El pasado 1 de diciembre se celebró el Día Mundial del Sida 2019, bajo la consigna: Las comunidades marcan la diferencia.
ONUSIDA, organización internacional que lidera el esfuerzo mundial para tratar de poner fin en 2030 la amenaza que representa para la salud pública global la epidemia de sida, considera que la aportación de las diversas comunidades en la lucha contra este flagelo es esencial.
Desde que se declararon los primeros casos de VIH hace más de 35 años, 78 millones de personas han contraído el VIH y 35 millones han muerto por enfermedades relacionadas con el sida.
Entre las diversas comunidades que ONUSIDA considera estratégicas para fortalecer el combate contra la expansión de la enfermedad y la conquista de las metas planteadas, están las formadas por personas que viven con el VIH, diversos grupos de población clave, así como los constituidos por orientadores, trabajadores sanitarios comunitarios que dan asesoría y orientación de puerta en puerta, organizaciones de la sociedad civil y activistas populares; los que con su trabajo y profundo compromiso impulsan y soportan activamente la prestación de servicios, defienden los derechos humanos y apoyan a sus iguales, lo que en suma contribuye, amplía y fortalece la respuesta al sida desde diferentes puntos de vista, buscando garantizar que la respuesta continúe enfocada en las personas, y que nadie quede desamparado, relegado, ni discriminado.
“Las comunidades son el alma de una respuesta al sida efectiva y constituyen un importantísimo pilar en el que apoyarse”. ONUSIDA
Al respecto, Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, nos ofrece una visión muy precisa de la importancia de las comunidades en la lucha contra el SIDA, la que compartimos con ustedes: “Creo firmemente en las comunidades. Las comunidades son las que pueden hacer realidad el cambio. Las comunidades son nuestra mayor esperanza para erradicar el sida, porque son ellas quienes llevan luchando contra el VIH desde el principio. Mientras la epidemia causaba estragos en nuestros países, en nuestras ciudades y en nuestros pueblos, las mujeres formaban comunidades y se apoyaban para soportar juntas la carga del cuidado de sus familias».
Por ello, sabemos que las comunidades han demostrado su gran valía. No cabe debate alguno al respecto. Sin las comunidades, 24 millones de personas de todo el mundo hoy no tendrían acceso al tratamiento. Sin las comunidades lideradas por mujeres que viven y están afectadas por el VIH, no estaríamos hoy cerca de poner fin a las nuevas infecciones entre los niños, así como tampoco seríamos capaces ni de criar huérfanos ni de cuidar de los enfermos”.
“En este Día Mundial del Sida, ONUSIDA quiere elogiar y rendir homenaje a los logros que los activistas y las comunidades han cosechado en la lucha contra el VIH. Queremos recordar y honrar a todos los que se han ido quedando por el camino. Fueron ellos y ellas quienes desafiaron el silencio y acercaron a las comunidades los servicios que salvan vidas. Sin embargo, y por sólidas que resultan, las infinitas contribuciones realizadas por muchos grupos organizados no podrán reemplazar nunca la responsabilidad de los Gobiernos”.
Es prioritario impulsar acciones educativas que busquen la cultura de la prevención.
Es indispensable conseguir que nuestros jóvenes y adultos, hombres y mujeres, tengan una vida sana, elijan con la mayor certeza posible a sus parejas, practiquen relaciones sexuales seguras, si tienen una vida sexual activa se practiquen regularmente alguna prueba confiable de detección del VIH y, en el caso de quienes consumen drogas inyectadas, no compartan jeringas.
Frenar al VIH es posible, pero para ello se requiere detenerlo en su origen, evitando más contagios diarios.