En 2021, el accidente cerebrovascular fue la tercera causa más común de muerte, después de la cardiopatía isquémica y la COVID-19, y la cuarta causa más común de años de vida ajustados por discapacidad
Las cifras globales no mienten: el número de accidentes cerebrovasculares (ACV) va en aumento, ocasionando que 12 millones de seres humanos sufran una patología de este tipo, y más de 7 millones mueran anualmente por ella.
Para ampliar el contexto sobre el grave problema de salud que representan los accidentes cerebrovasculares, les comentamos que, de acuerdo con los resultados de un estudio publicado recientemente en la revista The Lancet Neurology, que forma parte del Global Burden of Diseases, Injuries, and Risk Factors Study (GBD), el accidente cerebrovascular fue la segunda causa principal de muerte y la tercera causa principal de AVAD entre las enfermedades no transmisibles en todo el mundo, y más del 80 % de los AVAD relacionados con el accidente cerebrovascular se produjeron en países de ingresos bajos y medios (PIBM).
De acuerdo con datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), en 2021 el ictus fue la séptima causa de muerte en la población en general en nuestro país, al ocasionar 37 mil 453 decesos, la mayoría en hombres mayores de 65 años.
Para desentrañar los factores de riesgo por los que se vienen incrementando progresivamente los ACV, un equipo de investigadores analizó la incidencia, prevalencia, muerte y años de vida ajustados por discapacidad (AVAD), y las tasas estandarizadas por edad por cada 100 mil personas al año relacionadas con accidente cerebrovascular general, accidente cerebrovascular isquémico, hemorragia intracerebral y hemorragia subaracnoidea, utilizando información de 204 países y territorios de 1990 a 2021.
Los investigadores aseguran que el 84 % de los AVAD relacionados con el accidente cerebrovascular son atribuibles a 23 factores de riesgo modificables, entre los que destacan:
- El sobrepeso y la obesidad, los altos niveles de colesterol de baja densidad, los triglicéridos en sangre, la diabetes, y la presión arterial elevada.
- Factores de riesgo ambientales, como el incremento global de la temperatura, y la exposición crónica a elevados niveles de contaminación aérea. Este último es más frecuente en los países de bajos y medianos ingresos, en comparación con los países desarrollados, en los que se utilizan tecnologías limpias.
- La baja calidad, el limitado alcance y los múltiples obstáculos para acceder oportunamente a los servicios médicos estatales, los pobres o inexistentes diagnósticos tempranos, la falta de medicamentos gratuitos y, en general, la falta de recursos públicos destinados al cuidado de la salud en los países de ingresos bajos y medios.
- El subdiagnóstico y el diagnóstico tardío de la diabetes y la hipertensión arterial, la falta de medicamentos otorgados gratuitamente por las instituciones sanitarias estatales para su atención, la resistencia al cambio de hábitos dañinos para la salud y el pobre apego de los pacientes a la terapéutica indicada por los profesionales de la salud.
- Las dietas de baja calidad, el tabaquismo, el consumo de alcohol y otras sustancias, la falta de actividad física adecuada y los altos niveles de estrés.
Como podrán ver, y salvo los niveles de contaminación aérea, el incremento global de la temperatura ambiental y la falta de calidad de las instituciones sanitarias estatales, hay otros factores de riesgo que podemos modificar personalmente, como tratar de mantener un peso adecuado, no consumir comida ni bebidas súper industrializadas (chatarra), no fumar ni consumir alcohol ni otras sustancias, realizar ejercicio de manera regular y apegarnos, sin excusa ni pretexto, a las indicaciones terapéuticas que nos indique nuestro médico.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF
Fuentes:
The Lancet. (Octubre de 2024).
Global, regional, and national burden of stroke and its risk factors, 1990–2021: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2021.
Secretaría de Salud. (29 de octubre de 2022).
En 2021, ictus o enfermedad vascular cerebral ocasionó más de 37 mil decesos en México.