Afortunadamente, todos los seres vivos poseemos un arsenal autodefensivo denominado “sistema inmunológico”, gracias al que nuestro organismo es capaz de defenderse en contra de diferentes atacantes, los que pueden llegar del exterior o gestarse internamente.
Nuestro sistema inmunológico es de alguna manera uno de los principales responsables de que los seres humanos hayamos sobrevivido y evolucionado en la tierra, impidiendo (en muchas ocasiones) ser invadidos y exterminados por nuestros atacantes, entre los que destacan microbios, bacterias, virus, parásitos y células cancerosas.
Este maravilloso sistema, sin embargo, no lo puede todo y a veces es engañado o rebasado por nuestros agresores, atacando incluso a las células sanas de nuestro propio organismo, dando pie a las llamadas enfermedades autoinmunes, entre las que podemos mencionar el lupus eritematoso sistémico, la psoriasis, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple.
Atendiendo a la gran capacidad del sistema inmunológico para atacar a los invasores, muchos científicos han buscado la forma de estimularlo, para que alcance una mayor efectividad en contra de algunas enfermedades, en particular el cáncer.
En términos generales, podríamos decir que hasta hace poco tiempo los investigadores habían desarrollado distintas técnicas (aún en etapa de investigación) para incrementar la capacidad ofensiva del sistema inmunológico, aunque al activarlo de manera generalizada, se provocan una serie de efectos adversos indeseados.
Buscando activar con mayor especificidad al sistema inmunológico, o dicho de manera coloquial, “afinar su puntería”, un equipo de científicos, liderados por Ronald Levi, perteneciente a la División de Oncología del Departamento de Medicina de la Universidad de Stanford, en California, EE.UU., desarrollaron un procedimiento de activación puntual del sistema inmunológico, el que obtiene excelentes resultados sin provocar efectos secundarios.
“No creo que haya límites para los tipos de tumores que potencialmente podríamos tratar con esta técnica, siempre que haya sido infiltrado por el sistema inmunitario”. Dr. Ronald Levi
La técnica desarrollada por estos investigadores consiste en activar la acción focalizada del sistema inmunológico, inoculando directamente en alguno de los tumores cancerosos dos agentes disparadores, consistentes en unas pequeñísimas porciones de ADN y de un anticuerpo, los que tienen la capacidad de activar los linfocitos que se habían infiltrado en ellos.
De esta manera, la respuesta del sistema inmunológico es específica, atacando no solamente el tumor en el que habían sido introducidos, sino en otros del mismo tipo presentes en el organismo del receptor, técnica que probaron en 90 ratones de laboratorio, de los que 87 se curaron con la primera inoculación y los 3 restantes con la segunda.
Para demostrar la especificidad del tratamiento, los ratones utilizados tenían dos linfomas localizados en distintos lugares y un cáncer de colon. El tratamiento estaba dirigido a combatir a los linfomas, lo que fue un éxito, pero dejó intacto al cáncer de colon, para el que no se había realizado inoculación alguna.
“El efecto terapéutico en sitios distantes fue específico para los antígenos expresados por el tumor en el sitio inyectado, el que se reflejó con éxito en otras células tumorales presentes en el organismo. Este resultado no solo estableció la especificidad tumoral de la inmunización, sino que también demostró que era el efecto local de los agentes inyectados en el microambiente tumoral en lugar de su administración sistémica lo que desencadenaba la respuesta inmune antitumoral”.
El artículo que da cuenta sobre este importante hallazgo se publicó en la revista Science Translational Medicine el pasado 31 de enero, con el título “Eradication of spontaneous malignancy by local immunotherapy”.
El equipo de investigadores espera probar esta nueva técnica de activación del sistema inmunológico en contra del cáncer, aplicándola en 15 pacientes con linfoma de reciente estadio, los que serán incluidos en un ensayo clínico por realizarse.
Dr. Ronald Levi | División de Oncología del Departamento de Medicina de la Universidad de Stanford.
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«Si la prueba alcanza los resultados esperados, la técnica podría utilizarse para su uso en tumores sólidos, antes de que los mismos fueran extirpados, lo que prevendría la recurrencia debido a metástasis no identificadas o células cancerosas persistentes»