Coronavirus: 12 aspectos en los que cambiarán radicalmente nuestras vidas.

Citando a Emma Simpson de la BBC, “Las cuarentenas, y sus consecuencias, acelerarán los enormes cambios estructurales que ya estaban en curso. Ahora se trata de la supervivencia del más apto”. Los comercios que mantengan únicamente estrategias de comercio “tradicionales” quizá desaparezcan debido a que la adopción del cliente por plataformas digitales como redes sociales y el e-commerce, negocios como la moda, accesorios, entre otros, deberán ser más creativos y adoptar modelos de negocio que les permitan sobrevivir.

Para muchos tipos de empresas, irán desapareciendo los numerosos complejos de oficinas, lo que puede abatir, además de los costos de operación, los tiempos de traslado y por ende el tráfico vehicular y la contaminación ambiental por este concepto. El trabajo remoto se volvió una opción real que los empleados pedirán a las empresas que se mantenga cuando podamos salir.  Hoy se habla del “privilegio de guardar la cuarentena”, pero en poco tiempo estaremos hablando del “privilegio del exterior”, que lo tendrán quienes puedan salir. Las marcas más valiosas serán las que ocupen un espacio urbano y hagan algo relevante con él. Las cadenas de suministro serán más cortas, más resistentes y posiblemente más locales, lo que tiene sus ventajas y desventajas. Es justo la transformación digital la que hará posible la colaboración, y que no sea muy necesario tener una oficina física.

El “derecho al exterior” hará que los precios del transporte, particularmente el aéreo, suban de precio al haber menos espacios para pasajeros, mayores restricciones de destinos y fuertes medidas sanitarias, para el personal de tierra, aire y pasajeros, dispositivos que potencialmente asustarán a los viajeros. Otra problemática en esta transformación digital es que tampoco será necesario viajar para tener una reunión, si se puede resolver con eficiencia a través de una junta virtual. Habrá otros métodos de transporte local que puedan ponerse de moda como las motocicletas, los patines eléctricos, las bicicletas, etc. Aunque el auto será el método favorito de viaje.

Previo a la pandemia de la COVID-19, el entrenamiento y la capacitación virtual no eran las opciones favoritas de las personas. De acuerdo con información proporcionada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el 90% de la población infantil está en casa, pero muchos niños no tienen acceso a la tecnología para continuar su educación; la “pobreza digital” es un freno para la educación y una fuerte preocupación para los padres.

Las Universidades también pasarán por este trance. Muchas universidades cuentan con el prestigio de estudiar en sus campus, pero ahora, el incremento en la demanda de cursos en línea podría llevar a un desinterés creciente por acudir físicamente a las instalaciones universitarias, y probablemente a un menor costo.

Los niveles de contaminantes han caído durante el período de confinamiento, lo que ha conducido a que algunos lugares hayan recuperado (al menos parcialmente) su biología y botánica. El auge de esta transformación digital ha permitido una depuración ambiental notable, debida principalmente a la poca emisión de carbono, el que se recuperará en la medida en la que podamos regresar a las actividades laborales en oficinas. Una opción para mantener los niveles bajos de carbón son las políticas de energía verde y sostenibles.

Para mucha gente, los deportes representan un modo de vida con los que llevar el sustento a sus familias, y una fuente importante de empleos directos o indirectos. Para otros, los deportes son de manera metafórica su vida. Para quienes se dedican al deporte en equipo en general, y de contacto en particular, el regreso va a ser algo más que una odisea. Por el momento reciben cortes salariales, y realizan entrenamientos de mantenimiento aislados.

La pregunta es ¿cómo solventar esta problemática para reanudar los partidos, las olimpiadas y las temporadas de juego realizadas a puerta cerrada, o con un tercio de los asistentes regulares. Esto ha propiciado que ahora la afición voltee a un nuevo tipo de deporte, el e-sport.

Al igual que los deportes, esta industria tiene a su cargo más trabajos indirectos que directos, los que se están viendo afectados por el confinamiento.

Esta es una industria creativa que ha puesto a disposición de la gente sus espectáculos vía internet, muchos gratuitos y algunos de pago, pero la situación sigue afectando a un gran número de personas que de manera indirecta vivían de estos espectáculos, como los cines y los teatros.

La gente está encontrando cada vez más opciones de diversión, lo que pone en un estado de mayor competencia a los artistas, espectáculos y centros de entretenimiento.

La humanidad casi siempre ha demostrado que cuando es necesario unirse, lo hace. Hacemos campañas de solidaridad y nacen organizaciones civiles para brindar ayuda a quienes lo necesiten. La cuestión es, si al final del confinamiento y con el temor a que nuestras normas de comportamiento hayan quedado afectadas por la angustia y la adversidad, regresaremos más egoístas y menos unidos.

Las dificultades económicas pondrán presión a los vínculos sociales, y esa es la verdadera prueba para esta generación, la pregunta no es “¿podremos mantener nuestro genio durante el confinamiento?”, sino “¿podremos calladamente reparar el tejido social en tiempos difíciles?”

En palabras del director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Europa, el Dr. Hans Kluge: “Esta pandemia ha centrado el foco de atención en los ignorados y subvalorados recovecos de nuestra sociedad”. Al menos en el Reino Unido, las personas que trabajan en las casas de retiro han expresado que desde el inicio de la pandemia y del confinamiento, se han sentido olvidados. ¿Será que de regreso a la nueva normalidad olvidemos estos sectores desprotegidos?

Esta pandemia ha dejado claras las prioridades comerciales de muchos países, así como sus estrategias comerciales. Antes de la pandemia, las cadenas de suministro y valor internacionales traían muchas ventajas comerciales, pero debido a la pandemia de la COVID-19 esto está cambiando.

Ahora en las prioridades comerciales, muchos países buscarán producir en su territorio o en algún país cercano. Como ejemplo, la industria Farmacéutica en los Estados Unidos está implementando programas de desarrollo tecnológico para traer de regreso a su país medicamentos clave, los que consideran un tema de seguridad nacional.

Otros países como Vietnam, Bangladesh y Etiopía estarán haciendo grandes esfuerzos para atraer clientes extranjeros que quieran producir en sus países.

Un problema siempre lleva a replantear las prioridades, pero esta pandemia ha logrado algo más que eso. Si bien es cierto que ha generado unidad, también ha puesto mucha tensión internacional, particularmente entre los EE. UU. y China, naciones que frecuentemente se señalan con acusaciones más agudas y el cierre de sus fronteras.

Una constante frase de acusación es el “problema Chino”, que por un lado es la fuente del virus, pero también quien produce el equipo para combatirlo. Ya podemos ver las prioridades de las naciones, que en este caso no estará en la cantidad de armamento que puedan tener, si no en la cantidad de insumos de salud que puedan producir para controlar, y en el mejor de los casos erradicar la pandemia.