El pasado 24 de marzo se celebró el Día Mundial de la Tuberculosis, cuyos objetivos son los de generar una mayor consciencia sobre los terribles alcances sociales, económicos y sanitarios que provoca esta enfermedad, e impulsar su prevención, diagnóstico temprano y atención oportuna.
Vale la pena mencionar que la elección de esta fecha no es casual ya que el mismo día, pero de 1882, el bacteriólogo alemán, Robert Koch (Klausthal, 1843 – Baden-Baden, 1910) informó que había descubierto la bacteria que provoca la tuberculosis, conocimiento que impulsó enormemente su diagnóstico oportuno y tratamiento.
Koch se hizo famoso por descubrir el bacilo de la tuberculosis en 1882, presentando sus hallazgos el 24 de marzo de 1882, así como el bacilo del cólera en 1883 y por el desarrollo de los postulados de Koch. Este científico es considerado el fundador de la bacteriología. Recibió el Premio Nobel de Medicina en 1905.
Sin embargo, y a pesar de haber transcurrido 176 años del portentoso descubrimiento de Koch, la Tuberculosis continúa siendo la enfermedad infecciosa más letal a nivel global, por la que diariamente mueren 4 mil 500 personas, y alrededor de 30 mil contraen esta enfermedad, a pesar de ser prevenible y curable.
Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente; es decir, están infectadas por el bacilo pero aún no han enfermado, ni pueden transmitir la infección.
La tuberculosis (TB) es una infección bacteriana causada por el germen Mycobacterium tuberculosis. La bacteria suele atacar los pulmones, aunque también puede dañar otras partes del cuerpo. La tuberculosis se transmite de persona a persona a través del aire, cuando una persona enferma tose, estornuda o escupe, expulsando los bacilos tuberculosos al aire.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los esfuerzos mundiales en la lucha contra la Tuberculosis (TB) han salvado desde el año 2 mil, una cifra aproximada de 54 millones de vidas, abatiendo la tasa de mortalidad global de esta enfermedad un 42%. Sin embargo, y a fin de incrementar los avances contra este padecimiento, los Jefes de Estado se dieron cita en septiembre de 2018 en la primera Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la TB, comprometiéndose formalmente a incrementar las acciones para terminar con ella, atendiendo a estos principios:
Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen a lo largo de la vida un un 10% de riesgo de desarrollar la enfermedad, aunque el riesgo es exponencialmente mayor para las personas cuyo sistema inmunitario está dañado, como ocurre en casos de infección por el VIH, malnutrición o diabetes, o los que consumen tabaco.
- Aumentar el acceso a la prevención y el tratamiento.
- Establecer una rendición de cuentas oportuna, clara y precisa.
- Garantizar y sostener el financiamiento necesario, particularmente el destinado a la investigación.
- Acabar con el estigma y la discriminación contra las personas que padecen esta enfermedad.
- Promover una respuesta a la TB que sea equitativa, basada en los derechos y centrada en las personas.
Cuando la forma activa de la enfermedad se presenta, los síntomas, entre los que destacan: tos, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso, pueden ser leves durante meses, lo que ocasiona que los pacientes no busquen asesoría médica y por lo tanto obtengan un diagnóstico tardío, transmitiendo la enfermedad a otras personas. Para poner en contexto esto, les comentamos que a lo largo de un año, un enfermo tuberculoso puede llegar a infectar a 10 o 15 personas.
Por otra parte, la OMS puso en marcha una iniciativa conjunta («Find. Treat. All. #EndTB») con el Fondo Mundial y la Alianza Alto a la TB, para acelerar la respuesta en contra de la TB, garantizando el acceso a la atención, y lograr la anhelada Cobertura Sanitaria Universal.