Las muertes susceptibles de atención médica, son aquellas que pueden mitigarse con una atención oportuna y eficaz.
De acuerdo con las conclusiones alcanzadas en un estudio publicado el pasado 2 de agosto en la revista International Journal of Epidemiology, bajo el título “Mortality amenable to healthcare in Latin American cities: a cross-sectional study examining between-country variation in amenable mortality and the role of urban metrics”, las ciudades de los países de México, Colombia y Brasil tienen las tasas más altas de mortalidad susceptible, mientras que las ciudades de Argentina, Chile, Costa Rica y Panamá tienen las más bajas.
Los investigadores utilizaron los datos del proyecto SALURBAL (Salud Urbana en América Latina). Consideraron 363 ciudades con poblaciones mayores a 100,000 personas de nueve países de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Perú y El Salvador). Los datos son de 2012 a 2016 para todos los países excepto para El Salvador (2010 a 2014).
Las muertes susceptibles a mitigarse por atención médica oportuna y eficaz, consideradas por los investigadores, se clasificaron en tres grupos:
i) Afecciones agudas que se tratan o curan con atención episódica, por ejemplo, cardiopatía isquémica y traumatismos causados por la carretera;
ii) Afecciones crónicas que requieren atención continua para curar o prevenir secuelas, por ejemplo, diabetes y cáncer de mama; y
iii) Afecciones para las que la atención médica puede prevenir nuevos casos, por ejemplo, tuberculosis y cáncer cervical.
Los investigadores aseguran que entre todas las urbes analizadas, las de México, Colombia y Brasil presentaron las tasas de mortalidad más elevadas, y que estas muertes podrían haberse evitado con un tratamiento médico oportuno.
Más del 70% de la variabilidad en la mortalidad evitable con tratamiento médico se debió a la heterogeneidad entre los diferentes países. Sin embargo, la mayor variabilidad en las tasas, se produjo entre las ciudades de cada país, lo que muestra las enormes desigualdades existentes dentro de cada nación.
“La mayor parte de la variabilidad en la mortalidad susceptible de tratamiento en las ciudades de América Latina se debió a la heterogeneidad entre los estados. Sin embargo, métricas urbanas como el tamaño y el crecimiento de la población, la fragmentación del desarrollo urbano y el estado socioeconómico a nivel de ciudad pueden tener un papel en la distribución de la mortalidad susceptible de ser tratada en las ciudades dentro de los países”. International Journal of Epidemiology. Mortality amenable to healthcare in Latin American cities: a cross-sectional study examining between-country variation in amenable mortality and the role of urban metrics.
Explicado de otra manera, podemos decir que a una mayor fragmentación del desarrollo urbano se corresponde una menor mortalidad susceptible de tratamiento en ciudades pequeñas, y una mayor mortalidad susceptible de ser tratada en las grandes ciudades. El crecimiento poblacional, y un estatus socioeconómico más alto a nivel, se asocian con menores tasas de mortalidad asociadas al tratamiento.
Al respecto, Usama Bilal, epidemiólogo social de la Universidad de Drexel en Filadelfia, EE. UU., e investigador principal del estudio, asegura que si una persona muere por una enfermedad para la que existe una vacuna, o un tratamiento efectivo, como podrían ser la diabetes (particularmente en pacientes jóvenes), algunos tipos de cáncer, accidentes de tráfico y suicidios, o como consecuencia del embarazo, el parto o el postparto, es porque el sistema de salud no está haciendo lo correcto.
Aunque no es una sorpresa la impostergable necesidad de contar con sistemas sanitarios estatales de calidad, modernos, homologados, integrados por profesionales capacitados, instalaciones adecuadas además de suficientes, de fácil y equitativo acceso, contando con el otorgamiento gratuito de los medicamentos necesarios, es la primera ocasión en la que un estudio le pone números a su carencia, lo que debería ser considerado seriamente por quienes diseñan las acciones de política social en cada país.