Un equipo de investigadores de múltiples nacionalidades y diversas especialidades como la microbiología, biotecnología, periodontología, inmunología oral, medicina y salud mental, enfermedades infecciosas y farmacología, entre otras, liderados por Stephen S. Dominy, publicaron los resultados de un estudio en la revista Science Advances del 23 de enero, con el título: “Porphyromonas gingivalis in Alzheimer’s disease brains: Evidence for disease causation and treatment with small-molecule inhibitors”, en la que demuestran la relación directa entre la presencia de las bacterias causales de la periodontitis, gingivitis y la enfermedad de Alzheimer (EA).

La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia entre las personas mayores de 60 años de edad, en la que se deteriora severamente la capacidad de quien la padece para realizar sus actividades cotidianas, llevarlos a desconocer a sus familiares y amigos y tener severas dificultades o incapacidad total para hablar, leer o escribir.

El sorprendente hallazgo realizado por estos investigadores, determinó la presencia de Porphyromonas gingivalis (cocobacilo Gram-negativo, no móvil, anaerobio estricto, sacarolítico, perteneciente al filo Bacteroidetes y altamente prevalente en periodontitis crónica), en el cerebro de pacientes diagnosticados con enfermedad de Alzheimer, así como las proteasas tóxicas de la bacteria llamada gingipains, correlacionados con la patología tau y ubiquitina.

Para demostrarlo infectaron la boca de ratones de laboratorio con P. gingivalis, lo que ocasionó colonización cerebral y aumento de la producción de Aβ1–42, un componente de las placas amiloides (agregados de las proteínas misfolded que se acumulan en los espacios entre las células nerviosas y que, anormalmente configuradas, parecen desempeñar un papel fundamental en la enfermedad de Alzheimer), ejerciendo efectos perjudiciales sobre la tau, una proteína necesaria para la función neuronal normal.

P. gingivalis se encuentra preponderantemente en las infecciones gingivales y periodontales; sin embargo, también se puede encontrar en niveles bajos en el 25% de los individuos sanos sin enfermedad oral. La bacteriemia (presencia de bacterias patógenas en la sangre) transitoria de P. gingivalis puede ocurrir durante actividades comunes como el cepillado, el uso de hilo dental y la masticación, así como durante los procedimientos dentales, lo que da lugar a una translocación documentada a una variedad de tejidos, incluidas las arterias coronarias y la placenta e hígado. Un estudio reciente encontró que el 100% de los pacientes con enfermedad cardiovascular tenían colonización arterial por P. gingivalis.

Dando un paso más allá de la realización de este importante descubrimiento, los investigadores diseñaron y sintetizaron inhibidos de moléculas pequeñas dirigidos a gingipains, para bloquear su neurotoxicidad, los que consiguieron reducir la carga bacteriana de una infección cerebral por P. gingivalis, bloquear la producción de Aβ1–42, reducir la neuroinflamación y rescatar neuronas en el hipocampo, datos que sugieren que los inhibidores de gingipain podrían ser extremadamente valiosos para tratar la colonización cerebral y la neurodegeneración de P. gingivalis en la enfermedad de Alzheimer, noticia sumamente alentadora en un padecimiento para el que los avances terapéuticos todavía son cortos, mostrando su potencial para modificar el curso de la enfermedad.

Fuentes:

Science Advances.
Porphyromonas gingivalis in Alzheimer’s disease brains: Evidence for disease causation and treatment with small-molecule inhibitors.

Wikipedia.
Porphyromonas gingivalis.

News Medical Life Sciences.
Placas amiloides.

MedlinePlus.
Enfermedad de Alzheimer.