Este año, el Día Mundial del Agua se centra en la preservación de los glaciares; estos sirven como reservorios naturales de agua dulce, liberan agua de deshielo que sustenta el suministro de agua potable, la agricultura, la industria, y los ecosistemas saludables, proporcionando beneficios esenciales, como la regulación del clima y la protección contra los peligros naturales.
Cada año que transcurre –de manera cada vez más acelerada, y todavía sin solución– somos testigos involuntarios, y generalmente mudos e inactivos, ante el cambio climático; la tala inmoderada que impulsa la erosión y la desertificación de importantes zonas antes pobladas de vegetación, la contaminación, y el rápido deshielo de los glaciares.
Todos estos cambios provocados a lo largo del tiempo por la actividad humana basada en el antropocentrismo, provocan temporadas de estiaje cada vez más largas, la merma e incluso la desaparición de lagos, lagunas y ríos, pero también multiplica la ocurrencia de diferentes meteoros de tremenda ferocidad, como huracanes, inundaciones, incendios, y depresiones aisladas en niveles altos (DANA), como la que ocurrió recientemente en Sevilla, España; estos acontecimientos se cobran vidas, y destruyen bienes materiales, llevando a la precariedad a cientos de miles de personas, además de promover, paralelamente, el desarrollo de enfermedades, la invasión de vectores de contagio a zonas geográficas en las que antes no existían, la amenaza de extinción o la franca desaparición de múltiples especies privadas de sus hábitats naturales, la incertidumbre de la agricultura de temporal, y la migración humana forzada.
Entre todas estas catástrofes, es necesario destacar la falta de agua en muchos lugares, o el exceso de ella en otros, ambos extremos perjudiciales, pero también la falta de acceso a este vital líquido, sobre todo en las zonas de bajos recursos, ya sea para su consumo o para el gozo de servicios sanitarios elementales.
Es por ello que cada 22 de marzo, desde 1993, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió que celebráramos el Día Mundial del Agua (dulce), fecha en la que este año destaca la inaplazable necesidad de preservar con celo a los glaciares, y evidentemente al agua contenida en ellos, mediante la implementación de prácticas sostenibles de gestión y monitoreo de los mismos, antes de que rebasemos la línea de no retorno.
Para entender la importancia que tienen los glaciares para la supervivencia de la vida en el planeta, les comentamos que los mismos contienen aproximadamente el 70 % del agua dulce de la Tierra.
“El cambio climático está acelerando el derretimiento de los glaciares, reduciendo la capa de nieve, aumentando el deshielo del permafrost y provocando precipitaciones más extremas y peligros naturales que resultan en caudales de agua más variables, erráticos e inciertos. Esto pone de relieve la urgencia de mejorar la gobernanza del agua en las montañas mediante la gestión integrada de las cuencas hidrográficas, la financiación y el desarrollo de conocimientos y capacidades, para satisfacer la creciente demanda mundial de agua”. UNESCO
Les compartimos algunos datos importantes sobre el agua
- 2.2 mil millones de personas en el 2022 no tenían acceso al agua potable gestionada de forma segura.
- En el año 2022, 3.5 mil millones de personas en todo el mundo no tenían acceso a servicios de saneamiento gestionados de forma segura.
- Entre el 55 y el 60 % de los flujos anuales mundiales de agua dulce provienen de las montañas.
- 2 mil millones de personas dependen del agua que proviene de las montañas para vivir.
- Entre el 26 y el 41 % de la masa glaciar de montaña está en riesgo para el año 2100, como consecuencia del calentamiento global de entre 1.5 °C y 4 °C.
- El 24 % de la superficie terrestre de la Tierra está cubierta por regiones montañosas, excluida la Antártida.
Mensajes clave para el Día Mundial del Agua 2025
- Los glaciares se están derritiendo más rápido que nunca. A medida que el planeta se calienta debido al cambio climático, nuestro mundo helado se reduce, lo que hace que el ciclo del agua sea más impredecible y extremo.
- El retroceso de los glaciares amenaza con causar devastación. Para miles de millones de personas, los flujos de agua de deshielo están cambiando, provocando inundaciones, sequías, deslizamientos de tierra y el aumento del nivel del mar, además de dañar los ecosistemas.
- La preservación de los glaciares es una estrategia de supervivencia. Debemos trabajar juntos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y gestionar el agua de deshielo de forma más sostenible para las personas y el planeta.