Dos nuevos brotes de COVID-19 en China y Corea del Sur muestran lo complejo que será vencer a este patógeno.

La detección de nuevos contagios por COVID-19 en la provincia de Jilin y la ciudad de Wuhan, ambas en China, así como en la ciudad de Seúl, Corea del Sur, mientras que, las autoridades de ambas naciones están aplicando un cuidadoso proceso para volver progresivamente a la nueva normalidad, han confirmado a las autoridades sanitarias de esos países, a la comunidad científica global y a los habitantes del mundo, lo aseverado por múltiples investigadores en el área de la salud: “la humanidad no estará a salvo hasta que dispongamos de una vacuna segura y efectiva contra el SARS-CoV-2, y haya sido aplicada, cuando menos, al 70% de la población mundial”.

Las autoridades sanitarias chinas habían declarado dos semanas atrás a Wuhan, identificada como el epicentro de la pandemia, oficialmente libre de COVID-19, y Corea del Sur, una de las naciones considerada como ejemplo patente de la correcta gestión de la crisis sanitaria, han visto colarse por debajo de sus estrictas medidas de control y seguridad a un virus que no deja de sorprender a los médicos, y a los investigadores que escrutan los secretos de éste virus, de las que 12 letras adicionales insertadas en su genoma, parecen ser las responsables de su alta capacidad de contagio y virulencia, lo que le permite acceder e infectar a un mayor número de células que a otros virus respiratorios.

“Creemos que esta inserción (de las 12 letras) permite que el virus entre en una mayor variedad de células. Esto, probablemente, favorece la diseminación del virus en los pacientes infectados y, por lo tanto, probablemente es clave para el desarrollo de la enfermedad”. Etienne Decroly, virólogo de la Universidad de Aix-Marsella.

La rápida capacidad de respuesta sanitaria de estas dos naciones nos permite valorar la importancia de una vigilancia epidemiológica estrecha y puntual de la población; la solidez, amplitud y calidad de información en salud, no basada en suposiciones ni modelos matemáticos auxiliares, si no en la realización de cientos de miles de pruebas de diagnóstico precisas oportunas; así como el regreso al seguimiento y vigilancia caso por caso, como en la Fase 1, lo que en su conjunto permite tomar decisiones rápidas y  acertadas.