No cabe duda que a la par de los sentimientos de temor, incertidumbre y discriminación étnica ocasionados por la expansión geográfica y el número de personas infectadas por el coronavirus originado en Wuhan, China, los que en muchos casos son impulsadas por la ignorancia y las falsas creencias, el ámbito científico demuestra una vez más su enorme capacidad de liderazgo y vocación de servicio, compartiendo sin ambages su experiencia y los hallazgos y conocimientos alcanzados por diferentes equipos de investigadores en diversas partes del mundo sobre este virus, buscando conseguir, en el menor tiempo posible, la mejora de los procedimientos de diagnóstico y una vacuna capaz de detener su propagación.

Para poner en contexto la importancia del trabajo científico de investigación compartido, les comentamos que la revista Nature informó que en los últimos 20 días se han publicado y compartido más de 50 artículos científicos, de los que más de la mitad se encuentran disponibles en servidores abiertos, mientras son revisados para su posterior publicación en revistas académicas.

Otro dato que nos permite apreciar la magnitud de la colaboración conjunta del ámbito científico en la búsqueda del bien común, lo constituye el extraordinario acuerdo, gracias al que más de 70 organizaciones, entre las que se incluyen editoriales como Nature, Cell o The Lancet, e instituciones como la Academia de Ciencias Médicas británica o los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU., por mencionar solamente algunas, se comprometieron a hacer públicos todos sus trabajos sin esperar a que sean revisados para su publicación formal, permitiendo que además de la OMS, estén disponibles para cualquier persona interesada en ellos. Adicionalmente, las secuencias genéticas del coronavirus se encuentran disponibles para la comunidad internacional en tiempo real.

Hay destacar que este circulo de colaboración virtuoso fue la pieza clave años atrás para detener el avance del brote del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, Severe Acute Respiratory Syndrome) o los inicios de la gripe A.

Es cierto que el acceso ilimitado a artículos no revisados y sancionados previa publicación, siguiendo los estrictos protocolos establecidos para ello, podría acarrear algunos riesgos de imprecisión, pero los beneficios potenciales de esta apertura superan con creces las posibles contingencias.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF

Fuente:

El País.
El coronavirus empuja a la ciencia a compartir. Pablo Izquierdo. Madrid, 4 de febrero del 2020.