Por momentos pareciera que la única prioridad sanitaria global vigente es la de combatir la epidemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19; y aunque no cabe duda alguna sobre el inconmensurable impacto económico, político y social que ocasionará el creciente número de personas contagiadas y fallecidas en más de 190 países, áreas o territorios; la gravísima afectación al comercio mundial y las cadenas de distribución; el cierre temporal de múltiples espacios comerciales, lúdicos y educativos; la enorme cantidad de puestos de trabajo que están en riesgo de perderse; la cancelación de eventos masivos, y los millones de personas en riesgo mortal incrementado, ya sea por tener enfermedades pre-existentes, o por estar ubicadas en los segmentos poblacionales de pobreza o pobreza extrema, la humanidad tiene aún muchos otros temas de salud por atender.
Entre ellos, destaca la tuberculosis, cuyo Día Mundial se celebró el pasado 24 de marzo, bajo el lema: «Es hora de actuar. Pon fin a la tuberculosis”, frase con la que se busca impulsar la erradicación de este terrible padecimiento, considerado como la enfermedad infecciosa con mayor prevalencia en el mundo; y que según las estimaciones (incluyendo su forma latente, en la que no se presentan síntomas) afecta al 33% de la población mundial; posicionándola como la primera causa de muerte mundial por una enfermedad infecciosa, y la segunda causa de fallecimientos a nivel global, la que tan solo en 2018 se cobró la vida de 1.5 millones de personas, de las que 251,000 también padecían VIH.
La tuberculosis (TB) es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria (Mycobacterium tuberculosis), la que afecta principalmente a los pulmones, pero puede propagarse a otros órganos. Se transmite de persona a persona a través de las gotitas de aerosol suspendidas en el aire expulsadas por las personas que tienen la forma activa de esta afección pulmonar. La infección por M. tuberculosis suele ser asintomática en personas sanas, dado que su sistema inmunitario forma una barrera alrededor de la bacteria. Los síntomas de la tuberculosis pulmonar activa son tos, a veces con esputo que puede ser sanguinolento, dolor torácico, debilidad, pérdida de peso, fiebre y sudoración nocturna. La tuberculosis se puede tratar mediante la administración de antibióticos durante seis meses.
Lo más lamentable es saber que a pesar de que esta enfermedad podría ser prevenida mayoritariamente con la aplicación de la vacuna BCG (Bacillus de Calmette y Guérin), y además curable, más de 4000 personas pierden la vida diariamente por esta causa y cerca de 30,000 adquieren la infección.
Vale la pena dejar constancia que la Estrategia para el FIN de la Tuberculosis, desarrollada en 2014, alineada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), tiene como principal objetivo poner fin a la epidemia mundial de tuberculosis. La estrategia plantea la reducción del 95% de las muertes por esta causa y la reducción del 90% de nuevos casos entre 2015 y 2035, evitando que ninguna familia enfrente costos catastróficos debidos al padecimiento.
Las acciones mundiales para combatir la TB han salvado aproximadamente 58 millones de vidas desde el año 2000, lo que demuestra la importancia del trabajo concertado.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.
Fuentes
Organización panamericana de la Salud.
Organización Mundial de la Salud. Tuberculosis.
Organización panamericana de la Salud.
Organización Mundial de la Salud. 24 de marzo 2020: Día mundial de la tuberculosis.
Organización Mundial de la Salud.
World Tuberculosis Day 2020. It’s time to End TB!
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Datos sobre la tuberculosis.