El alcoholismo está considerado médicamente como una enfermedad crónica, progresiva y mortal. En nuestro país y de acuerdo con información emitida por la Secretaría de Salud, el alcohol se relaciona directamente con el 70% de las muertes por accidentes de tránsito, siendo la principal causa de muerte entre los 15 y los 30 años de edad.

Hace poco más de dos años, el 20 de julio del 2021, les dimos a conocer en este espacio editorial las conclusiones de un estudio publicado una semana atrás en la revista The Lancet Oncology, con el título: “Global burden of cancer in 2020 attributable to alcohol consumption: a population-based study”, en el que los responsables aseguran que cualquier nivel de consumo de alcohol, ya sea excesivo, de riesgo, o moderado (10 g por día), impulsa el desarrollo de cáncer.

En el estudio, los investigadores declararon: “Nuestros hallazgos destacan la necesidad de diseñar y establecer políticas e intervenciones efectivas para aumentar la conciencia sobre los riesgos de cáncer asociados con el consumo de alcohol, y reducir el consumo general de alcohol para prevenir la carga de cánceres atribuibles al alcohol”.

Anterior a esto, los responsables de un estudio publicado el 23 de agosto del 2018 en The Lancet, con el título: “Alcohol use and burden for 195 countries and territories, 1990–2016: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2016”, fueron tajantes al asegurar: “Nuestros resultados muestran que el nivel más seguro de consumo de alcohol es CERO. Este nivel está en conflicto con la mayoría de las pautas de salud, que propugnan los beneficios de salud asociados con el consumo de hasta dos bebidas por día”.

“La cirrosis hepática es una de las 12 causas principales de muerte a nivel mundial, además de ser responsable de un gran número de ingresos hospitalarios y de reducir la esperanza de vida de la población. La mayoría de los pacientes se diagnostican tarde dado que la enfermedad es asintomática hasta sus últimas etapas. En la actualidad el paciente va a la consulta médica cuando sufre molestias y síntomas como descompensaciones hepáticas o cáncer de hígado”. Clinic Barcelona. IDIBAPS.

Por su parte el hepatólogo Pere Ginès, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), en Barcelona, España, declaró sobre la cirrosis hepática: “Lo que ocurre es que existe algo que lesiona al hígado. Este algo es muy variable, pero lo más frecuente es que sean virus de la hepatitis, que causan infección específicamente del hígado; la otra gran causa es el consumo de alcohol, que no necesariamente tiene que ser extraordinario, sino que entra dentro de lo que mucha gente pensaría que es un consumo normal, pero si es continuado puede dañar el hígado”.

Lo cierto, es que cada vez son más contundentes las evidencias científicas que demuestran los riesgos para la salud que acarrea el consumo de alcohol, aún en las cantidades que muchos de nosotros podríamos considerar como “moderadas”.

La gran conclusión es que el consumo de alcohol promueve el desarrollo de cirrosis hepática, ocasiona una gran cantidad de accidentes vehiculares con consecuencias funestas, e impulsa el desarrollo de cáncer, particularmente en el esófago, y mayoritariamente en hombres, por lo que encontrar una manera eficaz para detener, o cuando menos disminuir al máximo posible su consumo, es esencial.

Por ello adquiere gran importancia un estudio publicado el 14 de julio del presente año, en la revista Nature Medicine, con el título: “GDNF gene therapy for alcohol use disorder in male non-human primates”, en el que un equipo de investigadores de la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón, EE. UU., validaron en primates un tratamiento basado en una terapia génica que eventualmente podría servir para enfrentar los casos más graves de adicción al alcohol.

El experimento tuvo como sujetos de estudio a ocho macacos, a los que se les indujo previamente alcoholismo. A cuatro de ellos se les aplicó la terapia génica, y a los otros cuatro únicamente un placebo. La terapia génica consiguió equilibrar la producción de dopamina y estimular los niveles de satisfacción de manera similar a lo que ocurre con el consumo de alcohol, lo que llevó a los primates a reducir el consumo de esa sustancia hasta en un 90%, a diferencia de los otros cuatro que siguieron consumiéndolo.

Los responsables del estudio están conscientes de que, a pesar del éxito alcanzado en el protocolo, aún queda mucho trabajo investigativo por realizar, antes de llegar a probarlo en seres humanos.

Lo incontestable es que el consumo de alcohol cuesta vidas, y consume enormes recursos humanos y financieros, por lo que encontrar algún mecanismo, no coercitivo, para frenar su consumo, es urgente.

Por: Manuel Garrod, miembro del Consejo Editorial de códigoF

Fuentes:

Nature Medicine. (14 de Julio del 2023).
GDNF gene therapy for alcohol use disorder in male non-human primates.

The Lancet. (9 de agosto del 2023).
Development, validation, and prognostic evaluation of a risk score for long-term liver-related outcomes in the general population: a multicohort study.

códigoF. (20 de julio del 2021).
El consumo de alcohol, aún moderado, impulsa el desarrollo del cáncer a nivel mundial.

códigoF. (5 de septiembre del 2028).
El estudio “Consumo de alcohol y carga para 195 países y territorios, 1990-2016” muestra que el nivel más seguro de consumo de alcohol es cero.

Clinic Barcelona. (15 de noviembre del 2016).
Expertos internacionales proponen un cambio de paradigma en el diagnóstico de las enfermedades crónicas del hígado.