“Centrarse en lo que se puede hacer para apoyar a los jóvenes, como mantener en lo posible una rutina, caminar al menos 10 minutos al día y fortalecer las relaciones familiares, es realmente importante en momentos de estrés”.

En diversas ocasiones anteriores hemos abordado los problemas relacionados con la salud mental derivados de las restricciones, incertidumbre, sentimientos de vacío, miedo, aislamiento, y pérdidas ocasionadas por la larga pandemia de COVID-19, las que en muchos casos se ceban con mayor crudeza en los adolescentes, quienes generalmente tienen menos recursos y experiencia para enfrentar con solvencia esta compleja situación.

“De acuerdo con los psicólogos, la capacidad para salir más o menos indemnes de esta situación dependerá del bagaje y los recursos prepandémicos con los que contábamos, entre los que destacan las exposiciones previas a la adversidad y la manera en la que enfrentamos las vulnerabilidades físicas y mentales preexistentes, así como el tener una red de seguridad y los apoyos económicos y sociales”. códigoF. ¿Cómo nos afectará esta crisis?

En este contexto, son altamente valiosas las conclusiones alcanzadas en el mayor estudio realizado a largo plazo sobre el desarrollo del cerebro y la salud infantil en los EE. UU., para cuya elaboración los investigadores analizaron los datos de una cohorte longitudinal de más de 3 mil participantes entre los 11 y 14 años de edad y sus familias, basándose en los datos obtenidos por el Estudio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente (ABCD).

El Estudio del Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente (ABCD, por sus siglas en inglés) es el estudio más grande a largo plazo acerca del desarrollo cerebral y la salud juvenil en los Estados Unidos. Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) han financiado a investigadores destacados en los campos de las neurociencias y el desarrollo adolescente para que lleven a cabo este ambicioso proyecto. El Consorcio de Investigación de ABCD consiste de un Centro de Coordinación, un Centro de Análisis de Datos e Informática y 21 centros de investigación en todo el país (véase el mapa), quienes invitarán a aproximadamente 11,878 niños/as entre las edades de 9 y 10 años a que participen en el estudio. Con la ayuda de tecnología avanzada, los científicos determinarán la forma en que las experiencias de la niñez (como los deportes, los videojuegos, las redes sociales, los hábitos de sueño poco saludables y el uso de tabaco) interactúan entre sí y con la biología cambiante de un niño para afectar el desarrollo cerebral y, finalmente, los desenlaces sociales, conductuales, académicos, de salud y de otro tipo”.

El estudio se publicó en el Journal of Adolescent Health, y para su realización recibió el apoyo del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), y otras entidades pertenecientes a los Institutos Nacionales de Salud de la misma nación.

Los investigadores también exploraron los predictores del estrés percibido, la ansiedad y los síntomas depresivos, descubriendo, por una parte, que las niñas tenían más probabilidades que los varones de experimentar angustia psicológica durante la pandemia, lo que en ambos sexos también se relaciona con diversos factores psicosociales, como la mala calidad de la dinámica familiar, el pasar más tiempo frente a la pantalla, y presenciar actos discriminatorios relacionados con la pandemia, elementos útiles para predecir la angustia en los jóvenes.

Al respecto, aseguran que aunque las consecuencias psiquiátricas acarreadas por las pandemias están bien documentadas, pocos estudios han establecido con detalle los recursos psicosociales aplicables para reducir los daños ocasionados en la salud mental de los adolescentes.

En el mismo contexto, la doctora Nora D. Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, comentó: “La adolescencia temprana es un momento en el que los jóvenes ya están experimentando cambios físicos, emocionales y sociales rápidos, y la pandemia de COVID-19 ha causado una gran interrupción en esta etapa sensible de la vida. El estudio nos ayuda a comprender cómo los factores modificables del estilo de vida afectan la salud mental y el bienestar de los adolescentes, y puede informar el desarrollo de intervenciones para proteger a los jóvenes durante un estrés importante en la vida. Esto es importante ahora, mientras continuamos lidiando con la pandemia, y también en futuras respuestas a crisis a nivel local o nacional”.

“Los adolescentes con mucho humor y reevaluación cognitiva pueden estar protegidos contra los correlatos de salud mental de la pandemia de COVID-19 y otros factores estresantes prolongados. Es importante destacar que se sabe que estos factores son modificables a través de intervenciones conductuales. Es necesario prestar atención a su eficacia en los estudios de prevención e intervención a medida que la pandemia continúa ejerciendo su impacto en las personas y la sociedad”. Predictors of Adolescent Resilience During the COVID-19 Pandemic: Cognitive Reappraisal and Humor. Journal of Adolescent Health.

Los investigadores utilizaron métodos de aprendizaje automático (machine learning) para determinar los patrones de afecto positivo, ansiedad, estrés y síntomas depresivos en las encuestas, los que posteriormente fueron analizados por un algoritmo que arrojó una clasificación general de variables jerarquizadas por importancia, útiles para predecir los resultados de salud mental de los jóvenes, clasificándolas en ocho dominios: demografía; comportamientos de afrontamiento (p. ej., tener una hora de comida regular); actividades físicas; relaciones; recursos (p. ej., no poder comprar alimentos), tiempo de pantalla, sueño (p. ej., trastornos del sueño previos a la pandemia) y otros (p. ej., problemas psicológicos previos a la pandemia).

“Ya estamos viendo las consecuencias de la pandemia de COVID-19 en el bienestar mental de las personas, y esto es solo el principio. A menos que nos comprometamos seriamente a aumentar la inversión en salud mental ahora mismo, las consecuencias sanitarias, sociales y económicas tendrán un gran alcance”. Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud.

La psicoterapeuta Daniela Martínez, comentó en una entrevista realizada por códigoF: “La dilatada y todavía indeterminada duración de la pandemia, los bruscos cambios en nuestros hábitos de trabajo y socialización, la pérdida o afectación de nuestros ingresos, el confinamiento forzado, y la prolongada e inusual exposición a la interacción extremadamente intensa con otras personas no necesariamente las más afines a nosotros, generan tensiones sumamente complejas. Las líneas de apoyo psicológico y de denuncia por abusos y maltrato están saturadas, sin que existan mecanismos realmente funcionales para ayudar a las personas a canalizar de la mejor manera sus miedos, desesperanza e incertidumbre”.

En términos amplios, ahora sabemos que de todos los predictores posibles, las variables de relación positiva, entre las que se incluye el que padres e hijos dialoguen sobre los planes para el próximo día, participen en actividades familiares, y las relacionadas con comportamientos saludables como la realización de actividades físicas, y dormir mejor y suficiente, se ubican entre los principales predictores de afecto positivo alto, protegiéndolos contra el estrés, la ansiedad y la depresión. Por el contrario, pasar más tiempo frente a la pantalla, así como presenciar escenas relacionadas con el racismo o la discriminación en relación con el coronavirus, surgieron como predictores importantes del afecto negativo.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

National Institutes of Health. (24 de enero del 2022). Social connectedness, sleep, and physical activity associated with better mental health among youth during the COVID-19 pandemic.

Adolescent Brain Cognitive Development. (s.f)
Acerca del Estudio. El cerebro adolescente. La ciencia de hoy. Un futuro más brillante.

Journal of Adolescent Health. (9 de agosto del 2021).
Predictors of Adolescent Resilience During the COVID-19 Pandemic: Cognitive Reappraisal and Humor.

códigoF. (7 de julio del 2020).
¿Cómo nos afectará esta crisis?

Organización Mundial de la Salud. (27 de agosto del 2020).
Día Mundial de la Salud Mental: una oportunidad para impulsar un aumento a gran escala de la inversión en salud mental.

códigoF. (12 de junio del 2020).
Los desórdenes mentales no están siendo atendidos en esta emergencia.