Hace tiempo, publicamos en códigoF un artículo sobre el riesgo potencial que podría acarrear el acceso (casi exclusivo) de las clases económicamente favorecidas a la edición genética, la que, gracias a su capacidad para corregir y modificar las estructuras génicas, desarrollaría a futuro una nueva elite.
En este artículo abordaremos otro tema de desigualdad en el acceso a la medicina, pero no teórico, si no científicamente demostrado.
El tema en cuestión es que, si bien es cierto que las terapias en contra de los diferentes tipos de cáncer han tenido importantes avances a nivel mundial, incrementando sustancialmente las posibilidades de sobrevida con calidad, los logros solamente llegan a los pacientes residentes en países de altos ingresos, lo que es lamentable y éticamente reprobable.
El estudio que demuestra esta aseveración (denominado Concord-3) es el de mayor calado a nivel mundial, e incluyó el análisis de los datos de 37.5 millones de pacientes de 71 países, investigación que fue liderada por la epidemióloga italiana Claudia Allemani.
El artículo se publicó el pasado 30 de enero en la revista The Lancet, con el título “Global surveillance of trends in cancer survival 2000–14 (CONCORD-3): analysis of individual records for 37 513 025 patients diagnosed with one of 18 cancers from 322 population-based registries in 71 countries”, y muestra el asimétrico acceso que tienen los habitantes de países de altos ingresos y bajos, a los beneficios alcanzados por las terapias más avanzadas contra el cáncer.
Para poner en contexto esta aseveración les proporcionamos algunos datos realmente significativos. Mientras que en los EE.UU. la supervivencia a los cinco años de un cáncer de mama es del 90%, en la India es apenas del 66%, en Finlandia, más del 95% de los niños diagnosticados con leucemia linfoblástica aguda siguen vivos a los cinco años, en Ecuador, solo el 49.8%.
Hablando de tumores cerebrales infantiles, la supervivencia es del 29% en Brasil, del 36% en México, del 41% en China, del 66% en España, del 78% en EE. UU. y del 80% en Suecia.
“Podemos utilizar el neologismo onco-plutocracia, creado por el profesor Richard Sullivan (oncólogo), para resumir la idea de que los pacientes ricos tienen un mejor pronóstico y que las diferencias en el resultado de un cáncer son cada vez mayores, como también lo son las diferencias en los ingresos económicos, tanto entre unos países y otros como entre unos ciudadanos y otros dentro del mismo país”
Claudia Allemani
Esto no quiere decir que todos los habitantes de un país de altos ingresos reciben la misma calidad de atención integral contra el cáncer, de ninguna manera. En los países de ingresos altos, también las clases sociales y las razas menos favorecidas están a la zaga en supervivencia. En los EE.UU., los pacientes de raza blanca alcanzan el 65% de supervivencia al cáncer de color, en comparación con los afroamericanos, que están un 9% debajo de los primeros.
Los resultados del Concord-3 ponen el dedo en la llaga de la desigualdad, la que afecta todas las esferas del desarrollo humano, y que hemos observado en otros temas.
Fuentes:
The Lancet. Global surveillance of trends in cancer survival 2000–14 (CONCORD-3): analysis of individual records for 37 513 025 patients diagnosed with one of 18 cancers from 322 population-based registries in 71 countries
Diario EL País. La supervivencia al cáncer aumenta en todo el planeta, pero sobre todo para los pacientes ricos. Manuel Ansede. 31 de enero 2018.