La situación financiera en la industria farmacéutica se complica especialmente debido a las deudas del desaparecido Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), generando incertidumbre sobre cómo estos compromisos serán manejados por el recién formado IMSS Bienestar.
A medida que se aproxima el final del sexenio actual, persisten desafíos significativos en torno a los adeudos acumulados por el Gobierno federal por la compra de medicamentos y material de curación. La extinción de Insabi y la transición hacia IMSS Bienestar han creado un escenario complejo para los proveedores y distribuidores de insumos médicos en México. Según fuentes de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma), hay una ruta definida para el pago de los adeudos, aunque se percibe reticencia y preocupación en la industria. Esto complica la disposición de las empresas para discutir abiertamente sus preocupaciones financieras.
Los distribuidores, que en gran medida han estado financiando los retrasos en los pagos, enfrentan presiones crecientes de las empresas productoras, especialmente de tamaño mediano y pequeño. Estas últimas, cada vez más afectadas por la falta de liquidez, se ven forzadas a reducir sus operaciones, lo que agudiza el problema del desabasto de medicamentos.
Un tema particularmente preocupante es la incertidumbre sobre si IMSS Bienestar asumirá los adeudos de Insabi. Se está negociando con la Secretaría de la Función Pública para esclarecer este punto, y la subsecretaria Thalía Lagunas, anteriormente oficial mayor de la Secretaría de Hacienda, lleva la batuta en estas discusiones.
Implicaciones para la Industria:
El caso de Insabi destaca como un ejemplo extraordinario de un organismo que, después de solo tres años de operación y por no haber dado resultados, fue extinguido, traspasando sus funciones al Órgano Público Descentralizado IMSS-Bienestar. La industria farmacéutica teme que el adeudo se transfiera a la próxima administración, lo que podría resultar en un reconocimiento incompleto o rechazado de la deuda. Con el término del sexenio en septiembre, es crucial para los interesados finiquitar estos asuntos.
En recientes reuniones, las asociaciones empresariales han trabajado arduamente para consolidar y clarificar las cifras de los adeudos, las cuales han aumentado de 12,933 millones de pesos a 13,643 millones de pesos. Sin embargo, discrepancias en los formatos presentados y el incremento en los montos han sido puntos de fricción con las autoridades, que sugieren un potencial para futuros conflictos legales y administrativos.
El panorama para el cierre de los adeudos de Insabi y la transición a IMSS-Bienestar es incierto, y requiere una gestión cuidadosa para evitar mayores complicaciones financieras y logísticas. La industria farmacéutica, mientras tanto, debe prepararse para una posible prolongación de estos problemas en el siguiente sexenio, lo que subraya la necesidad de estrategias más robustas y una colaboración efectiva entre el sector público y privado.