La iniciativa “CureAll Americas” de la OMS busca que en 2030 se alcancen tasas de supervivencia del 60% en niños y adolescentes con cáncer.

Hace algunos días se conmemoró a nivel mundial el Día internacional de la lucha contra el cáncer infantil, con el lema “Lograr la curación del cáncer infantil es posible”. Para lo cual es indispensable contar con el diagnóstico oportuno, el monitoreo adecuado y la medicación oportuna y correcta; sin embargo, en nuestro país hay una situación de persistente falta de medicamentos oncológicos, especialmente los pediátricos, situación que ha sido denunciada públicamente, entre otras, por la Asociación de Padres de Familia de Niños Enfermos.

En las naciones de ingresos altos, que ofrecen servicios médicos de atención integral de manera oportuna, más del 80% de los niños que padecen cáncer se curan, proporción que en los países de ingresos bajos o medios cae hasta el 20% aproximadamente.

Enfrentados ante una enfermedad que estadísticamente se ubica como una de las principales causas de mortalidad entre niños y adolescentes; y de la que al año se diagnostican aproximadamente 280 mil nuevos casos que afectan a una población ubicada entre los 0 y los 19 años, hay que recordar que en septiembre de 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó la Iniciativa mundial para combatir el cáncer infantil, denominada “CureAll Americas”.

CureAll Americas tiene como meta alcanzar en 2030, una tasa de supervivencia efectiva del 60% en niños y adolescentes diagnosticados con cáncer, lo que equivale a salvar, aproximadamente, la vida de un millón de menores.

De manera regional, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), junto con el St. Jude Children’s Research Hospital, han colaborado con autoridades de Salud, oncólogos pediátricos y fundaciones de la región, para desarrollar Planes Nacionales de Cáncer Infantil; en los que hasta el momento, México no participa.

“Cerca de nueve de cada diez niños con cáncer viven en países de ingresos bajos y medianos. La supervivencia en estos países es inferior al 30%, en comparación con el 80% en los países de ingresos altos. Esta nueva plataforma, que se basa en el éxito de la Iniciativa Global para el Cáncer Infantil lanzada con St. Jude en 2018, ayudará a corregir este desequilibrio inaceptable y brindará esperanza a muchos miles de padres que enfrentan la devastadora realidad de un niño con cáncer”. Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.

Por otra parte, y bajo esta acción, múltiples instituciones se han comprometido a colaborar activamente con los gobiernos de cada nación en el diseño de planes estratégicos por prioridades, buscando que los principales centros académicos, sociedades profesionales, organizaciones civiles, grupos de padres, fundaciones sin ánimo de lucro, y el sector privado, se unan y enfoquen sus baterías a un objetivo común.

Algunos datos relevantes sobre el cáncer infantil.

• En América Latina y el Caribe, se estima que al menos 29 mil niñas, niños y adolescentes menores de 19 años resultarán afectados al año por el cáncer, de los que cerca de 10 mil fallecerán a causa de esta enfermedad.
• En muchos países el cáncer es la segunda causa de muerte en niños mayores de un año, superada sólo por los accidentes.
• El cáncer infantil comprende numerosos tipos de tumores diferentes que se desarrollan en este grupo poblacional. Los tipos más comunes son la leucemia, el cáncer cerebral, el linfoma y los tumores sólidos como el neuroblastoma y el tumor de Wilms.
• Por lo general, en el cáncer infantil no existe la prevención primaria, ni detección mediante cribado.
• En los países de ingresos altos, más del 80% de los niños afectados de cáncer se curan, pero en muchos países de ingresos medianos y bajos la tasa de curación baja hasta el 20% aproximadamente.
• El impacto del cáncer infantil se traduce en años de vida perdidos, en mayores desigualdades y en dificultades económicas.
• Las defunciones evitables debidas a los cánceres infantiles en los países de ingresos medianos y bajos se producen a consecuencia de la falta de diagnóstico, los diagnósticos incorrectos o tardíos, las dificultades para acceder a la atención sanitaria, el abandono del tratamiento, la muerte por toxicidad y las mayores tasas de recidivas.