Las arritmias cardiacas ocasionan la formación de trombos, potenciando el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) de graves consecuencias, pero el apego al tratamiento con anticoagulantes orales reduce hasta el 80% la ocurrencia de estos eventos
Si consideramos que, en nuestro país, las enfermedades cardiovasculares encabezan la lista de las cuatro primeras causas de muerte prematura, seguidas por la diabetes mellitus, las neoplasias malignas (mama, próstata y pulmón), y las enfermedades del hígado, en ese orden de importancia, es fácil llegar a la conclusión de que todos los especialistas abocados profesionalmente al cuidado de la salud, los cardiólogos, y las cardiólogas ocupan una posición relevante.
Lo interesante es saber que alrededor del 80% de las condiciones cardiovasculares que podrían acabar repentinamente con nuestra vida, o dejarnos incapacitados permanantemente, pueden ser controladas e incluso revertidas si hacemos cambios oportunos en nuestro estilo de vida.
Es probable que se pregunte si vale la pena acudir a una cita con el cardiólogo si no se tiene ningún síntoma que lo justifique (o existen, pero queremos ignorarlos), y la respuesta es sí.
En nuestro país, es común que prioricemos la medicina correctiva sobre la preventiva, lo que a menudo resulta, desgraciadamente, en intervenciones tardías. Sin embargo, cuando experimentamos dolores recurrentes en el pecho sin causa aparente, dificultades para respirar, un ritmo cardíaco inusualmente rápido o lento, o hinchazón frecuente en los tobillos y las piernas, hay que asumir que el cuerpo nos está avisando sobre algún riesgo cardiovascular que debemos atender a la mayor brevedad posible.
Entre las condiciones cardiovasculares de altísimo peligro destacan las arritmias cardiacas, que ocurren cuando los impulsos eléctricos que regulan los latidos del corazón son demasiado rápidos, irregulares o se generan en zonas del corazón que no son las habituales, lo cual impulsa la formación de trombos que potencialmente conducirán a un infarto cerebral, insuficiencia cardíaca, y otras complicaciones relacionadas con el músculo cardiaco, de consecuencias devastadoras.
“La incidencia del Accidente Cerebro Vascular (ACV) en México es de 90 casos por cada 100 mil habitantes. La prevalencia de discapacidad por infarto cerebral en individuos de 60 a 74 años es del 67%. Los principales factores de riesgo asociados a discapacidad son: la edad, la diabetes mellitus, e hipertensión arterial esencial”. National Library of Medicine
La buena noticia es que cuando un cardiólogo diagnostica de manera temprana una condición cardiovascular de peligro, la trata oportunamente, el paciente se mantiene fiel y se apega al tratamiento y al medicamento indicado por su médico sin cambiarlo unilateralmente, modifica positivamente sus hábitos de vida, manteniendo vigilada y controlada su presión arterial y sus niveles de colesterol teniendo un peso corporal adecuado, haciendo ejercicio de manera regular, no fumando cigarrillos (ni tradicionales, ni electrónicos), y se abstiene de consumir alcohol y comida y bebidas “chatarra”, la fibrilación cardiaca y otros riesgos cardiovasculares pueden ser evitados.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF
Fuentes:
INEGI. (8 de agosto de 2024).
Comunicado de prensa número 478/24 / ESTADÍSTICAS DE DEFUNCIONES REGISTRADAS (EDR) 2023 (preliminar).
National Library of Medicine. (diciembre de 2023).
Factores de riesgo para discapacidad en pacientes con accidente cerebrovascular en el noreste de México: estudio retrospectivo transversal.
Pfizer. (22 de julio de 2024).
5 claves para hacer frente a las arritmias cardiacas.