En un nuevo estudio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), presentó el 16 de junio un análisis de indicadores clave para la salud de 33 países de Latinoamérica y el Caribe (LAC) desarrollado en conjunto con el Banco Mundial, con la intención de fomentar e incentivar la reflexión sobre la necesidad de invertir más y mejor en salud, para poder estar en condiciones de enfrentar de manera efectiva emergencias de salud pública como el COVID-19.

A lo largo de siete capítulos, los autores encontraron que el gasto en salud de la región LAC es apenas una cuarta parte del gasto promedio de la OCDE (1000 usd en 2017), además se tiene poca capacidad y recursos para enfrentar la pandemia de COVID-19, por ejemplo, 2.1 camas hospitalarias por 1 000 habitantes en contraste con los 4.7 de la OCDE.

La mayoría de los países de Latinoamérica y el Caribe tienen un sistema de salud fragmentado con subsistemas paralelos que tienen mecanismos múltiples y superpuestos de gobernanza, financiamiento y provisión de servicios, lo que dificulta dirigir los recursos hacia donde más se necesitan de manera eficiente.

Aunado a esto, se encuentra la presencia de múltiples factores de riesgo como la obesidad (8% en menores de 5 años, 28% de los adolescentes, 53% de los hombres adultos y 61% de las mujeres adultas); las enfermedades crónicas, las tasas de tabaquismo, el consumo de alcohol y otros, como el saneamiento básico rural y urbano.

Otro dato relevante es la inmadurez de los sistemas de información de salud; por ejemplo, en 22 países encontraron que, en promedio, no reportan 10% de todas las muertes en las bases públicas de datos de mortalidad. Además, 42% de los encuestados en 12 países de la región de LAC, consideraba que había problemas de corrupción en el sector salud, según el Barómetro Global de la Corrupción.

Estado de salud de México.

A través de dos comparativos, uno con cinco indicadores y otro con cinco determinantes de salud, se observa que nuestro país presenta mejores niveles que el promedio de los 33 países de la región de Latinoamérica y el Caribe, pero no así de los niveles de la OCDE (36 países).

La esperanza de vida al nacer de México es menor que la de la OCDE en 5.7 años para mujeres y en 5.2 años para hombres, de igual manera la supervivencia es menor en 4.5 años para mujeres y 5.3 para hombres.

Sin embargo, la tasa de mortalidad infantil (menores de 5 años) de nuestro país es casi tres veces la tasa de la OCDE, 13.4% por cada mil nacidos vivos.

Las reducciones de la esperanza de vida y de la supervivencia, se relacionan con ciertos factores o comportamientos. En nuestro país, el mayor impacto lo tienen las altas tasas de población con sobrepeso; por ejemplo, 45% de la población masculina en México tiene sobrepeso mientras que el promedio de la región de LAC es del 36% y de 41% de la OCDE. Así mismo, en mujeres, México tiene una tasa de obesidad de 43%, 11% más que el promedio de LAC y 17% más que el promedio de la OCDE.

En cuanto a cobertura y servicios, México tiene 1.4 camas por cada 1000 habitantes, cifra menor que la tasa de LAC y la OCDE. En cuanto a personal de enfermería, mientras que en la OCDE se tiene 8.8 por cada mil habitantes, en México se tiene 2.9; peor es aún la proporción de médicos psiquiatras, con una proporción de 0.2 por cada mil habitantes en tanto que en la OCDE se tienen 16.8 y en LAC 3.4.

El gasto en salud de México es de 1138 dólares per cápita, 72% menor que el promedio de la OCDE de 3994 dólares. Este bajo gasto en salud tiene una implicación directa en el alto gasto de bolsillo que desembolsamos los mexicanos, el cual representa 41% del gasto en salud.

Medicamentos genéricos en México.

Considerado como una oportunidad para aumentar la eficiencia del gasto en medicamentos, que tiene una gran importancia dentro del gasto en salud, la OCDE ofrece en este estudio una comparación de 7 países -incluido México- en el que estiman la proporción de medicamentos genéricos en el mercado minorista (privado), tanto en valores como un volumen.

Con la ayuda del estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) “Análisis comparativo de los precios de los medicamentos en América Latina” publicado en abril de este año, y en el que se utilizaron los datos de IMS Health -ahora IQVIA– se estima el 60% de los medicamentos consumidos en mercado privado de México son genéricos, mientras que el promedio de la OCDE es de 52%.

Cabe mencionar que, al considerar la proporción del volumen de genéricos en el mercado público que, de acuerdo con datos del Instituto Farmacéutico de México (INEFAM) es del 99%, se podría deducir que al menos, el 80% de los medicamentos consumidos en México son genéricos.

Finalmente, la participación de los medicamentos genéricos -en valores- en nuestro país es del 45% del valor del mercado privado (minorista), en tanto que en la OCDE representan el 25% del valor del mercado farmacéutico.

Fragmentación, malgasto y corrupción del sistema de salud.

La mayoría de los países de la región de Latinoamérica y el Caribe comparten como característica de sus sistemas de salud la fragmentación. En la mayoría conviven tres sectores:

  • Sector público. Administrados por el Ministerio de Salud y financiados por impuestos generales
  • Sector de seguridad social. Aseguradores públicos y / o privados financiados a través de contribuciones sociales y, en algunos casos, en parte por impuestos generales; y
  • Sector privado. Pagado por los usuarios, prepago o en efectivo.

Estas combinaciones segregan a población sin trabajo formal, dejando a una alta tasa de población sin cobertura efectiva de salud. Por ejemplo, nuestro país junto con Perú, tienen más del 40% de su población afiliada a las instituciones dependientes de la Secretaría / Ministerio de Salud (Seguro Popular y el Seguro Integral de Salud, respectivamente), junto con la población cubierta por el seguro social, un seguro privado o directamente por el Secretaría / Ministerio de Salud.

De acuerdo con la OCDE, esta fragmentación conduce a un malgasto, pues se ocasionan duplicidades o incompatibilidades en la administración y gestión de recursos y servicios, así como en las funciones de financiamiento de la salud. Para el caso de nuestro país, mencionan como ejemplo de fuentes de malgasto, debido a la fragmentación en la estructura de gobernanza de sistemas de salud, el tema de las compras públicas:

Otra fuente de malgasto tiene que ver con que tanto un sistema de salud es eficiente, es decir, que ofrezca una combinación óptima de atención curativa y atención preventiva. Lo ideal es apuntar a invertir más en atención preventiva, pues es altamente costo-efectiva, lo que reduciría los costos de atención a los pacientes cuando están enfermos.

Por ende, una proporción pequeña de gasto en prevención estará causando que los países en general pierdan oportunidades de capitalizar la inversión en esta función.

El gasto en prevención de los países de la OCDE con frecuencia cae entre 1% y 6%, mientras que en nuestro país es del 3%, aunque la mayor proporción (59.5%) es para la atención intrahospitalaria.

Finalmente, la corrupción es quizá el factor más grave dentro del malgasto de los sistemas de salud pues el dinero se desvía del sector salud a cualquier otro fin, afectando las inversiones requeridas en actividades de prevención o detección y afectando la calidad de los bienes y servicios adquiridos, como lamentablemente lo hemos visto en nuestro país.

En este sentido, de acuerdo con la información de Transparencia Internacional, el 42% de la población mexicana considera que el sector salud es corrupto o muy corrupto, misma proporción para la región de Latinoamérica y el Caribe, pero superior a la de los países de la OCDE (34%).

En esta materia, sugiere la OCDE desarrollar políticas para aumentar la transparencia y detectar violaciones de integridad en la prestación de servicios, a través de la implementación de sistemas de datos, campañas de revisión, sistema seguro de denuncias de la población de actos de corrupción, castigos justos, participación de ONGs, capacitación a los ciudadanos para que rindan cuentas a los gobiernos, entre otras. Destacan los esfuerzos que ha realizado el sector farmacéutico, al desarrollar códigos de conducta como iniciativas de autorregulación, y de los cuales México es pionero a través del Consejo de Ética y Transparencia de la Industria Farmacéutica (CETIFARMA).

Por: María de Carmen Velázquez Ramírez, Integrante del comité editorial de códigoF.

OCDE (17 junio 2020).
Panorama de la Salud: Latinoamérica y el Caribe 2020.