Uno de los temas que hacen más compleja la lucha contra la pandemia provocada por el SARS-CoV-2, son las muchas preguntas para las que los investigadores aún no tienen respuestas, tratamientos específicos, ni una vacuna.

Mientras algunos países parecen haber superado la etapa más crítica de la pandemia, y tratan de regresar a una normalidad limitada y progresiva, hay otros que están entrando o inmersos en las fases 2 y 3, lo que por el momento hace impensable la eliminación de nuevos brotes epidémicos a nivel global.

La aparición de un nuevo brote en la en la ciudad de Harbin, localizada al noreste de China y con una población de 10 millones de habitantes (un millón menos que Wuhan), pone en evidencia lo complejo que será tratar de regresar paulatinamente a la normalidad, si no se alcanza una sólida recuperación a nivel global que evite el resurgimiento de la enfermedad.

Es por ello que adquieren relevancia los resultados de un estudio publicado el pasado 14 de abril en la revista Science, con el título: “Projecting the transmission dynamics of SARS-CoV-2 through the postpandemic period”, realizado por un equipo multidisciplinario de investigadores de los departamentos de Epidemiología, Inmunología y Enfermedades Infecciosas de Harvard de la Facultad de Salud Pública de Boston, EE. UU.

Los responsables concluyen que tomando en consideración los datos disponibles sobre el comportamiento, transmisión, virulencia y letalidad de la COVID-19 además de su proyección a futuro, y hasta no contar con tratamientos específicos para la atención de los pacientes afectados por la infección; el fortalecimiento y ampliación de las capacidades de atención crítica; así como el desarrollo, producción, distribución global e inoculación masiva (al menos al 70% de la población) de la vacuna contra el SARS-CoV-2, las autoridades sanitarias locales y globales tendrán que permanecer en alerta permanente, pudiendo llegar a ser necesario el mantenimiento del distanciamiento físico prolongado o intermitente hasta el año 2022, lo que propiciaría la adquisición de la inmunidad colectiva.

Por otra parte, los investigadores reafirman la necesidad urgente de estudios serológicos longitudinales para determinar el alcance y la duración de la inmunidad al SARS-CoV-2, ya que incluso en el caso de una eliminación aparente, cabe la posibilidad de nuevos brotes hasta 2024.

La dinámica de transmisión pandémica y postpandémica del SARS-CoV-2 dependerá de diversos factores entre los que se incluyen el grado de variación estacional en la transmisión, la duración de la inmunidad y el grado de inmunidad cruzada entre el SARS-CoV-2 y otros coronavirus, así como la intensidad y el momento de las medidas de control.

El SARS-CoV-2 pertenece al género betacoronavirus, que incluye el coronavirus SARS-CoV-1, el coronavirus MERS y otros dos coronavirus humanos, HCoV-OC43 y HCoV-HKU1. Los coronavirus SARS-CoV-1 y MERS causan enfermedades graves con tasas de letalidad aproximadas de 9% y 36% respectivamente, pero la transmisión de ambos se ha mantenido limitada.

Aunque las investigaciones sobre el espectro de enfermedades causadas por el SARS-CoV-2 están en desarrollo, la evidencia disponible indica que la mayoría de las personas contagiadas experimentan síntomas leves y moderados, con una menor ocurrencia de infecciones graves en las vías respiratorias inferiores. Los datos disponibles muestran que las tasas actuales de letalidad de la COVID-19, oscilan entre el 0.6% y el 3.5%, lo que sugiere una gravedad menor que el SARS-CoV-1 y el MERS, pero mayor que otros tipos de coronavirus como el HCoV-OC43 y HCoV-HKU1.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

Science.
Projecting the transmission dynamics of SARS-CoV-2 through the postpandemic period.

El País.
China amplía las restricciones en sus nuevos focos de infección.