Es por todos bien sabido que el consumo consuetudinario de cigarrillos conlleva riesgos y serios daños (generalmente irreparables) a la salud de las personas que los consumen directamente (fumadores activos) y a quienes lo hacen de manera involuntaria (fumadores pasivos).
También sabemos que las autoridades de muchos países, entre los que se encuentra el nuestro, han tomado progresivamente medidas precautorias dirigidas a inhibir y frenar el consumo de tabaco comercial en la población en general, pero particularmente entre los jóvenes.
Entre las medidas tomadas para frenar el consumo de tabaco y salvar vidas en México, podemos destacar la prohibición para anunciar cigarrillos en televisión y cines, la ausencia de marcas comerciales explícitas en las cajetillas de los productos, la restricción para la venta de este género a menores de edad, la restricción para su venta en farmacias, la inclusión de textos e imágenes explícitas sobre los daños que el consumo de este artículo ocasiona, la creación de espacios libres de humo de tabaco y la aplicación de fuertes tasas impositivas.
Sin embargo, las acciones reglamentarias tomadas no han conseguido generar la conciencia necesaria para que las personas eviten o disminuyan el consumo de este producto. Hay que entender que la muerte prematura de los consumidores de tabaco priva a las familias de ingresos, incrementan el costo de la atención sanitaria y dificultan el desarrollo económico.
“El tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo. Mata a más de 7 millones de personas al año, de las cuales más de 6 millones son consumidores directos y alrededor de 890 000 son no fumadores expuestos al humo ajeno”. OMS
Es por ello que atendiendo al fuerte impacto que sigue ocasionando el consumo de tabaco a nivel mundial, el que se cobra anualmente la vida de más de 7 millones de personas, según las últimas cifras aportadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta organización publicó recientemente el documento: “Tobacco product regulation: Building laboratory testing capacity” y una recopilación de enfoques nacionales con respecto a la reglamentación del mentol incluidas en el texto: “Case studies for regulatory approaches to tobacco products – Menthol in tobacco products”, los que fueron presentaron en la Conferencia Mundial sobre Tabaco y Salud 2018 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
“La reglamentación de los productos de tabaco es una herramienta infrautilizada que puede desempeñar una función crítica en la reducción del tabaquismo. La industria tabacalera ha disfrutado de años de poca o ninguna reglamentación de los productos de tabaco, principalmente debido a la complejidad de dicha reglamentación y a la falta de orientaciones adecuadas en este ámbito. Estas nuevas herramientas ofrecen un recurso útil para que los países introduzcan disposiciones para la reglamentación de los productos de tabaco o mejoren las existentes y pongan fin a la «edad dorada» de la industria tabacalera”. Dr. Douglas Bettcher, Director del Departamento de la OMS para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles.
En conjunto, los documentos producidos por la OMS aportan información relevante sobre diversas medidas y procedimientos aconsejados para el análisis de los productos de tabaco (sobre todo en naciones que carecen de recursos financieros para establecer laboratorios de análisis) y su aplicación práctica en el diseño de medidas normativas y políticas de salud pública, las que podrían ser aplicadas en un amplio número de países y diferentes contextos.
Los textos incluyen algunos casos de las dificultades experimentadas y las ventajas e inconvenientes aprendidos en la formulación y la aplicación de distintos enfoques normativos y la reglamentación relacionada con el mentol, que podrían ser útiles para las autoridades competentes.