Si bien es cierto que la disminución de las tasas de mortalidad por cáncer estandarizadas por edad a nivel global son prometedoras, incrementándose la incidencia, pero disminuyendo el número de muertes, los decesos por algún tipo de cáncer fueron en 2023 la segunda causa de muerte a nivel mundial, antecedidos únicamente por los fallecimientos prematuros ocasionados por enfermedades cardiovasculares, las que ocurren en su mayoría en países de rentas bajas y medias.

En este contexto, los especialistas estiman que para el 2050, a un cuarto de siglo de distancia, la ciencia médica y los sistemas de salud deberán enfrentar 30.5 millones de nuevos casos, y 18.6 millones de fallecimientos por cáncer a nivel mundial.

Los autores del estudio, publicado el pasado 24 de septiembre en The Lancet, con el título: “The global, regional, and national burden of cancer, 1990–2023, with forecasts to 2050: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2023”, para cuya realización analizaron datos obtenidos de 200 países, concluyen que el incremento estimado en el numero de casos y fallecimientos estará directamente relacionado con el envejecimiento poblacional, y el incremento de la esperanza de vida.

Otros de los hallazgos del estudio revelan que 47 de los tipos o grupos de cáncer por edad y sexo son atribuibles a 44 factores de riesgo conductuales, ambientales, ocupacionales y metabólicos, de los que tan solo el tabaco, los combustibles fósiles, el alcohol y los alimentos ocasionan entre uno y dos tercios de todas las muertes a nivel global.

Tan solo el consumo de tabaco está íntimamente relacionado con al menos 15 tipos diferentes de cáncer, siendo responsable de una de cada 5 muertes por neoplasias malignas, de tal manera que dejar de fumar (incluyendo también a los cigarrillos electrónicos), y de consumir indirectamente el humo de los fumadores, abatiría notablemente las tasas de cáncer y muerte.

Lo cierto es que el estudio no devela nuevos factores de riesgo modificables para el desarrollo del cáncer, sino que los confirma de manera irrefutable, y son los que todos conocemos: tabaquismo, obesidad, consumo de alcohol, dietas inadecuadas altas en productos super industrializados, y sedentarismo; a estos se suman otros factores de riesgo que no está en nuestras manos modificar, como el aire contaminado que respiramos, o la exposición al radón, el amianto, o al arsénico, por ejemplo.

Otros de los factores determinantes para disminuir la incidencia del cáncer incluyen alcanzar las tasas de vacunación recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra la hepatitis B, el virus del papiloma humano (VPH), y el tratamiento oportuno de la hepatitis C.

Vale la pena precisar que todos los factores de riesgo que con voluntad y perseverancia podríamos evitar, o cuando menos disminuir sustancialmente, también potencian, además de múltiples tipos de cáncer, el desarrollo o agravamiento de otras enfermedades, por lo que modificarlos no solamente disminuiría las tasas de nuevos casos y decesos por neoplasias malignas, sino por otros padecimientos, disminuyendo la presión sobre los sistemas de salud, y lo más importante, incrementando nuestra expectativa y calidad de vida.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF

Fuentes:

The Lancet. (24 de septiembre de 2025).
The global, regional, and national burden of cancer, 1990–2023, with forecasts to 2050: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2023.

El País | Salud y Bienestar. (11 de junio de 2025).
Jessica Mouzo. Anna Gilmore, investigadora en salud pública: “Solo cuatro productos causan al menos un tercio de todas las muertes”.