Si bien es cierto que hay múltiples equipos de científicos alrededor del mundo trabajando intensamente para desentrañar los mecanismos de comunicación entre neuronas y la manera en los que estos se ven dañados irreversiblemente por diversas enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, los sujetos de investigación para evaluar nuevas moléculas difieren notablemente.

La mayoría de los equipos científicos utiliza como sujetos de investigación a los conocidos ratones de laboratorio, pero sólo unos cuantos, muy pocos para ser preciso, han elegido trabajar con tejido neuronal vivo humano, lo que elimina las sutiles, pero determinantes discrepancias entre nuestro cerebro y el de estos roedores.

Estas aparentemente tenues, pero concluyentes diferencias, son la causa potencial por la que algunos fármacos, que demostraron gran eficacia terapéutica en los cerebros de estos pequeños colaboradores involuntarios, no alcance el mismo éxito cuando son administrados a seres humanos.

Entre los contados equipos de científicos que se encuentran actualmente realizando pruebas sobre el Alzheimer, utilizando células cerebrales humanas vivas, destaca el liderado por la Dra. Mariana Vargas Caballero, científica mexicana, la que en colaboración con la investigadora posdoctoral Ksenia Kurbatskaya y el estudiante de posgrado, Luis Guevara Mendoza, desarrollan su trabajo en la Universidad de Southampton, Inglaterra.

La Doctora Vargas Caballero remarcó la enorme importancia que tiene utilizar tejido neuronal humano para comprobar la eficacia de nuevas moléculas, ya que muchos de los descubrimientos validados en pruebas de laboratorio con ratones, no son extrapolables ni exitosos cuando se aplican en seres humanos, ya que las diferencias existentes entre ambos organismos son taxativas.

A modo de ejemplo, la Dra. Vargas explicó que aunque en los seres humanos y en estos roedores están presentes dos de las proteínas imprescindibles para la comprensión del Alzheimer: tau y beta amiloide, hay importantes diferencias entre ambas especies. El número de tau en los humanos adultos tiene seis isoformas, mientras que en el de los ratones tiene tres isoformas.

Este enfoque no niega la importancia que tiene el seguir trabajando con ratones de laboratorio como modelo degenerativo, ya que su uso permite comprender la manera en la que se afectan la sinapsis y la memoria en la enfermedad de Alzheimer, sobre todo en sus primeras etapas, en las que la pérdida de memoria aún no es evidente, pero el daño a los circuitos neuronales ya comenzó.

Es probable que en este punto del artículo, se pregunte la manera en la que el equipo de investigación liderado por la Dra. Vargas Caballero obtiene tejido neuronal vivo humano.

Es esencial acotar que a diferencia del Dr. Víctor Frankenstein, personaje central de la novela gótica “Frankenstein, o el moderno Prometeo”, escrita por Mary B. Shelley, el que obtenía partes humanas furtiva e ilegalmente para la realización de sus experimentos; el equipo de investigadores del laboratorio de la Universidad de Southampton, estableció una alianza colaborativa estratégica con neurocirujanos del Wessex Neurological Centre de Inglaterra, con los que a través de permisos éticos y de donación, colectan tejido neuronal de pacientes sometidos a cirugías rutinarias, y que antes se desechaban sin provecho alguno.

Es debido precisar que las cantidades de materia neuronal obtenida para experimentación son mínimas, ya que son porciones residuales de corteza cerebral extirpada como consecuencia de algún proceso quirúrgico para acceder a partes de tejido cerebral dañado, como en el caso de las cirugías realizadas a individuos con epilepsia resistente a los fármacos, en los que se recomienda retirar el hipocampo esclerótico, por lo que para llegar a dicha estructura es necesario remover parte de la corteza cerebral.

Este método investigativo se enfoca actualmente en la búsqueda de soluciones para el tratamiento del Alzheimer, los científicos exploran diferentes maneras para utilizar el tejido neuronal humano vivo, como metodología de evaluación para fármacos dirigidos a otros padecimientos neurológicos.

Una de las razones que impulsa el trabajo de este equipo de investigadores, son los fracasos de principios activos que habían demostrado alta eficacia en ratones de laboratorio y que una vez trasladados a protocolos de investigación con seres humanos se convierten en fuertes y dolorosos descalabros. Al respecto, la investigadora comentó que con este método se podrían ahorrar grandes cantidades de tiempo y recursos humanos y financieros, a través de la experimentación de primera mano con la interacción de la molécula del fármaco in vitro, lo que permitiría observar la respuesta farmacológica deseada por parte del cerebro, descartando oportunamente moléculas inviables, para enfocarse en las realmente prometedoras.

Fuente:

 Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología | CONACYT Agencia informativa.
Mexicana lidera investigación contra el Alzheimer en tejido cerebral humano. Tania Robles.