De alguna manera, todos sabemos que residir en entornos verdes, en lugar de las grandes urbes, ofrece enormes beneficios para la salud, ya que los ambientes densamente poblados y altamente contaminados, sea cual sea el origen de la polución, inevitablemente repercuten en nuestra condición general y por supuesto en nuestra calidad y expectativa de vida.

“Se han identificado diversos factores de riesgo ambiental, pero pocos estudios han evaluado la influencia del ambiente en la gravedad del accidente cerebrovascular. La asociación de la contaminación del aire de partículas finas del ambiente residencial (PM2.5), comparamos y evaluamos la gravedad inicial del accidente cerebrovascular con el ruido y el espacio verde circundante”.

Un equipo de investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) en Barcelona, España, realizaron un estudio en el que demostraron científicamente que, además de que la contaminación incrementa sustancialmente el riesgo y gravedad de un ictus, vivir en zonas con altos niveles de ruido incrementa hasta en un 30% las probabilidades de padecer un accidente cerebrovascular de mayor gravedad y con secuelas más complejas. En contraparte, residir cerca o en entornos verdes reduce el riesgo hasta en un 25%.

“Existen dos tipos de ataques cerebrales (ACV): Isquémico y hemorrágico, de los que el primero es el más frecuente. En términos generales, el ACV es causado por un coágulo de sangre que bloquea un vaso sanguíneo, evitando que la sangre fluya hacia el cerebro. Privadas de sangre, las células del cerebro comienzan a morir en minutos. La otra causa es la estenosis como resultado de la aterosclerosis, una enfermedad en la que se acumula placa en las arterias, estrechándolas. Los ataques isquémicos transitorios se producen cuando la sangre no llega al cerebro por unos instantes, lo que podría ser la señal previa a un derrame cerebral de mayor gravedad”.

Para demostrarlo, los investigadores reclutaron alrededor de 3 000 pacientes tratados por un accidente cerebrovascular entre 2005 y 2014 en el Hospital del Mar de Barcelona, buscando demostrar que, además de que, la polución potencializa el riesgo de un ictus, también lo es la contaminación auditiva.

“Los espacios residenciales con espacios verdes abundantes se relacionan con accidentes cerebrovasculares de menor gravedad. Vivir en áreas con valores de ruido en promedio más altos tomando como referencia ciclos anuales, se relaciona directamente con accidentes cerebrovasculares más severos. Existe una influencia del entorno construido en la carga global del accidente cerebrovascular”.

Los resultados del estudio fueron publicados en el volumen 179 de la revista Environmental Research bajo el título “Association of residential air pollution, noise, and greenspace with initial ischemic stroke severity”, en el que se concluye que los entornos urbanos, los espacios verdes circundantes, y el ruido del tráfico en el hogar se asocian directamente con la gravedad inicial del accidente cerebrovascular, lo que sugiere una influencia importante del entorno construido sobre la carga global del accidente cerebrovascular isquémico.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF

Fuentes:

Environmental Research.
Association of residential air pollution, noise, and greenspace with initial ischemic stroke severity.

MedlinePlus.
Accidente cerebrovascular isquémico.