Investigadores mexicanos buscan alternativas farmacológicas contra la COVID-19.

La UNAM integra tres equipos de investigación en diferentes temas relacionados con la pandemia.

En días pasados, publicamos un artículo sobre la intensa carrera emprendida por múltiples equipos de investigación a nivel global para la evaluación de fármacos preexistentes que permitan atender con eficacia y seguridad a los pacientes contagiados por la COVID-19, para desarrollar una vacuna que evite el contagio de más personas.

Con referencia a ello, y en ese mismo contexto, hoy compartimos con ustedes información sobre el esfuerzo que diversos equipos de científicos mexicanos están realizando para tratar de validar el uso de medicamentos existentes, y con otras indicaciones terapéuticas, como tratamiento farmacológico para personas infectadas por la COVID-19.

Al respecto, el Dr. Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, informó que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), autorizó en días pasados la realización de los estudios clínicos de tres de las cuatro propuestas sometidas a su escrutinio, las que se espera iniciarán la próxima semana.

Mientras tanto, la cuarta línea investigativa, sobre el uso concomitante de cloroquina (antimalárico y amebicida) y azitromicina (antibiótico perteneciente al grupo de los macrólidos), está en proceso de aprobación.

A continuación enumeramos los fármacos bajo investigación:

Remdesivir es un nuevo profármaco (medicamento o compuesto que una vez administrado se metaboliza en un medicamento farmacológicamente activo), perteneciente al grupo de los análogos de nucleótidos.

Remdesivir es utilizado como tratamiento para la enfermedad del virus del Ébola y las infecciones causadas por el virus de Marburgo, aunque posteriormente también se descubrió su capacidad antiviral limitada contra otros virus, entre los que podemos mencionar el virus sincitial respiratorio, el virus Junín, el virus de la fiebre de Lassa y posiblemente contra el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV).

Tocilizumab (Actemra), es un medicamento biológico aprobado para tratar la artritis reumatoide (AR) en adultos, la artritis reumatoide juvenil (ARJ) poliarticular y la forma sistémica de la artritis idiopática juvenil (AIJ) en niños.

El tocilizumab bloquea el receptor de interleucina (IL)-6 para detener el proceso inflamatorio en diferentes partes del cuerpo, entre ellas los pulmones, que son afectados por la COVID-19, son el objetivo terapéutico.

Con respecto al tocilizumab, el Dr. Fernando Fariñas, experto en infectología, infectopatología e inmunología comparadas y director del Instituto de Patología y Enfermedades infecciosas de Málaga, explica que los cuadros graves de Covid-19 vienen motivados por “una respuesta interinflamatoria que puede conducir a un fallo multiorgánico, y en muchos casos al fallecimiento del paciente. Añade que una de las sustancias proinflamatorias “protagonistas de esa tormenta de zitoquinas que finalmente da lugar al cuadro grave, es la interleucina 6.

Hidroxicloroquina (Plaquenil) pertenece a una clase de medicamentos llamados antimaláricos, utilizados para prevenir y tratar los ataques agudos de malaria, aunque también se usa para tratar la artritis reumatoide leve, trastornos del tejido conectivo y el lupus eritematoso sistémico y discoide.

A la hidroxicloroquina (Plaquenil) se le considera una droga antirreumática modificadora de la enfermedad (DMARD, por sus siglas en inglés), porque puede disminuir el dolor y la inflamación de la artritis; prevenir el daño articular y reducir el riesgo de sufrir una incapacidad a largo plazo.

Por otra parte, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) anunció la implementación de tres grupos de investigación con tareas específicas para atender las necesidades en materia de salud, insumos y medio ambiente.

Los investigadores buscan desarrollar nuevos procedimientos diagnósticos que permitan confirmar con precisión y celeridad la presencia de la infección COVID-19; desarrollar prototipos de válvulas para ventiladores, mascarillas, termómetros y cubrebocas, así como medir el impacto de contaminantes tras la suspensión de actividades.

Esperamos que el esfuerzo de estos investigadores mexicanos ofrezca frutos en el corto plazo.