2020-2030 la “década de la acción”
Con el arribo del nuevo año, y en esta ocasión también con el de una flamante década, un equipo global interdisciplinario de expertos en el ámbito sanitario, convocados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), elaboró una lista de desafíos urgentes, los que en esta nota compartimos con ustedes.
Al respecto, es necesario destacar la reflexión más preocupante expresada por el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, en la que hace notar que aunque la salud pública es una elección política que debería ser prioritaria, muchos líderes deciden no invertir los recursos financieros indispensables para impulsar decididamente los sistemas de salud básicos, poniendo en riesgo vidas, medios de subsistencia y sistemas económicos.
“La salud es una inversión para el futuro. Los países invierten muchos recursos para proteger a sus ciudadanos de ataques terroristas, pero no para evitar el ataque de un virus, lo que podría ser potencialmente mucho más mortal y dañino económica y socialmente. Una pandemia podría poner de rodillas a economías y naciones, por lo que la seguridad sanitaria no puede ser asunto exclusivo de los ministerios de salud”.
Con la fecha límite cada vez más cercana para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), fijados para 2030, y los insuficientes avances e incluso retrocesos que el sistema sanitario global ha sufrido, la Asamblea General de las Naciones Unidas subrayó que los próximos diez años deben considerarse seriamente como la “década de la acción”, lo que requiere de manera indispensable, la participación activa, firme y decidida de los líderes de los sectores público y privado.
“Es necesario abogar por los fondos nacionales que permitan abordar las brechas presentes en los sistemas de salud y la infraestructura de salud, así como brindar apoyo a los países más vulnerables. Invertir ahora salvará vidas, y dinero a futuro. El costo de no hacer nada es uno que no podremos cubrir. Los gobiernos, las comunidades y las agencias internacionales deben trabajar juntos para lograr estos objetivos críticos. No hay atajos para un mundo más saludable. 2030 se acerca rápidamente y debemos responsabilizar a nuestros líderes por sus compromisos”. Dr Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
Compartimos con ustedes los retos para la próxima década, aclarando que no están ubicados por orden de importancia, ya que todos ellos son urgentes y en muchos casos correlacionados.
Priorizar el tema de la salud en el debate climático.
El desafío
La crisis climática es, sin lugar a dudas, también una crisis sanitaria. La polución aérea mata aproximadamente a 7 millones de personas al año, mientras que el cambio climático provoca eventos climáticos más extremos, exacerba la desnutrición y alimenta la propagación de enfermedades infecciosas como la malaria. Las mismas emisiones que causan el calentamiento global son responsables de más de una cuarta parte de las muertes por ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias crónicas.
Brindar salud en conflictos y crisis.
El desafío
En 2019, la mayoría de los brotes de enfermedades que exigieron el nivel de respuesta más alto de la OMS se produjeron en países inmersos en conflictos prolongados. Por otra parte, se observó la preocupante tendencia sostenida de elegir a los trabajadores de salud y las instalaciones de atención sanitaria como objetivos de ataque. Para poner en contexto la afirmación anterior, les informamos que el año pasado, la OMS registró 978 ataques contra la atención médica en 11 países, los que ocasionaron 193 muertes. Paralelamente, los conflictos están obligando a un número récord de personas a abandonar sus hogares, dejando a decenas de millones de seres humanos con poco o ningún acceso a la atención médica, a veces durante años.
Conseguir que la atención médica sea justa y equitativa
El desafío
Las brechas socioeconómicas crecen y persisten, ocasionando grandes discrepancias en la calidad de la salud de las personas. No solamente hay una diferencia de 18 años en la esperanza de vida entre los países ricos y pobres, sino también una marcada brecha dentro de los países e incluso dentro de las ciudades. Mientras tanto, el aumento global de las enfermedades no transmisibles, como el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes, alcanzan una carga desproporcionadamente grande en los países de bajos y medianos ingresos, amenazando con agotar rápidamente los recursos de los hogares más pobres.
Ampliar el acceso a los medicamentos
El desafío
Alrededor de un tercio de las personas del mundo carecen de acceso a medicamentos, vacunas, herramientas de diagnóstico y otros productos de salud esenciales. El limitado e incluso nulo acceso a productos de salud de calidad, amenaza la salud y la vida, lo que pone en peligro a los pacientes y aumenta la resistencia bacteriana a los medicamentos. Los fármacos y otros productos de salud, son el segundo gasto más grande para la mayoría de los sistemas de salud (después del personal sanitario) y el componente más importante del gasto privado en salud en los países de ingresos bajos y medianos.
Detener las enfermedades infecciosas
El desafío
Las enfermedades infecciosas como el VIH, la tuberculosis, la hepatitis viral, la malaria, las enfermedades tropicales desatendidas y las infecciones de transmisión sexual matarán a unos 4 millones de personas en 2020, la mayoría de ellas pobres. Mientras tanto, las enfermedades prevenibles por vacunación continúan causando muertes, como el sarampión, el que se cobró la cifra de 140,000 vidas en 2019, en su mayoría niños. Aunque la poliomielitis está cerca de ser erradicada, el año pasado se registraron 156 casos de poliovirus salvaje, la mayor cantidad desde 2014, lo que muestra la vulnerabilidad de los alcances sanitarios logrados.
Prepararse para enfrentar las epidemias
El desafío
Anualmente, se gastan muchos más recursos en responder a los brotes de las enfermedades, desastres naturales y otras emergencias de salud que en prepararse y prevenirlos. Es inevitable la llegada de una pandemia provocada por un nuevo virus altamente infeccioso de difusión aérea, muy probablemente por una cepa de influenza, contra la que la mayoría de las personas carece de inmunidad. No se trata de si otra pandemia atacará, lo que es un hecho, sino cuándo lo hará, propagándose rápidamente y amenazando millones de vidas. Mientras tanto, las enfermedades transmitidas por vectores como el dengue, la malaria, el zika, el chikungunya y la fiebre amarilla se extienden a medida que las poblaciones de mosquitos se trasladan a nuevas áreas, impulsados por el cambio climático.
Protegiendo a la población de productos dañinos
El desafío
La falta de alimentos, los alimentos inseguros y las dietas poco saludables son responsables de casi un tercio de la carga mundial actual de enfermedades. El hambre y la inseguridad alimentaria siguen afectando a millones, y la escasez de alimentos se utiliza perniciosamente como arma de guerra. Al mismo tiempo, y en la medida en la que las personas consumen alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar, grasas saturadas, grasas trans y sal, el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades relacionadas con la dieta aumentan a nivel mundial. Mientras tanto, el consumo de tabaco está disminuyendo en algunos casos, pero aumentando en la mayoría de los países, mientras se acumulan evidencias sobre los riesgos que representan los cigarrillos electrónicos para la salud.
Invirtiendo en el personal que cuida nuestra salud
El desafío
La baja inversión crónica en la educación y el empleo de los trabajadores de la salud, junto con la incapacidad de garantizarles un salario digno, ha llevado a la escasez creciente de trabajadores de la salud en todo el mundo, lo que pone en riesgo la correcta operación de los servicios de salud y asistencia social y su sostenibilidad. El mundo necesitará 18 millones de trabajadores de salud adicionales para 2030, principalmente en países de bajos y medianos ingresos, incluidos 9 millones de enfermeras y parteras.
Mantener seguros a los adolescentes
El desafío
Más de 1 millón de adolescentes de entre 10 y 19 años mueren cada año. Las principales causas de muerte en este grupo de edad son las lesiones en la carretera, el VIH, el suicidio, las infecciones de las vías respiratorias inferiores y la violencia interpersonal. El consumo nocivo de alcohol, tabaco y drogas, la falta de actividad física, el sexo sin protección, y la exposición previa al maltrato infantil aumentan el riesgo de muerte.
Ganar confianza pública
El desafío
La confianza determina e incrementa la posibilidad real de que los pacientes crean en los servicios sanitarios y sigan los consejos de los trabajadores de la salud, en temas como las vacunas, la toma de medicamentos o el uso de condones, entre otros asuntos esenciales. La salud pública está comprometida por la difusión sin control de información errónea en las redes sociales, así como por la creciente erosión de la confianza en las instituciones públicas. Por otra parte, el movimiento antivacunas es un factor significativo en el incremento de muertes por enfermedades prevenibles.
Sacar ventaja de las nuevas tecnologías
El desafío
Las nuevas tecnologías están revolucionando nuestra capacidad para prevenir, diagnosticar y tratar muchas enfermedades. La edición del genoma, la biología sintética y las tecnologías digitales de salud, como la inteligencia artificial, pueden resolver muchos problemas, pero también plantean nuevas preguntas y desafíos sobre su monitoreo y regulación. Sin una comprensión más profunda de las implicaciones éticas y sociales, estas nuevas tecnologías, las que incluyen la capacidad de crear nuevos organismos, podrían perjudicar a las personas a las que idealmente deben ayudar.
Proteger a los fármacos que nos brindan protección
El desafío
La resistencia antimicrobiana (RAM) amenaza con regresar la medicina moderna a décadas anteriores a la era pre-antibiótica, cuando incluso las cirugías de rutina eran altamente peligrosas por el riesgo de infección. El aumento de la RAM se debe a una miríada de factores que se han unido para crear una mezcla aterradora, entre los que destacan la prescripción y el uso no regulado ni racional de los antibióticos, la falta de acceso a medicamentos de calidad, y la carencia de agua limpia, saneamiento, higiene y la prevención y control de infecciones.
Mantener limpios los centros de atención médica
El desafío
Aproximadamente, uno de cada cuatro establecimientos sanitarios a nivel global carece de servicios básicos de agua. Las prestaciones de agua, saneamiento e higiene son elementos críticos para el correcto funcionamiento de los sistemas e instalaciones que prestan servicios de salud. La falta de estos elementos básicos conduce a una atención de baja calidad, e incrementa las probabilidades de que pacientes y trabajadores adquieran una infección. Esta preocupante situación se da en un contexto que incluye a miles de millones de personas en todo el mundo que viven en comunidades sin agua potable para beber o servicios de saneamiento adecuados, principales impulsores de enfermedades.