El 29 de julio, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) publicó en su sitio web el resultado de su análisis llamado: ¿Compras de emergencia o compras de pánico? en el que revisaron el comportamiento de las compras realizadas por los seis instituciones de salud para atender la emergencia de COVID-19 reportadas en COMPRANET, a raíz de la publicación del decreto del 27 de marzo en el que se autorizó la adquisición de bienes y servicios para atender la epidemia sin licitación pública (fracción II del artículo segundo del Decreto).

Se revisó en el IMSS, INSABI, ISSSTE, SEMAR, SEDENA y SSA, los tiempos y montos de contratación, grado de transparencia, proveedores, condiciones y precios de los bienes adquiridos para la emergencia, gracias a lo cual han identificaron como tendencias y patrones “preocupantes” los siguientes:

  • Menor gasto. A pesar de la crisis sanitaria, las instituciones de salud han gastado menos que en años anteriores. Por ejemplo, de enero a junio, el IMSS gastó 13 mmdp menos que durante el mismo periodo del año pasado, mientras que el ISSSTE ha gastado casi cuatro veces menos.
  • Mala información. La información disponible no permite identificar las compras de insumos necesarios para la atención de la COVID-19 durante los meses de enero y febrero, vitales para prepararse para la emergencia.
  • La opacidad y falta de información. Los recursos destinados a la emergencia presentan anomalías preocupantes. Gran parte de las compras analizadas incumplen con los requisitos mínimos de transparencia establecidos en la ley. El 26% del monto adjudicado en el año, directamente por el IMSS, carece de un fundamento legal que avale su ejecución. Más de 700 millones de pesos gastados por el instituto no cuentan con documentación suficiente para identificar los bienes y servicios adquiridos.
  • Anomalías y posibles casos de sobreprecio. El ISSSTE y la SEDENA han adquirido equipo médico especializado por parte de empresas cuyas operaciones son ajenas al sector salud. El ISSSTE ha pagado hasta seis veces más que el IMSS por equipamiento médico similar.
  • Compras del INSABI imposibles de rastrear. No hay un solo registro público disponible, en las plataformas de consulta de compras públicas, sobre las compras y adquisiciones realizadas por el INSABI. La distribución de millones de piezas de material y equipo médico, así como la ejecución de programas de inversión de más de 9 mil millones de pesos, se han realizado en total opacidad. Ni siquiera cuenta con un perfil en la Plataforma Nacional de Transparencia, y las dos peticiones de información por el IMCO (a la Comisión Nacional de Protección Social en Salud y la Secretaría de Relaciones Exteriores) no dieron ningún dato.
  • La falta de información detallada. En Compranet no es posible distinguir entre las compras de emergencia y las destinadas a las actividades normales de las dependencias. Además, de la falta de información detallada, esta no se actualiza en tiempo real.

Propuestas del IMCO.

Después de su análisis, y con la intención de que las compras sean eficientes, eficaces y transparentes, el IMCO propone a las autoridades, la creación de unos lineamientos y protocolos de ejecución, seguimiento y control de compras de emergencia como las realizadas para el COVID-19, en las que se propone que incluyan:

  • Procesos claros para la contratación y ejecución de compras de emergencia. Es indispensable que exista una regulación específica para la contratación y adquisición en tiempos de emergencia, para evitar la opacidad actual en las compras para el COVID-19.
  • Aplicación de contratos marco. Los contratos marco ayudar a evitar la contratación con proveedores sin experiencia o capacidad de cumplimiento, pues en estos se establecen las especificaciones técnicas, los alcances, precios y condiciones de la contratación, lo que permite a las instituciones seleccionar a los proveedores con capacidad de calidad.
  • Mecanismos y herramientas digitales que permitan el monitoreo, la revisión y la auditoría de la información. Una situación extraordinaria como la del COVID-19 no debe impedir la transparencia de la información, por eso es necesario contar con un sistema que permita el registro de información de las compras en bases de datos estructuradas, que contengan todos los detalles de los bienes y servicios adquiridos, así como los proveedores contratados.
  • Total transparencia de la documentación del proceso completo de compra pública. Por la urgencia de la necesidad de los bienes, es razonable que se realicen de manera mayoritaria procesos de adjudicación directa; sin embargo, esto no exime de que se transparente toda la documentación en estos procesos.
  • Actualización constante de las plataformas de contrataciones y auditorías en tiempo real. Para una verdadera rendición de cuentas, es necesario que la información, conforme vaya desarrollándose el proceso de compra, sea publicada, pues así la sociedad podrá identificar elementos del proceso.

Finalmente, si bien la decisión de comprar sin licitar resulta adecuada para adquirir los bienes necesarios con rapidez, en una emergencia de salud, como la actual, no deben ignorarse los riesgos de corrupción que, de acuerdo con el IMOC, en esta situación extraordinaria es imposible.

Fuentes:

INSTITUTO MEXICANO PARA LA COMPETITIVIDAD A.C. (2020).
¿Compras de emergencia o compras de pánico?.