¿Se siente permanentemente fatigado, tiene una notoria y persistente dificultad para concentrarse, avanzar o concluir satisfactoriamente proyectos o tareas laborales pendientes, sufre dolores físicos sin causa aparente, se siente frustrado y sumamente irritable? Es probable que esté padeciendo el síndrome de burnout.
El término síndrome de burnout, síndrome de desgaste profesional o desgaste vocacional, no nació con la pandemia, ya que su concepción se remonta a 1974, cuando el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger describió y estudió por primera ocasión esta condición, definiéndola como un padecimiento caracterizado por una respuesta prolongada de estrés ante factores de alta tensión emocional e interpersonal en el trabajo, aunque es necesario reconocer que las duras condiciones que estamos enfrentando lo acentúan.
“El síndrome de desgaste profesional también se conoce como síndrome de desgaste ocupacional (SDO), síndrome del trabajador desgastado, síndrome del trabajador consumido, síndrome de quemarse por el trabajo, síndrome de la cabeza quemada y, coloquialmente, como síndrome del profesional quemado, síndrome del quemado y síndrome del trabajador quemado. En francés, se le conoce como surmenage (estrés), pero es una construcción de la que se pueden desprender un sinnúmero de definiciones, por lo que es posible indicar la inexistencia de una única conceptualización, y que han incidido también en la aparición de diferentes modelos explicativos”.
Sin embargo, durante la pandemia, los niveles de estrés relacionados con el trabajo se han vuelto en muchos casos excesivos y sumamente peligrosos. No podemos dejar de reconocer la terrible y desgastante experiencia de vida y muerte que enfrentan diariamente los médicos y demás personal de salud, particularmente los que luchan cara a cara contra el COVID-19, y los que se han visto inevitablemente forzados a seguir acudiendo a sus trabajos, pero también entre quienes tienen la fortuna de poder realizar sus actividades profesionales cotidianas a distancia, y que han visto desdibujarse los límites del ámbito laboral y familiar, en perjuicio de su estabilidad emocional y finalmente física.
Más allá de las condiciones excepcionales que estamos viviendo, es interesante saber que el problema del estrés laboral y el burnout en México no es reciente, ya que como nación ocupamos el segundo lugar mundial en el número de horas trabajadas anualmente, y reducidos periodos vacacionales, lo que llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a calificarnos como la nación con mayor estrés laboral, superando a naciones como China y EE. UU.
Para soportar la anterior aseveración, les informamos que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), determinó que nuestro país ostenta el promedio más alto de horas anuales trabajadas por persona (únicamente por detrás de Colombia), en comparación con otros 38 países analizados. Mientras un trabajador alemán labora un total de 1366 horas anuales, un empleado mexicano trabaja la impresionante cifra de 2228 en el mismo periodo, lo que eventualmente lo llevará al agotamiento, la desmotivación y la baja productividad.
“Lo principal es un fuerte sentimiento de impotencia, dado que desde el momento de levantarse ya se siente cansado. El trabajo no tiene fin y, a pesar de que se hace todo para cumplir con los compromisos, el trabajo nunca se termina. La persona que lo padece se vuelve anhedónica (incapacidad para experimentar placer), es decir, que lo que anteriormente era motivo de alegría ahora no lo es; en otras palabras, pierde la capacidad de disfrutar. Aun cuando se tiene tiempo, se siente siempre estresado. A diferencia de lo que ocurría al principio, el trabajo ya no produce incentivos para la persona afectada con desgaste profesional. Visto por otras personas, aparenta sensibilidad, depresión e insatisfacción”. Wikipedia.
La posición de la OMS con respecto al síndrome de burnout.
En junio de 2018 la Organización Mundial de la Salud publicó la nueva Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-11), la que presentó en mayo del 2019 en la Asamblea Mundial de la Salud, y que entrará en vigor el 1 de enero de 2022.
En ella se incluye el desgaste profesional o burnout como un “fenómeno ocupacional” ubicado en el capítulo: “Factores que influyen en el estado de salud o en el contacto con servicios de salud” (que incluye motivos por los que las personas contactan con equipos de salud, pero que no están clasificados como enfermedades o afecciones médicas), definiéndolo como: “un síndrome conceptualizado como resultado de un estrés laboral crónico que no ha sido satisfactoriamente manejado”, en tres dimensiones: Sentimientos de baja energía o agotamiento; mayor distancia mental del trabajo, sentimientos de negativismo o cinismo; reducida eficacia profesional.
Los síntomas del síndrome del burnout se integran en cuatro grupos:
- Psicosomáticos: cefaleas, molestias gastrointestinales e insomnio, entre otros.
- Conductuales: problemas relacionales y ausentismo laboral, entre otros.
- Emocionales: distanciamiento afectivo, ansiedad y disminución del rendimiento laboral.
- Defensivos: negación de los síntomas anteriores y desplazamiento de los sentimientos hacia otros ámbitos.
¿Cómo tratar el burnout?
Entendiendo que el síndrome de burnout se ubica esencialmente en el ámbito laboral, la empresa deberá emprender cambios organizacionales que eviten el acoso laboral, reconozcan los logros de sus colaboradores, además de evitar las cargas y jornadas de trabajo excesivas.
A nivel individual, el tratamiento psicológico debe centrarse en los siguientes aspectos:
- Psicoeducación y autoconocimiento. Conocer el burnout y los factores que lo originan, así como las circunstancias que están detrás de cada caso.
- Aprender a afrontar el estrés, mediante técnicas de relajación y respiración, así como con terapia psicológica cognitivo-conductual.
- Ajustar las expectativas a la realidad.
- Mejorar la autoestima.
- Desarrollar y fortalecer la resiliencia y la asertividad.
- Desarrollar y adoptar hábitos saludables, como una alimentación sana, abandonar el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, y practicar ejercicio físico.
- En aquellos casos en los que el afectado padezca depresión y ansiedad, deberá buscar asesoría médica especializada y apegarse al tratamiento que el médico le prescriba.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.
Fuentes:
Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de México. (s.f.).
El Síndrome de “Burnout”: La despersonalización, el agotamiento emocional y la insatisfacción en el trabajo como problemas en el ejercicio de la medicina y el desarrollo profesional.
Wikipedia. (s.f.).
Síndrome de desgaste profesional.
Behavioral Science & Policy. (15 de febrero del 2017).
Workplace stressors & health outcomes: Health policy for the workplace. Joel Goh, Jeffrey Pfeffer, Stefanos A. Zenios, Sachin Rajpal. Brookings Institution Press.
Humanizando los Cuidados Intensivos. (30 de mayo del 2019).
Burnout según la OMS. Clasificando el sufrimiento.
CuídatePlus. (25 de noviembre del 2021).
Síndrome de Burnout.