La dilatación deficiente de los vasos sanguíneos provocada por los accesos de ira recurrentes es, entre otros factores, un precursor del desarrollo de aterosclerosis, la que a su vez puede provocar enfermedades cardíacas, incluidos ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares
Es probable que recuerden el largometraje “Locos de ira” (Anger Management), una película estrenada en 2003, que tenía en los papeles principales a Jack Nicholson y Adam Sandler, en la que Nicholson es un instructor especializado en el manejo de la ira, y Sandler, un ejecutivo que se ve obligado por una jueza a seguir un tratamiento para el control de sus emociones dictado por el primero.
El caso es que en esta película, como muchas veces lo habremos oído, dicho, e incluso sentido en la vida real, las explosiones de ira acarrean inconvenientes para nuestro estado de ánimo y aparentemente también nuestra salud, lo que ahora se sabe gracias a una investigación respaldada por los Institutos Nacionales de Salud de los EE. UU., cuyos resultados fueron publicados en el Journal of the American Heart Association (JAHA), en el que los investigadores aseguran que los accesos recurrentes de ira limitan la apertura de los vasos sanguíneos, favoreciendo e incrementando el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral.
“Los investigadores determinaron en el estudio que la capacidad de los vasos sanguíneos para dilatarse se redujo significativamente entre los participantes del grupo de ira, versus los del grupo de control. El deterioro de los vasos sanguíneos en el grupo se mantuvo hasta 40 minutos después del evento de recuerdo inicial que desencadenó la ira, y disminuyó después. Por el contrario, los vasos sanguíneos de los grupos de ansiedad y tristeza no se vieron afectados”. National Institutes of Health
Para hacerlo más claro, les compartimos el comentario de la doctora en filosofía y psicóloga Laurie Friedman Donze, responsable de programas en la División de Prevención y Aplicaciones Clínicas del Centro Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI): «Durante mucho tiempo hemos sospechado, basándonos en estudios observacionales, que la ira puede afectar negativamente al corazón. Este estudio en adultos sanos ayuda a llenar un vacío de conocimiento real, y muestra cómo esto podría ocurrir. También abre la puerta a promover intervenciones para el manejo de la ira como una forma de ayudar potencialmente a prevenir las enfermedades cardíacas, la principal causa de muerte en este país”.
Fiedman Donze refiere que las afecciones cardiacas son la principal causa de muerte en los EE. UU., pero no olvidemos que en nuestro país también ocupan el primer lugar como causa de muerte, seguidas por la diabetes mellitus, los tumores malignos, las enfermedades del hígado y los accidentes, por lo que consideramos que los hallazgos obtenidos son relevantes para establecer medidas de acción preventivas que ayuden a proteger la salud cardiovascular de los mexicanos.
Es interesante saber que los realizadores del estudio consideran que los estallidos breves y ocasionales de ira son normales, y generalmente tienen un impacto benigno en el corazón, pero la ira recurrente o frecuente, que genera en quien la sufre intenso estrés y preocupación, ocasiona lesiones crónicas en los vasos sanguíneos, daños que con el tiempo pueden llegar a causar efectos irreversibles en la salud vascular, aumentando el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca potencialmente mortal.
Como las razones por las que la ira afecta negativamente la función de los vasos sanguíneos todavía no están claras, los investigadores planean realizar a futuro otros protocolos que les permitan conocerlas en detalle. Sin embargo, consideran que, en la alteración de los vasos sanguíneos de quienes tienen accesos de ira frecuentes, podrían estar involucrados en la activación del sistema nervioso autónomo, los cambios causados por las hormonas del estrés, y el aumento de la inflamación arterial.
Al respecto, el doctor Daichi Shimbo, cardiólogo del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York, considera que es probable que el endotelio (la monocapa que separa los tejidos de la sangre) puede estar también involucrado de alguna manera.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF
Fuentes:
National Institutes of Health. (1 de mayo de 2024).
NIH-funded clinical trial links frequent anger to increased risk of heart disease
Journal of the American Heart Association. (1 de mayo de 2024).
Translational Research of the Acute Effects of Negative Emotions on Vascular Endothelial Health: Findings From a Randomized Controlled Study
INEGI. (26 de julio de 2023).
Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR). Preliminar