Los daños provocados por el hombre a la naturaleza, así como los crímenes ambientales que deterioran, a veces de manera irreparable, la biodiversidad –como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva, o el comercio ilegal de vida silvestre–, aceleran el ritmo de destrucción de nuestro hogar planetario
Mañana, 22 de abril, celebraremos el Día Internacional de la Tierra, o de la Madre Tierra, evento que se agenda desde el 2009, cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lo estableció como tal.
Sin demeritar de manera alguna a ninguna otra fecha conmemorativa, consideramos que el Día Internacional de la Madre Tierra es la efeméride más importante del calendario anual, ya que todo lo que nos beneficia y nos perjudica ocurre en este maravilloso planeta, al que hemos castigado y herido profundamente a lo largo del antropoceno, provocando la desaparición de más de 1 millón de especies que nunca volveremos a ver, con cientos de miles más están en peligro de extinción; la explotación irracional de sus recursos naturales; la brutal contaminación de tierra, aire y agua; la destrucción de los hábitats naturales de cientos de miles de especies, e involuntariamente, el desarrollo de enfermedades zoonóticas, entre otros daños más.
Atendiendo a la importancia de esta efeméride, conversamos en el podcast de códigoF que estrenamos hoy con la Ingeniera Agrónoma Rocío Reyes Pérez Jiménez sobre el tema; programa en el que, además de ofrecernos un panorama general sobre las acciones que diferentes sectores están emprendiendo para detener el deterioro ambiental, nos compartió un mensaje de esperanza. Los invitamos a escucharlo.
Consideramos que, más que valer la pena, es indispensable que revisemos nuestros hábitos de compra y consumo, detectemos las diferentes maneras en las que involuntariamente contribuimos al desperdicio y a la contaminación de nuestro planeta, y asumamos la responsabilidad de modificarlos de manera consciente y activa, para que nosotros, pero sobre todo las próximas generaciones, tengan la oportunidad de disfrutar de un hogar en recuperación, haciendo nuestra la frase del activista medioambiental estadounidense Denis Hayes: “Me siento más confiado que nunca de que el poder para salvar el planeta descansa en el consumidor individual”.
Cerramos esta nota con una de las extraordinarias reflexiones de la Doctora Jane Gooodall: «Todavía quedan muchas cosas en el mundo por las que merece la pena luchar. Muchas cosas bellas, mucha gente maravillosa luchando por revertir el daño causado, por ayudar a aliviar el sufrimiento. Y muchísima gente joven dedicada a hacer de este un mundo mejor. Todos están ‘conspirando’ para inspirarnos y darnos la esperanza de que aún no es demasiado tarde para cambiar las cosas, siempre y cuando cada uno hagamos nuestra parte».