En México se realiza un protocolo de investigación con el fármaco.
El pasado 4 de mayo la U.S. Food & Drug Administration (FDA), otorgó al laboratorio Gilead Sciences, Inc., una autorización temporal para el uso del antiviral remdesivir en el territorio de los EE. UU., como terapia farmacológica para los pacientes en estado crítico por la COVID-19, atendiendo a la situación de emergencia generada por la pandemia del SARS-CoV-2.
Cuatro días después de esa fecha, el 8 de mayo, y siguiendo los pasos dados por la FDA, Katsunobu Kato, Ministro de Salud Trabajo y Bienestar Social de Japón, aprobó también el uso del remdesivir en ese país, aunque se ha advertido que él mismo puede ocasionar fallo renal y algunos otros efectos secundarios.
“Remdesivir disminuye el tiempo de recuperación de 15 días a 11 días, lo que no es ciertamente apabullante. No es una cura milagrosa, pero cuatro días menos de enfermedad es significativo para los pacientes y si se traduce en estadías hospitalarias más cortas, marcaría una gran diferencia en términos de qué tan bien, nuestro sistema de atención médica, puede lidiar con COVID- 19”. Patrick Jackson, profesor asistente en la División de Enfermedades Infecciosas y Salud Internacional de la Universidad de Virginia, EE. UU.
La capacidad del remdesivir para combatir la infección COVID-19 ocasionada por el SARS-CoV-2 es un tema que ha originado múltiples y acaloradas discusiones en los foros científicos, en los que se destaca la limitada información sobre el desempeño real del fármaco, el que aún se encuentra en etapa experimental para su uso en otras infecciones virales como la del Ébola.
El mecanismo de acción de remdesivir inhibe la ARN polimerasa (conjunto de enzimas [proteínas] capaces de emplear los ribonucleótidos para sintetizar ARN a partir de una secuencia de ADN que sirve como patrón o molde) viral, evitando que el virus se multiplique por la replicación en las células infectadas.
Al respecto, Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores, informó que se ha mantenido contacto con los representantes del laboratorio Gilead en los EE. UU., para incluir a México entre las naciones que tendrán prioridad de acceso al fármaco, buscando que sea el Instituto Nacional de Nutrición, quien asuma el protocolo de investigación en representación de la Secretaría de Salud.