Como lo hemos mencionado en artículos previos, persiste en nuestro país, particularmente en los ámbitos rurales, la carencia de datos fidedignos sobre las causas responsables del desarrollo y progresión de diversas enfermedades, así como las causas de fallecimiento de las personas.
La carencia de información estadística confiable, entre otras razones, impide una visión completa del escenario sanitario nacional y como consecuencia, frena el diseño e implementación de programas y políticas de salud pública acertadas, que impulsen la prevención de enfermedades, su correcto y oportuno tratamiento.
En términos generales, podemos decir que los países que mantienen este rezago informativo son preponderantemente los de ingresos bajos y medianos, mientras que los países con altos ingresos han desarrollado sistemas de captura e interpretación de la información más eficientes, los que sumados a la voluntad política responsable, les ha permitido corregir desviaciones e implantar acciones correctivas puntuales y oportunas, ofreciendo a sus habitantes una mejor calidad y expectativa de vida.
Más allá de la predisposición genética para desarrollar algún tipo de padecimiento, nuestra calidad y expectativa de vida dependen en gran medida de nuestros hábitos, los que incluyen: alimentación, el medio ambiente en el que vivimos, la realización de ejercicio regular, el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias, el nivel socioeconómico y la costumbre errónea de curar antes que prevenir.
A este respecto, vale la pena recordar que en mayo del año pasado, el otrora titular de Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Mikel Arriola, anunció que para responder a la “emergencia epidemiológica” que vive nuestro país, el IMSS realizaría en el estado de Nuevo León una prueba piloto, a través de la que se evaluaría la factibilidad y conveniencia de modificar el sistema de salud establecido en México desde hace más de siete decenios, el que ha privilegiado las acciones curativas sobre las acciones preventivas, por un modelo que priorice la prevención sanitaria.
La propuesta de atender oportunamente una emergencia sanitaria es sin duda loable, necesaria y responsable, pero cuando esta “emergencia” se ha gestado durante años, sin que en el transcurso de los mismos, las autoridades sanitarias detectaran la problemática e implementaran las políticas públicas necesarias para evitar su crecimiento y deflagración, obliga a revisar las causas que impidieron anticiparse al problema.
Una de las posibles explicaciones para ello es la falta de un compendio estadístico sanitario confiable que permita a las autoridades responsables determinar claramente lo que está ocurriendo y actuar en consecuencia.
Un buen ejemplo de falta de previsión, es la “emergencia epidemiológica” declarada en noviembre del 2016 por el Secretario de Salud Dr. José Narro Robles, como consecuencia del creciente, y hasta el momento irrefrenable, número de mexicanos con sobrepeso y obesidad, así como las disparadas cifras de fallecimientos causados por la diabetes mellitus.
Otro buen ejemplo de falta de previsión, es la pérdida de efectividad de los antibióticos en contra de las bacterias causales de infecciones, ocasionada por el uso indiscriminado e incorrecto de estos fármacos, los que en nuestro país se podían comprar (en la mayoría de las ocasiones sin una necesidad real) en cualquier farmacia, sin que obligadamente hubieran sido prescritos por un médico. En nuestro país, las autoridades sanitarias normaron la compra de estas sustancias con receta hace apenas ocho años, cuando el problema se venía desarrollando decenios atrás, sin que se tomaran cartas en el asunto.
Prever antes que corregir, evitando repetir una y otra vez la sentencia popular: “después del niño ahogado, tapan el pozo”, debería ser una de los principios rectores para que las autoridades, sobre todo las que están por acceder próximamente a puestos de poder y decisión, actúen con responsabilidad, certeza y mano firme.
Entre los múltiples pendientes que tiene nuestro país está el de construir a la mayor brevedad posible un sistema de captación, procesamiento e interpretación de información en salud, que permita a las autoridades tomar acciones preventivas, para evitar males mayores e ingentes gastos financieros, tratando de reparar un daño que pudo haber sido evitado.
Fuentes:
Organización Mundial de la Salud.
Las principales 120 causas de defunción.
códigoF. 74 años después de su fundación el IMSS propone invertir el esquema de salud, anteponiendo la prevención a la curación.
Instituto Mexicano del Seguro Social.
El IMSS anuncia nuevo modelo para prevenir enfermedades crónicas.