Durante tres meses, el cineasta norteamericano independiente Morgan Spurlock realizó un experimento, cuya realización, avances y resultados pusieron en peligro su salud e incluso su vida.
Spurlock desarrolló, dirigió y protagonizó el documental “Super size me” (Súper engórdame), estrenada en 2004, en el que registró durante treinta días la transformación física, metabólica y mental que se infirió así mismo, como resultado de una alimentación basada exclusivamente en el menú de la cadena de hamburguesas y comida rápida más grande del mundo.
Cuando inició el proyecto, Spurlock (33 años de edad al momento de la producción), quien estuvo monitoreado desde el inicio por un nutriologa, un gastroenterólogo, un médico general, un cardiólogo y un entrenador personal, era de complexión delgada y tenía un buen estado general de salud. Arrancó el proyecto con un peso de 84.1 kg y 1.88 mt de estatura. Después de treinta días, engordó 11.1 kg y su índice de masa corporal aumentó del 23.2% (el porcentaje de masa corporal sana se ubica entre el 19 y el 25%) al 36.2%, alcanzando la categoría de sobrepeso, aunque esto no es lo único en lo que se vio afectado. Spurlock sufrió cambios de humor, disfunción sexual y daño al hígado. Una vez concluida la investigación, el cineasta requirió cinco meses para perder el peso que había ganado, sufriendo daño hepático irreversible.
El objetivo que lo impulsó a realizar el documental fue denunciar el impacto negativo que tienen en nuestras vidas una dieta inadecuada y la falta de ejercicio, factores que han catapultado la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta a un enorme número de personas en todo el mundo, con el consiguiente deterioro de la salud y el desarrollo de diversas enfermedades crónicas.
Súper engórdame tuvo un rotundo éxito en taquillas. Con un presupuesto de producción moderado (65 mil dólares), alcanzó una recaudación en cines de 20 millones de dólares y la nominación a un Premio Oscar en la categoría de “mejor documental largo”, siendo derrotada por la cinta “Los niños del barrio rojo” dirigida por Ross Kauffman y Zana Briski.
Es fácil suponer que la película fue duramente criticada por la cadena de alimentos rápidos, pero la seriedad y el “rigor” de su realización pusieron en evidencia la falta de calidad nutricional y los daños colaterales causados por el consumo de esta popular comida.
El documental tiene una destacada calificación de 7.2 sobre diez en el portal especializado en cine IMDb y una excelente calificación del 93% en Rotten Tomatoes.