable que la persona afectada no pueda, o le resulte difícil expresar sus sentimientos, o pierda el interés en las actividades que antes disfrutaba y le causaban placer (anhedonia), para tratar de evitar los recuerdos.
- Sensación de excitación, o hiperactivación. | Las personas afectadas suelen estar permanentemente nerviosas y en estado de alerta y a la defensiva, previendo una situación no manifiesta de peligro, impidiéndoles desarrollar con normalidad sus actividades e incluso descansar adecuadamente.
El impacto de algunas vivencias tan terribles como la guerra tienen inclusive un alcance generacional. Al respecto la psicoterapeuta argentina Ma. Cristina González comenta: “Los traumas por guerras en ocasiones se manifiestan en los nietos, los que escriben en sus cuerpos el dolor y el terror, en forma de enfermedades psicosomáticas”.
¿Los niños también pueden padecer TEPT?
Los niños también pueden padecer TEPT y manifestar los mismos síntomas descritos anteriormente u otros síntomas dependiendo de su edad, aunque en la medida en la que crezcan, sus síntomas se parecerán más a los de los adultos. Algunos ejemplos de los síntomas de TEPT que pueden manifestarse en los niños son:
- Desde su nacimiento y hasta los 6 años pueden sentirse angustiados si sus padres no están cerca, tener problemas para dormir o, de repente, tener problemas (antes inexistentes) para controlar los esfínteres o ir al baño.
- De los 7 a los 11 años de edad podrán exteriorizar el trauma a través de juegos, dibujos o cuentos, y algunos tendrán pesadillas y se volverán más irritables o agresivos. Es posible que quieran evitar ir a la escuela o tengan problemas con las tareas escolares y con sus amigos.
- Entre los 12 y los 18 años de edad tendrán síntomas más parecidos a los de los adultos: depresión, ansiedad, retraimiento o conducta temeraria como el abuso de sustancias o escaparse de casa.
¿Qué hacer en caso de sospechar que se padece TEPT?
Iniciaremos la respuesta a esta pregunta comentando que lo peor que se puede hacer es no actuar inmediatamente o tratar de ignorar que se tienen problemas.
Necesitar ayuda no es sinónimo de debilidad o falta de carácter.
Idealmente, el tratamiento para el TEPT involucrará el apoyo de un psicoterapeuta y en ocasiones el uso de fármacos, lo que deberá decidir el especialista.
Como lo hemos mencionado en otras ocasiones y con referencia a otros padecimientos, lo que se debe hacer es acudir con un especialista en busca de consejo y atención; para atender este padecimiento relacionado con el sismo del 19 de septiembre, puede acercarse a: