Hay ocasiones en las que una gran emergencia o evento catastrófico atrapan la atención de la población, ávida por conocer los detalles del impactante suceso.
Sin embargo, y cuando éste no se limita a una determinada zona geográfica, como ocurre con la epidemia prácticamente generalizada del nuevo coronavirus de Wuhan, causante de la infección COVID-19, la atención mundial se centra en ella, olvidando, o cuando menos perdiendo de vista, otra información de gran relevancia para la salud.
En el artículo “Asynchronous carbon sink saturation in African and Amazonian tropical forests” (Saturación asíncrona de sumidero de carbono en los bosques tropicales africanos y amazónicos), publicado el pasado 4 de marzo en la revista Nature, los investigadores principales, Wannes Hubau y Simon L. Lewis, concluyen que si bien es cierto que los científicos contaban con la capacidad fotosintética incrementada por el exceso de CO2 ambiental, para que los árboles de las grandes selvas y bosques, multiplicaran su ayuda natural liberando oxígeno y reteniendo carbono como biomasa (Biol. Materia total de los seres que viven en un lugar determinado, expresada en peso por unidad de área o de volumen), ésta ha llegado a su límite.
Es necesario acotar que algunos estudios realizados previamente habían demostrado que la polución había impulsado el crecimiento de los árboles y por ende su capacidad de fotosíntesis, y aunque evidentemente ésto no solucionaba el problema, ayudaba a ralentizarlo.
“Todos los modelos climáticos sugerían que las plantas continuarían tomando más CO2 durante varias décadas. La tasa de fotosíntesis es más rápida pero tiene un límite fisiológico y este límite lo estamos superando. En la selva amazónica se alcanzó hace 15 años y en la africana lo alcanzamos en 2012”. Aida Cuní, miembro de la Universidad de York, en el Reino Unido, y coautora del estudio.
Si al límite fisiológico de crecimiento y capacidad de fotosíntesis forestal que aluden los investigadores, añadimos la brutal tala y destrucción que han sufrido selvas y bosques por la acción depredadora humana y los meteoros, el panorama se torna aún más complejo, lo que a la postre repercute en la calidad y expectativa de vida de los seres humanos, generando fuertes presiones en los sistemas sanitarios.
Durante la década de los 90, las selvas tropicales retiraron de la atmósfera una cifra aproximada de 46,000 millones de toneladas de CO2, cifra que se redujo casi a la mitad (45%) durante la década pasada. En resumen, los bosques recogieron el 17% de las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono en los 90, las que ahora apenas llegan al 6%.
Las razones para ello son las siguientes. Si bien es cierto que la polución ambiental y el exceso de CO2 han acelerado el crecimiento de los árboles, y su capacidad para incorporar carbono como biomasa y liberar oxígeno, su rápido desarrollo modifica su ciclo vital, llevándolos a una muerte prematura, lo que provoca que se libere en la atmósfera el carbono contenido en su madera.
Paralelamente al problema que representa la disminución de la actividad fotosintética efectiva por la muerte acelerada de los árboles y su tala, los científicos concluyen que para la década del 2030, las principales selvas y bosques no solamente no ayudarán a retirar CO2 y liberar oxígeno, sino que paradójicamente se convertirán en fuentes productoras de carbono.
“Los bosques tropicales aún son sumideros (receptores) netos de carbono porque el efecto positivo del CO2 como fertilizante supera los efectos negativos de una temperatura en aumento y una menor precipitación. Sin embargo, esta capacidad se está reduciendo ya que el balance entre esos efectos estás cambiando”. Wannes Hubau, investigador del Museo Real de África Central, Bélgica y autor principal del estudio.
Las conclusiones del estudio no son absolutas, si consideramos que para llegar a ellas los investigadores tomaron una muestra amplia y significativa, pero no total de la población forestal del planeta. Sin embargo, no cabe duda que el cambio climático está provocando daños irreversibles para las condiciones de vida en nuestro planeta.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF
Fuente:
Nature.
Asynchronous carbon sink saturation in African and Amazonian tropical forests.
Hubau, W., Lewis, S.L., Phillips, O.L. et al. Asynchronous carbon sink saturation in African and Amazonian tropical forests. Nature 579, 80–87 (2020).