Según el documento de la OMS, la gestión adecuada de los residuos preservaría la eficacia de los antibióticos, y protegería los ecosistemas acuáticos, garantizando que las generaciones futuras tengan acceso a tratamientos seguros y efectivos.

La fabricación de antibióticos es uno de los grandes avances en la medicina moderna. Sin embargo, detrás de su producción se esconde una amenaza crítica para la salud global: la contaminación por residuos generados en su fabricación. Este tipo de polución, aunque menos visible que otros tipos de contaminación industrial, ha sido documentado en diversas partes del mundo, revelando la presencia de altos niveles de antibióticos en cuerpos de agua cercanos a fábricas, lo que contribuye significativamente al desarrollo de la resistencia a los antimicrobianos (RAM).

El problema: contaminación y resistencia a los antibióticos

La resistencia a los antimicrobianos es una de las principales amenazas para la salud mundial. Se estima que millones de muertes cada año están relacionadas con infecciones resistentes a los antibióticos. Uno de los factores que agravan esta crisis es la liberación incontrolada de antibióticos en el medio ambiente. Durante la producción de estos fármacos, los residuos que se generan, especialmente las aguas residuales y los desechos sólidos, pueden contener concentraciones peligrosas de antibióticos. Estas concentraciones generan una presión selectiva sobre las bacterias, favoreciendo la aparición de cepas resistentes que, eventualmente, pueden propagarse a nivel mundial.

Sin regulación ni información suficiente

A pesar de que los altos niveles de contaminación por antibióticos están documentados ampliamente, el problema sigue sin estar suficientemente regulado. Los criterios de garantía de calidad en la fabricación generalmente no abordan las emisiones ambientales, y la falta de regulación incrementa el riesgo de que la resistencia a los antimicrobianos se propague. Además, los consumidores tampoco reciben suficiente información sobre cómo desechar correctamente los antibióticos no utilizados, lo que agrava el problema de la contaminación.

La solución: una gestión responsable de los residuos

La Organización Mundial de la Salud (OMS), consciente de esta amenaza, ha publicado su primera guía para la gestión de aguas residuales y desechos sólidos en la fabricación de antibióticos. Esta directiva se presenta antes de una Reunión de Alto Nivel sobre la Resistencia a los Antimicrobianos, que se celebrará en la Asamblea General de las Naciones Unidas. La guía incluye objetivos de salud humana y de protección del ecosistema acuático, y se enfoca en garantizar que la liberación de antibióticos en el medio ambiente se controle eficazmente.

Según la OMS, es esencial implementar tecnologías avanzadas de tratamiento que aseguren la eliminación o reducción significativa de los antibióticos presentes en estos residuos. Para los residuos sólidos, por ejemplo, se recomienda la incineración o la eliminación en vertederos controlados, asegurando que los antibióticos no puedan filtrarse en el suelo o el agua subterránea.

Un marco conceptual sólido

La guía de la OMS introduce un marco conceptual basado en tres pilares fundamentales:

  1. Establecer objetivos claros de gestión: Definir concentraciones máximas permitidas de antibióticos en las aguas residuales y los desechos sólidos para prevenir el desarrollo de resistencia.
  2. Planes de gestión de riesgos en las fábricas: Las instalaciones de fabricación deben implementar planes de gestión de riesgos que incluyan auditorías internas para asegurar el cumplimiento de los objetivos establecidos.
  3. Auditorías externas e independientes: Los fabricantes deben involucrar a auditores independientes que revisen sus planes y verifiquen el rendimiento de las tecnologías de tratamiento.

Este enfoque garantiza que las fábricas cumplan con los estándares ambientales, a la vez que promueve la transparencia al hacer que los resultados estén disponibles para el público y los organismos reguladores.

La guía de la OMS, elaborada con la colaboración de un grupo diverso de expertos internacionales, es un paso importante en la lucha contra la resistencia a los antibióticos, no obstante, su éxito depende de la adopción e implementación efectiva por parte de los actores clave. Es fundamental que los gobiernos, reguladores, fabricantes y otros interesados colaboren para establecer políticas y prácticas más rigurosas. Como enfatizó la doctora Maria Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, «la transparencia capacitará a compradores, inversionistas y al público en general para tomar decisiones que consideren los esfuerzos de los fabricantes por controlar la contaminación por antibióticos». Solo a través de un esfuerzo coordinado podremos frenar la propagación de la resistencia a los antimicrobianos y asegurar que los antibióticos sigan siendo una herramienta eficaz en el futuro.

Fuentes:

Organización Mundial de la Salud. (2024).
Guidance on wastewater and solid waste management for manufacturing of antibiotics
. Organización Mundial de la Salud.

Organización de las Naciones Unidas. (2024, septiembre 3).
La OMS publica una nueva guía para frenar la contaminación por antibióticos. Noticias ONU.