Mitos sobre la salud cardiovascular femenina.

Hace algunos días, la Fundación Española del Corazón publicó en su blog un interesante artículo en el que la cardióloga Antonia Sambola, coordinadora del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), abordó algunos de los mitos que hay sobre las enfermedades cardiovasculares en relación con las mujeres.

Como ocurre en nuestro país, en España y otros países aún persiste la creencia infundada de que las enfermedades cardiovasculares afectan más a los hombres que a las mujeres, o incluso, que estos padecimientos son prácticamente exclusivos de los varones, lo que pone en mayor riesgo a las mujeres que no consideran necesario acudir a consulta con el cardiólogo, ni estar pendientes a los signos y síntomas relacionados con este grupo de padecimientos.

Es por ello que consideramos importante retomar los mitos sobre las enfermedades cardiovasculares y el sexo de los pacientes, ayudando a crear una conciencia de cuidado permanente en ambos sexos.

Aunque los conceptos vertidos por la Dra. Sambola son aplicables al entorno mexicano, las cifras solamente aplican para España y Europa.

Primer mito: Las enfermedades cardiovasculares no afectan tanto a las mujeres como a los hombres.

En Europa fallecen más mujeres por enfermedades cardiovasculares que hombres. Cada año mueren 2.2 millones de mujeres, en comparaciçon con 1.8 millones de hombres. En España, los fallecimientos relacionados con enfermedades cardiovasculares se cobraron en 2017 la vida de 66 mil 286 mujeres por 56 mil 180 de hombres.

La Dra. Antonia aclara que si bien es cierto que mueren más mujeres que hombres por esta causa, a ellas suele afectarlas tardíamente (aproximadamente 10 años después que a los hombres), ya que los estrógenos las protegen parcialmente, particularmente de la cardiopatía isquémica, situación que cambia drásticamente con la llegada de la menopausia.

El síntoma más común del AVC es la pérdida súbita, generalmente unilateral, de fuerza muscular en los brazos, piernas o cara. Otros síntomas son:

• Aparición súbita, generalmente unilateral, de entumecimiento en cara, piernas o brazos;
• Confusión, dificultad para hablar o comprender lo que se dice;
• Problemas visuales en uno o ambos ojos;
• Dificultad para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación;
• Dolor de cabeza intenso de causa desconocida; y
• Debilidad o pérdida de conciencia.

Segundo mito: Las mujeres no mueren de infarto.

Para derribar este mito, bastan y sobran las siguientes cifras. El infarto es la tercera causa de muerte por enfermedad cardiovascular en mujeres después del ictus y la insuficiencia cardiaca. En concreto, entre el 28% y el 30% de los infartos ocurren en mujeres, solo que generalmente tienen lugar a una edad más avanzada que en los hombres.

“Parece una paradoja, pero lo cierto es que las mujeres jóvenes suelen consultar al especialista más tarde, porque no creen que puedan tener un infarto. Además, los profesionales sanitarios, tampoco piensan en la posibilidad de que tengan un infarto, por lo que muchas veces los síntomas son atribuidos a ansiedad y de ahí el retraso en la atención y su repercusión sobre la mortalidad”. Cardióloga Antonia Sambola.

Tercer mito: Las patologías cardiovasculares que sufren las mujeres son distintas a las de los hombres.

Las principales patologías de la enfermedad cardiovascular en hombres y en mujeres son el accidente cerebrovascular o ictus, la insuficiencia cardíaca y la cardiopatía isquémica (angina e infarto de miocardio), aunque el orden en que afecta a los dos sexos cambia: en mujeres es más frecuente el ictus, en segundo lugar la insuficiencia cardiaca y en tercero, la cardiopatía isquémica, mientras que en los hombres el primer puesto lo ocupa el infarto, el segundo la insuficiencia cardiaca, y el tercero el ictus.

Cuarto mito: Los controles médicos no son necesarios.

La prevención sigue siendo la acción más eficaz para combatir, entre muchas otras, las enfermedades cardiovasculares. Es por ello recomendable que las mujeres se realicen un chequeo general anual ginecológico y cardiovascular.