Aunque muchos cuestionan sus beneficios, el uso de estos sencillos objetos ayudaría a disminuir el número de contagios
Un nuevo y elaborado estudio recientemente publicado en la revista Physics of fluids, con el título “Universal trends in human cough airflows at large distances” demuestra una vez más, pero ahora con impresionante profundidad y detalle, la importante necesidad de utilizar algún tipo de cubrebocas o mascarillas para disminuir la posibilidad de contagio del SARS-CoV-2 a través de la emisión-aspiración de gotículas y aerosoles emitidos al toser o estornudar, circunstancias en las que el fluido faríngeo nasal es emitido con mayor fuerza.
Los científicos responsables de la investigación: Padmanabha Prasanna Simha, de la Organización de Investigación Espacial de la India, y Prasanna Simha Mohan Rao, del Instituto Sri Jayadeva de Ciencias e Investigación Cardiovasculares en Bangalore, Karnataka, India, implementaron un estudio para visualizar los campos de flujo de la tos en distintas circunstancias, utilizando el método schlieren, una técnica de visualización de flujo no intrusiva y altamente sensible, que permite visualizar directamente gradientes de densidad débiles, como los producidos por la tos, y que también se utiliza en campos como la aeronáutica o la balística.
“Las imágenes de Schlieren son una técnica de medición de flujo no intrusiva útil que no necesita fuentes de láser de alta potencia o sembradoras de flujo con las que puede resultar inconveniente trabajar. Estas técnicas visualizan directamente los gradientes de densidad en el flujo. Ya que la tos es relativamente más cálida que el medio ambiente, una configuración schlieren lo suficientemente sensible como para capturar las corrientes térmicas del calor corporal también puede visualizar adecuadamente el flujo de aire producido por la tos”.
Padmanabha Prasanna Simha y su colega Prasanna Simha Mohan Rao utilizaron imágenes schlieren de alta velocidad para evaluar la capacidad de contención de diferentes métodos para cubrirse la boca al toser, lo que les permitió determinar la velocidad de propagación y distancia, incluso cuando se tosía en la parte interna del codo, mientras los sujetos del estudio portaban diferentes tipos de mascarillas o cubrebocas.
“Incluso si una mascarilla no es capaz de filtrar todas las partículas, con ella sí podemos evitar que las nubes de estas partículas viajen muy lejos. Sin duda, es sustancialmente mejor que no llevar nada. En situaciones en las que no se dispone de mascarillas homologadas, cualquier máscara es mejor que ninguna para frenar la propagación de la infección”.
Los resultados muestran que sin cubrebocas, el flujo de aire de la tos es capaz de atravesar al menos 1.5 m – 3.0 m., más allá de la sana distancia fijada entre 1 y 2 m. Con un cubrebocas quirúrgico desechable la distancia se reduce hasta 0.5 m y 1.5 m y, como era de esperarse, los cubrebocas N95 ofrecen la mejor eficacia, limitando el alcance de dispersión horizontal del flujo generado por la tos entre 0.1 y 0.25 m.
Con respecto a toser en la parte interna del codo, también se observaron diferencias importantes cuando se tose sobre la piel o sobre una manga larga, ofreciendo esta última los mejores resultados.
Lo que es cierto, y esperamos que el estudio y esta nota sirvan para ello, es fortalecer la necesidad de utilizar algún tipo de cubrebocas, toser o estornudar en la parte interna del codo si se lleva manga larga, mantener una distancia de seguridad de entre 2 y 2.5 m, y evitar permanecer con otras personas en ambientes cerrados y mal ventilados.