En el quehacer humano hay un principio que enuncia que “el espacio que alguien deja, es ocupado por otro”, lo que indefectiblemente ocurre.
Es por ello que la drástica –aunque previsible– decisión tomada por Donald Trump para cancelar la membresía que desde 1948 ostentaba su país como miembro fundador de la Organización Mundial de la Salud (OMS), argumentando que la entidad sanitaria internacional es ineficaz, tendenciosa, y no le retribuye a los EE. UU. el importante respaldo económico que su nación le venía otorgando, creará, además de un problema financiero, la oportunidad para que otra nación con el suficiente poderío económico y el interés de participar activamente en las actividades y las decisiones de la OMS, ocupe su lugar.
Diversos analistas políticos consideran que este vacío podría ser ocupado por la República Popular China, la que consideran que no desaprovechará la oportunidad para adquirir mayor injerencia en el orden mundial de la salud, y mejorar su imagen internacional en ese ámbito, cumpliendo con el principio que anotamos al principio de la nota.
Donald Trump aísla a los EE. UU. de la toma de decisiones sanitarias a nivel global, abandonando la OMS, el Acuerdo de París, el Green New Deal, entre otras acciones de profundo calado.
Sin embargo, las decisiones concretadas por Trump en el primer día de su mandato con la firma de las casi 8 decenas de órdenes ejecutivas que incluyen, entre otras, la salida del Acuerdo de París contra el cambio climático, la cancelación del Green New Deal, la amenaza latente de retirarse de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la prohibición para que los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por su siglas en inglés) tengan reuniones y viajes de trabajo, y no realicen comunicaciones, ni contrataciones de personal, así como los nombramientos de funcionarios clave en algunas entidades sanitarias de los EE. UU., como el de Robert F. Kennedy Jr., un reconocido político antivacunas, para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), auguran algunos serios tropezones para la salud a nivel global, pero también para los EE. UU., ya que olvidan que la cooperación internacional, y no el aislacionismo, es el motor que impulsa el crecimiento.
Hablando específicamente de la salida de los EE. UU., la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el 21 de enero pasado, una nota de prensa cautelosa, conciliadora y políticamente correcta, titulada: “Observaciones de la OMS sobre el anuncio de Estados Unidos de América de su intención de retirarse de la Organización”, de la cual reproducimos algunos fragmentos que consideramos importantes, aunque pueden leerla completa aquí.
“La OMS desempeña una función crucial en la protección de la salud y la seguridad de la población mundial, incluidos los estadounidenses, abordando las causas profundas de las enfermedades, construyendo sistemas de salud más sólidos y detectando y previniendo las emergencias de salud y respondiendo ante ellas, incluidos los brotes de enfermedades, a menudo en lugares peligrosos adonde otros no pueden ir.
Durante más de siete décadas, la OMS y los Estados Unidos de América han salvado innumerables vidas y han protegido a los estadounidenses y a todas las personas frente a las amenazas para la salud. Juntos acabamos con la viruela y juntos hemos conseguido que la poliomielitis esté al borde de la erradicación. Las instituciones estadounidenses han contribuido y se han beneficiado de su pertenencia a la OMS.
Esperamos que los Estados Unidos de América reconsideren su decisión, y deseamos entablar un diálogo constructivo para mantener la alianza entre los Estados Unidos de América y la OMS en beneficio de la salud y el bienestar de millones de personas de todo el mundo”.
Lo cierto es que las decisiones tomadas hasta el momento por el líder político de la nación más poderosa del mundo en los ámbitos de la salud, la economía, la política exterior, la política interior, la tecnología y la sociedad, impulsados y avalados por su peculiar gabinete, probablemente darán pie a una crisis de consecuencias todavía difíciles de dimensionar.
Es evidente que la solicitud de apoyo por 1 500 millones de dólares hecha por el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, al gobierno de los EE. UU., para hacer frente a 42 emergencias sanitarias que hay ahora en curso, entre ellas 17 crisis de grado 3, que son las de mayor gravedad y exigen el máximo nivel de respuesta, quedará desatendida y condenada al olvido, en perjuicio de las personas que necesitan urgentemente ayuda.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF
Fuentes:
Organización Mundial de la Salud. (21 de enero de 2025).
Observaciones de la OMS sobre el anuncio de Estados Unidos de América de su intención de retirarse de la Organización.
Science. (22 de enero del 2025).
Trump impone al NIH congelamientos «devastadores» de reuniones, viajes, comunicaciones y contrataciones.
El País. (21 de enero de 2025).
Macarena Vidal Liy. Empieza el nuevo orden mundial de Trump: adiós a los acuerdos internacionales, bienvenido el aislacionismo.
códigoF. (3 de enero de 2025).
Cobrará nuevos bríos la postura antivacunas en la presidencia de Donald Trump.
Organización Mundial de la Salud. (16 de enero de 2025).
En un llamamiento de emergencia sanitaria, la OMS solicita 1500 millones de dólares de los Estados Unidos para hacer frente a una crisis sanitaria mundial sin precedentes.
El Observador. (22 de enero de 2025).
Javier Milei analiza retirar a Argentina de la OMS y del Acuerdo de París, siguiendo los pasos de Donald Trump.