Poco tiempo después de haberse iniciado la pandemia provocada por el SARS-CoV-2, causante de la infección COVID-19, todos los grupos ambientalistas hicieron notar que si bien era cierto que las restricciones para el libre tránsito y el confinamiento voluntario habían ocasionado colateralmente una positiva disminución general de los niveles de contaminación ambiental, el reocupamiento de los hábitats abandonados temporalmente por las especies nativas, el inusitado incremento en el uso de productos de protección y profilaxis personal de un solo uso, como cubrebocas, guantes de látex, caretas y envases de geles sanitizantes, por mencionar solamente los más importantes, había creado casi de la noche a la mañana un nuevo tipo de contaminación que se suma a los ya existentes.
Es cierto que entre los diferentes tipos de cubrebocas se empezaron a fabricar una gran variedad de productos reutilizables, y caretas de múltiples usos, pero la arraigada y absurda costumbre de “usar y tirar”, le seguía pasando la cuenta a la naturaleza, y por supuesto a nosotros.
Es por ello que la noticia de que un grupo de ingenieros de la Universidad de Technion en Haifa, Israel, desarrolló un cubrebocas que además de ser reutilizable se sanitiza matando al posible virus presente en él a través de calor es un gran suceso.
El cubrebocas, cuya apariencia es similar a la mascarilla de protección persona N95 estándar con una válvula en la parte frontal, tiene una red interna de fibras de carbono que se calientan hasta 70 grados Celsius (158 grados Fahrenheit), utilizando un puerto USB que puede, entre otras fuentes de energía, conectarse al teléfono celular, temperatura más que suficientemente para destruir a los virus que pudieran encontrarse en ella, dejándola lista para un nuevo uso.
El tiempo de cada desinfección es de 30 minutos, durante los cuales el cubrebocas no puede utilizarse, y el proceso puede repetirse sin deterioro del producto varias decenas de veces, lo que permite no solamente abatir los costos financieros y medio ambientales de las de un solo uso, sino que se garantiza que estará libre de patógenos.