Entre los diferentes caminos alternativos que los investigadores exploran de manera continua para encontrar y desarrollar nuevas y más eficaces estrategias para combatir el cáncer está, de manera destacada, la creación de vacunas específicas y personalizadas, las que buscan que el sistema inmunológico de cada paciente sea capaz de identificar e inhibir el desarrollo y la multiplicación (metástasis) de los diferentes tipos de cáncer.
Las noticias más alentadoras sobre este enfoque terapéutico provienen de los avances y resultados obtenidos en la realización de dos estudios de diferentes equipos, pero guiados por el mismo concepto creativo: ayudar al sistema inmune a combatir con sus propios recursos estas amenazas.
Los diferentes tipos de cáncer siguen siendo uno de los azotes de la humanidad y la segunda causa de mortalidad a nivel mundial, cuya prevalencia se ve fortalecida por el incremento de la esperanza de vida y la presencia continuada de los cinco principales factores de riesgo conductuales y dietéticos: alto índice de masa corporal, ingesta reducida de frutas y verduras, poca o inexistente actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol, aunque es importante destacar que al tabaquismo se le considera como responsable del 22% de los fallecimientos por cáncer.
“Cáncer” es un término genérico que designa un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del organismo. Una característica distintiva del cáncer es la multiplicación rápida de células anormales que se extienden más allá de sus límites habituales y pueden invadir otras partes del cuerpo y otros órganos, proceso denominado “metástasis”, considerado como la principal causa de muerte por cáncer.
Como lo mencionamos previamente, el cáncer se mantiene como la segunda causa de muerte en el mundo, la que ocasionó en 2015, y de acuerdo con cifras proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de nueve millones (8.8) de defunciones, de las que 7 de cada 10 ocurrieron en países de ingresos medios y bajos, en los que la falta de una cultura de medicina preventiva, desarrollada y proactiva, combinada con la sobrecarga y por ende, la tardanza de atención de los sistemas de salud estatales, favorece que los diferentes tipos de cáncer (al igual que lo que ocurre con otras enfermedades) se detecten en fases avanzadas, lo que deja pocas alternativas terapéuticas efectivas a los médicos tratantes y una expectativa de sobrevida para los pacientes muy reducida.
El desarrollo de vacunas anticancerígenas, las que simplificando enormemente la profundidad de este tema, parten del mismo concepto de las vacunas tradicionales, en las que artificialmente y de manera preventiva se le “enseña” al sistema inmunológico a reconocer certera y rápidamente a un virus invasor, para que lo destruya, antes de que tenga oportunidad de ocasionar algún daño letal, es uno de los más prometedores e innovadores caminos terapéuticos.
El mecanismo de acción de las vacunas anticancerígenas es similar al de cualquier otro tipo de vacuna, aunque en este caso específico se identifica y selecciona un antígeno tumoral, una sustancia que se encuentra en la superficie de la célula cancerosa, la identifica y la diferencia de las células normales, información que permite al sistema inmunológico detectarla como un agente invasor potencialmente peligroso, y lo más valioso, identificarla y reconocerla a futuro, permitiéndole actuar contra las células cancerosas con ese antígeno específico, antes que se desarrollen y se multipliquen.
Un antígeno («anti», del griego αντι- que significa “opuesto” o “con propiedades contrarias” y «geno», de la raíz griega γεν, generar, producir; que genera o crea oposición) es una sustancia que desencadena la formación de anticuerpos y puede causar una respuesta inmunitaria. La definición moderna abarca todas las sustancias que pueden ser reconocidas por el sistema inmunitario adaptativo, bien sean propias o ajenas.
Sobre este enfoque de acción en contra del cáncer, la revista Nature publicó recientemente dos artículos sobre el desarrollo de vacunas personalizadas contra cánceres concretos en pacientes específicos.
El primer equipo de científicos pertenece al Instituto para el Cáncer Dana-Farber, al Instituto Broad del MIT y a la Universidad de Harvard, y es liderado por Catherine Wu. Este grupo de investigadores creó vacunas con hasta 20 antígenos diferentes, relacionados con las mutaciones de los melanomas de seis pacientes específicos. Los resultados obtenidos tras 25 meses de seguimiento mostraron la alta eficacia de estas vacunas anticancerosas personalizadas. Cuatro de los seis pacientes inoculados no tuvieron ninguna recaída y, aunque en dos de ellos el cáncer regresó, se le controló con una inmunoterapia convencional.
Entre otras, las ventajas de la creación y aplicación de vacunas anticancerígenas específicas le permiten al sistema inmunológico del paciente identificar, atacar y destruir a las células cancerosas cuyo antígeno fue inoculado, mejorando los resultados terapéuticos y evitando o disminuyendo los “daños colaterales” y los efectos secundarios provocados por las terapias anticancerosas estándares, hasta convertirlos en molestias menores, como cansancio y algunas erupciones cutáneas.
El segundo estudio fue realizado por un equipo de investigadores de la empresa Biopharmaceutical New Technologies (BioNTech) de Maguncia, Alemania, liderado por Ugur Sahin.
En este caso, los científicos crearon vacunas de hasta diez mutaciones en 13 pacientes con melanoma. Los resultados obtenidos tras 23 meses de seguimiento mostraron que ocho de los pacientes tratados estaban libres de tumores, uno de ellos, en el que se realizó un tratamiento combinado de la vacuna con una terapia existente, alcanzó la regresión total y en los cuatro restantes (que tuvieron recaídas antes de comenzar con la vacunación) la mitad alcanzó alguna respuesta terapéutica positiva después de recibir la vacuna.
Es evidente que como en cualquier estudio científico aún queda mucho camino por desbrozar, para demostrar la eficacia a gran escala de este enfoque terapéutico y “masificar” (en el mejor significado de la palabra) una terapia anticancerígena personalizada que hoy por hoy resulta demasiado compleja y costosa.
La batalla científica contra el cáncer tiene múltiples frentes y variados combatientes que buscan la misma solución por diferentes medios.
Fuentes: