El Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH / SIDA (ONUSIDA), diseño y lanzó un plan en 2015 para evitar que el SIDA continue siendo una amenaza para la salud pública, meta que idealmente debería alcanzarse a más tardar en el año 2030.
Para cumplir esta ambiciosa meta, los expertos de ONUSIDA diseñaron y pusieron en marcha el plan denominado “90-90-90”, el que en esencia consiste en que el 90% de las aproximadamente 37 millones de personas en el mundo que tiene VIH conozcan su estado; que el 90% de ellos inicien inmediatamente el tratamiento para contener el padecimiento y que el 90% de los pacientes tratados sigan medicándos y mantengan al virus controlado.
“Poner fin a la epidemia del SIDA es más que una obligación histórica para los 39 millones de personas que han muerto a causa de la enfermedad. También representa una oportunidad trascendental para sentar las bases de un mundo más saludable, más justo y equitativo para las generaciones futuras. Poner fin a la epidemia del SIDA inspirará iniciativas más amplias de salud y desarrollo a nivel mundial, demostrando lo que se puede lograr a través de la solidaridad mundial, la acción basada en la evidencia y las alianzas multisectoriales”. 90-90-90. An ambitious treatment target to help end the AIDS epidemic.
Sin embargo, y durante la Conferencia Internacional sobre el SIDA celebrada la tercera semana del pasado mes de julio, el director del Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH / SIDA (ONUSIDA) con sede en Ginebra (Suiza), Michel Sidibé, comentó: “el financiamiento necesario para frenar la propagación del VIH, mediante el tratamiento de todas las personas infectadas se ha estancado, y muchos países no han implementado (por diferentes motivos), programas de acción lo suficientemente agresivos. Tenemos una crisis de prevención, lo que impedirá cumplir el objetivo planteado».
“Hasta la fecha, pocos países han logrado el 90-90-90; en todo el mundo; 21.7 millones de personas están recibiendo tratamiento, cifra que está muy lejos del número requerido para cumplir con la meta 2030. Con 1.8 millones de nuevas infecciones el año pasado, es poco probable que el mundo reduzca las nuevas infecciones a 500,000 para 2020”. Michel Sidibé, director del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH / SIDA (ONUSIDA).
La imposibilidad de cumplir la meta fijada en el programa “90-90-90” no es por fallas en su planteamiento, si no por el insuficiente financiamiento nacional e internacional para combatir al VIH (20% inferior al índice de referencia 2020), y que al año pasado no hubo «nuevos compromisos significativos» de los donantes.
Estadísticas mundiales sobre el VIH de 2017
- (31.1 millones – 43.9 millones] 36.9 millones* de personas en todo el mundo vivían con VIH en 2017.
- (19.1 millones – 22.6 millones) 21.7 millones* de personas tenían acceso a terapia retroviral en 2017.
- (1.4 millones – 2.4 millones) 1.8 millones* de personas contrajeron la infección por el VIH en 2017.
- (670.000 – 1.3 millones) 940,000* personas fallecieron a causa de enfermedades directamente relacionadas con el sida en 2017.
- (59.9 millones – 100 millones) 77.3 millones* de personas se han contagiado de VIH desde que se inició la epidemia.
- (25.0 millones – 49.9 millones) 35.4 millones* de personas han fallecido a causa de enfermedades relacionadas con el sida desde el comienzo de la epidemia.
*En promedio
El estigma y la discriminación en contra de las personas afectadas por el VIH persiste como un fuerte obstáculo que inhibe la realización de las pruebas de diagnóstico y el acceso a los tratamientos terapéuticos necesarios, lo que sumado a los insuficientes esfuerzos para impulsar y consolidar las acciones tendientes a evitar nuevos contagios, como el uso de preservativos y la profilaxis previa a la exposición, la falta de compromisos y aportaciones financieras, se presentan, al menos en el corto plazo, como obstáculos infranqueables.
Por otra parte, y de acuerdo con las palabras de Chris Beyrer, epidemiólogo de la Facultad de salud pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland: “Los éxitos increíbles» en algunos países, muestran fehacientemente lo que se puede lograr con los recursos, el enfoque y las asociaciones necesarias».
Es peculiarmente interesante destacar que una comisión de 40 investigadores líderes en VIH / SIDA argumenta que parte del problema aparentemente reside, paradójicamente, en la misma campaña final contra el SIDA. En el número del 28 de julio de The Lancet, el grupo, copresidido por Beyrer, escribió: «el discurso prevaleciente sobre acabar con el SIDA ha generado una peligrosa complacencia y puede haber acelerado el debilitamiento de la determinación global de combatir el VIH». En particular, El informe destaca lo que llama un «énfasis abrumador en el tratamiento del VIH», el que ha llevado a la «falta crónica de fondos para la prevención del VIH».
Si se alcanzara la meta planteada en el programa “90-90-90”, el 73% de los adultos infectados tendría niveles indetectables de VIH en la sangre, lo que es muy importante, ya que la supresión total del VIH con medicamentos elimina virtualmente el riesgo de transmisión, lo que potencialmente frenaría la expansión del padecimiento.
Un ejemplo extraordinario de lo que se puede lograr cuando existe voluntad política y recursos suficientes lo constituye Namibia, una pequeña nación del sur de África, con una población de 2.3 millones de personas y una altísima prevalencia de VIH del 12%. Esta nación no solamente cumplió con los objetivos planteados en el programa “90-90-90”, si no que los superó de manera impactante. Las nuevas tasas de infección en los últimos 2 años se han reducido en un 40%.
“El programa “90-90-90” solamente funcionará si los países y los donantes enfrentan el enorme desafío de mantener a decenas de millones de personas en tratamiento de por vida. El SIDA no terminará verdaderamente hasta que haya una vacuna, dijo, pero mientras tanto la epidemia puede frenarse. La solidaridad internacional y el financiamiento serán determinantes en las próximas décadas. No nos engañemos a nosotros mismos «. Peter Piot, epidemiólogo y director de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.