Una de las consecuencias más graves que ha provocando el proselitismo a nivel mundial en contra de las vacunas, y cuyo origen se gestó a partir de los fraudulentos resultados del estudio publicado en 1988 por The Lancet (años después la revista se retractó, pero el daño estaba hecho), firmado por el célebre y denostado excirujano británico Andrew Wakefield, son las dudas y el miedo que el movimiento antivacunas ha conseguido sembrar entre algunos padres, los que convencidos por sus infundados argumentos han dejado sin la protección de las vacunas a sus hijos, exponiéndolos a serias enfermedades que podrían ser fácilmente evitadas por estos medios.

El resurgimiento de epidemias ocasionadas por la falta total o parcial de vacunación, se inició en los hijos de los padres que habían sido convencidos del peligro de las vacunas y posteriormente en otros niños y adultos que de manera involuntaria se convertían en daños colaterales de engaño.

Wakefiel utilizó información intencionalmente falseada para “demostrar” que las vacunas en general, pero específicamente la triple viral (sarampión, rubéola y paperas), tenían una relación directa con el desarrollo del autismo y la enterocolitis, en niños que habían sido inoculados con ellas.

El tema es que la sociedad en su conjunto y los sistemas sanitarios mundiales, han visto con alarma el resurgimiento de brotes potencialmente epidémicos de enfermedades que hasta hace algunos años estaban francamente controladas.

Una de estas enfermedades es el sarampión, un padecimiento extremadamente contagioso y grave causado por un virus de la familia de los paramixovirus y que usualmente se  transmite por contacto directo o el aire, infectando inicialmente el tracto respiratorio, hasta extenderse al resto del organismo.

Antes de la introducción de la vacuna contra esta enfermedad  en 1963 y posterior masificación, cada 2 ó 3 años se registraban importantes epidemias de sarampión que llegaron a provocar la muerte de cerca de 2.6 millones de menores al año.

En 2017, la OMS registró 21,315 casos de sarampión y 35 defunciones tan solo en Europa, 400% más que el año anterior (con 5,273 casos). En 2017 los países más afectados en Europa fueron Italia (4,803) y Rumania (4,487). En 2018 se han notificado casos importados en ocho países del continente americano: Antigua y Barbuda, Brasil, Canadá, EE.UU., Guatemala, México, Perú y Venezuela.

Sin embargo es lamentable que a pesar de existir una vacuna que puede evitar con seguridad y eficacia este padecimiento, el sarampión sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños pequeños. Tan sólo durante 2016, se estima que 89,780 personas fallecieron por esta causa, de las que la mayoría de ellas fueron menores de 5 años.

La OMS acota que a nivel mundial el 85% de los niños han sido vacunados durante su primer año de vida contra el sarampión, gracias a los servicios de vacunación sistemática, y el 64% han recibido la segunda dosis. Sin embargo, las tasas de cobertura son muy inferiores a las necesarias para prevenir brotes epidémicos, muertes evitables y alcanzar los objetivos regionales de eliminación de esta enfermedad.

La Secretaría de Salud de México, emitió el pasado 14 de marzo un comunicado de prensa informando que el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) identificó en la Ciudad de México tres casos de sarampión, dato confirmado por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológico (InDRE).

Los tres casos registrados en México están calificados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como “asociados a importación”, lo que significa que estas tres personas fueron contagiadas por un viajero no identificado que ingresó hace poco tiempo a nuestro territorio, ya que desde 1996, hace 22 años, no hay casos de sarampión de origen local y dos años sin que se hubieran presentado casos de este padecimiento.

Si bien es cierto que estos tres casos son pocos en comparación con otros países latinoamericanos como Venezuela, nación que lleva 159 casos reportados en lo que va del año, nos muestra que a pesar de las extensas y exitosas campañas de vacunación anual nacional, como la que se cumplimentó del 17 al 23 de febrero pasado, la que se llevará a cabo a finales de mayo, principios de junio, la tercera y última en octubre del 2108, la posibilidad de “cero” contagios es prácticamente imposible.

Es por ello que la Secretaría de Salud Federal y los Servicios de Salud de la Ciudad de México se mantienen en alerta permanente para detectar y atender cualquier otro caso relacionado con este y otros padecimientos potencialmente peligrosos.

Fuentes:

Secretaría de Salud.
Casos de Sarampión en la Ciudad de México.

Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia.
Primera Semana Nacional de Salud 2018, prepara la Cartilla Nacional de Salud de tu hija o hijo.

códigoF.
El incremento en la tasa de vacunación puede evitar el desarrollo de nuevas epidemias, de viejas enfermedades.

Organización Mundial de la Salud.
1 De Cada 10 Infantes no fue vacunado contra ninguna enfermedad en 2016.

KidsHealth.
Sarampión.