Casi 38 millones de personas en el mundo viven con VIH-1, padeciendo una infección incurable, a consecuencia del establecimiento temprano de la latencia del VIH-1 en pacientes longevos en reposo. Provirus latentes que impulsan la viremia cuando se detiene la terapia antirretroviral (TAR).

Hasta hace poco tiempo, habíamos sido testigos de tres casos de sujetos del sexo masculino de raza caucásica que padecían diversos tipos de cáncer de la sangre, y además VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), y que gracias a la realización de un trasplante alogénico de células madre adultas homocigotas compatibles, portadoras de una mutación específica en el gen CCR5 (CCR5Δ32), alcanzaron la remisión simultánea de ambas enfermedades, y a los que se les designa como los pacientes de Berlín (Timothy Brown ✝︎), Londres (Adam Castillejo) y Düsseldorf.

A esos tres magníficos hitos científicos, ahora podemos sumar el primer caso de remisión de cáncer en la sangre y VIH, en una mujer de raza mestiza (paciente de Nueva York), la que a diferencia de los pacientes masculinos, se le trasplantaron células de sangre de cordón umbilical, combinadas con células madre haplo idénticas de un adulto.

Vale la pena aclarar el porqué de la mención de la raza mestiza de la paciente de Nueva York, ya que solamente el 1% de la población caucásica presenta la mutación CCR5Δ32, la que todavía es menos frecuente en otras etnias.

La importancia de que las células trasplantadas en este caso se hayan obtenido del cordón umbilical es enorme, ya que para la realización de un trasplante de médula de células madre de adulto se necesita forzosamente una identidad genética del 100% en algunos genes, a diferencia de las células del cordón umbilical en las que un 50% de identidad es suficiente, lo que incrementa sustancialmente el número de donadores potenciales.

El trasplante de células madre con CCR5Δ32/Δ32 es infrecuente, debido a la prevalencia extremadamente baja de la mutación CCR5Δ32/Δ32 en la población, y al hecho de que pocos registros examinan a los donantes de células madre adultas para detectarla.

Es necesario mencionar que aunque estos casos de éxito aportan a los científicos valiosos conocimientos, los altísimos riesgos y complejidades que conlleva la técnica del reemplazo de las células de la médula ósea, en la que 4 de cada 10 pacientes fallece, no puede ser considerada como un recurso terapéutico masivo para los pacientes con VIH, los que tienen (en el mejor de los casos), acceso a tratamientos antirretrovirales para mantener a raya al virus, aunque abre la posibilidad para el desarrollo de nuevas técnicas para vencer al VIH.

“El trasplante de médula ósea (TMO), es un procedimiento por el que un paciente recibe células madre (células formadoras de sangre) sanas para reemplazar sus propias células madre destruidas por enfermedad, radioterapia o dosis altas de quimioterapia. Las células madre sanas se obtienen de la médula ósea del paciente o de un donante emparentado o no emparentado. Un trasplante de médula ósea puede ser autógeno (se usan las células madre de la médula del propio paciente que se recolectan y almacenan antes del tratamiento), alogénico (se usan las células madre de un donante emparentado o no emparentado) o singénico (se usan las células madre donadas por un gemelo)”. Instituto Nacional del Cáncer.

Los médicos se cuidan en estos cuatro casos de hablar de curación, eligiendo a cambio el término “remisión de largo plazo”, y posible curación, aunque dependiendo de la fecha en la que se haya practicado el trasplante de las células, y sin recibir tratamiento antirretroviral, no haya evidencia alguna de la presencia del virus, ni rebote viral del VIH.

En el caso de la paciente de Nueva York, el restablecimiento de la remisión y posible cura se evidencia con:

  1. Pérdida de reservorios detectables de VIH-1 competentes para la replicación,
  2. pérdida de respuestas inmunitarias específicas de VIH-1,
  3. resistencia in vitro a las variantes de laboratorio X4 y R5, incluidas las vacunas autólogas previas al trasplante, y
  4. 18 meses de control de VIH-1 sin presencia en sangre, a partir de los 37 meses posteriores al trasplante.

El virus de la inmunodeficiencia humana tipo 1 (VIH-1) persiste en el cuerpo durante la terapia antirretroviral (TAR) en células T CD4+ infectadas de forma latente, pero se ha demostrado que el trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas (TCMH)  reduce sustancialmente el reservorio viral. Sin embargo, algunas de las células inmunitarias que albergan el reservorio son extremadamente longevas, y parcialmente resistentes a los regímenes de quimioterapia utilizados durante los procedimientos de TCMH, pudiendo causar un rebote viral con la interrupción del tratamiento.

Los autores del estudio publicado en la revista Cell, bajo el título: “HIV-1 remission and possible cure in a woman after haplo-cord blood transplant”, consideran que las células obtenidas de la sangre de cordón umbilical (CBU) preseleccionadas para la mutación del gen CCR5Δ32/Δ32, amplían el grupo de células de donantes para personas no blancas que viven con VIH-1.

“El VIH y la tuberculosis (TB) son las dos enfermedades infecciosas más mortales del mundo. Además, estas dos epidemias están trágicamente interconectadas, ya que la tuberculosis es la principal causa de muerte entre las personas que viven con el VIH”.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

Cell. (16 de marzo del 2023).
HIV-1 remission and possible cure in a woman after haplo-cord blood transplant.

Nature Medicine. (0 de febrero del 2023).
In-depth virological and immunological characterization of HIV-1 cure after CCR5Δ32/Δ32 allogeneic hematopoietic stem cell transplantation.

Instituto Nacional del Cáncer. (s.f.).
Trasplante de médula ósea.

Centers for Disease Control and Prevention. (2023).
Global HIV and TB.