“Medir la salud mental es importante para evaluar completamente los resultados de bienestar que son importantes para la vida de las personas”. OCDE.
Estamos seguros que la mayoría de nosotros somos conscientes sobre la importancia que tiene la salud mental como uno de los componentes esenciales del macro concepto de bienestar, ya que sin ella nuestra vida estaría fuera de balance.
Sin embargo, y a pesar de que la salud mental es esencial para que los seres humanos disfrutemos de una vida satisfactoria, o lo más cercano a ella a nivel emocional y psicológico, en la gran mayoría de los sistemas de salud de los países de ingresos bajos y medios, el desconocimiento de la situación real sobre la misma; la falta de diagnósticos oportunos y precisos de las diferentes condiciones y padecimientos mentales, su desatención y falta de seguimiento para preservarla o restablecerla, son temas que muchas veces son ignorados, mal atendidos, infradiagnosticados y calificados como fútiles.
“Considerar todos los aspectos de la salud mental puede proporcionar nuevas vías para el diseño proactivo en lugar de reactivo de los sistemas y servicios de salud mental, llamar la atención sobre la importancia de preocuparse por la salud mental positiva por derecho propio y abrir el espacio para que la política se centre en tanto reduciendo enfermedades como promoviendo buenos estados mentales”. OCDE.
“Considerar todos los aspectos de la salud mental puede proporcionar nuevas vías para el diseño proactivo en lugar de reactivo de los sistemas y servicios de salud mental, llamar la atención sobre la importancia de preocuparse por la salud mental positiva por derecho propio y abrir el espacio para que la política se centre en tanto reduciendo enfermedades como promoviendo buenos estados mentales”. OCDE.
Conocedora del poco valor que en términos generales se le otorga en muchos países al estado de la salud mental de sus habitantes, y buscando ayudar a paliar los problemas derivados de ello, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), publicó recientemente el informe “Measuring Population Mental Health”, el que si bien es cierto no ofrece un panorama completo, preciso y en tiempo real de la situación de la salud mental a nivel global, ofrece algunos datos valiosos que idealmente servirán a los planificadores de las políticas sociales, los que muchas veces navegan en aguas inciertas, careciendo de la información necesaria para poner rumbo claro a sus propuestas.
“Si a la pesada carga que de por sí representa vivir día a día con algún problema de salud mental, le sumamos las pesadas, lacerantes e injustas etiquetas, estigmas, exclusión social, y creencias equivocadas, podremos entender por que tomar la decisión de buscar ayuda profesional para enfrentar un desorden de este tipo es, cuando menos, doblemente difícil”. códigoF.
Al respecto, la OCDE considera que: “Es esencial que los gobiernos interesados en mejorar la salud mental controlen los resultados tanto de la mala salud como de la salud mental positiva a un nivel más amplio de la población. Las estadísticas que solo consideran a las personas diagnosticadas o tratadas por profesionales de la salud, se ven muy afectadas por la accesibilidad y el desarrollo del sistema de atención de la salud de un país, y la identificación temprana de grupos en riesgo requiere un seguimiento de los resultados mucho antes de que una persona se comprometa con los servicios de atención de la salud”.
“A nivel internacional, los datos sobre los resultados de salud mental en toda la población están cada vez más disponibles, pero se recopilan con poca frecuencia y están poco armonizados entre países. Varias de las estadísticas de salud mental de la población que la OCDE publica regularmente en su esfuerzo de larga data para promover una respuesta de toda la sociedad para mejorar la salud mental solo están disponibles de forma regular para un subconjunto de países de la OCDE, tienen más de cinco años. el momento de la publicación para varios países, y en algunos casos provienen de fuentes de datos no oficiales”. OCDE.
Para mejorar la calidad de la información que permita construir (al menos) un pequeño conjunto de indicadores de salud mental de la población de cada país con una mejor armonización internacional, la OCDE sugiere agregar algunas herramientas específicas a las encuestas de población significativas.
Problemas de salud mental.
Recomendación prioritaria: el Cuestionario de salud del paciente-4 (PHQ-4, por sus siglas en ingles), podría incluirse en encuestas más frecuentes, junto con la recopilación regular de PHQ-8 o PHQ-9 (ambos pos sus siglas en inglés) en las encuestas de salud. Cubre síntomas tanto de depresión como de ansiedad, y lo hace con cuatro preguntas.
Salud mental positiva.
Recomendación: Con base en las tendencias en la práctica de medición del país, se podría usar el WHO-5, o el SWEMWBS para medir los aspectos afectivos y eudaimónicos de la salud mental positiva de manera comparativa. El tema de medir el afecto y la eudaimonia (término griego comúnmente traducido como felicidad, bienestar o vida buena; también se ha propuesto “florecimiento humano” o “prosperidad”) continuará siendo explorado específicamente en futuros trabajos de la OCDE sobre bienestar subjetivo.
Estado de salud mental general.
Recomendación: Al igual que las preguntas de uso común que piden a los encuestados calificar su estado de salud física, se podría incluir en las encuestas, una sola pregunta sobre el estado de salud mental general del encuestado. Más de la mitad de los países ya incluyen tales preguntas, aunque lamentablemente, la redacción de las preguntas varía ampliamente. El siguiente marco ha sido adoptado por al menos tres países de la OCDE: “En general, ¿cómo es su salud mental? Excelente / Muy bueno / Bueno / Regular / Malo.”
Entre algunos importantes datos incluidos en el informe Measuring Population Mental Health de la OCDE, están los siguientes:
- La salud mental es un concepto multifacético que se extiende más allá de una distinción binaria entre la presencia o no de una enfermedad mental.
- Los impactos directos ocasionados por la pandemia de COVID-19, contribuyeron a un empeoramiento significativo de la salud mental de todas las personas.
- La información proporcionada por 15 países miembros de la OCDE, sugiere que al final del 2020, más de una cuarta parte de las personas experimentaron síntomas de depresión o ansiedad.
- Antes de la pandemia, se estimaba que la mitad de la población mundial enfrentaría, al menos una vez en su vida, una condición de salud mental, pronóstico que se agravó con las circunstancias derivadas del meteoro sanitario.
- Los costos económicos de la mala salud mental ascendieron a más del 4% del PIB anual.
- La buena salud mental aumenta la resiliencia de las personas al estrés, ayudándolas a cumplir sus objetivos, y contribuir activamente en sus comunidades.
- Las estrategias exitosas de promoción de la salud mental, también requieren comprender cómo los factores más amplios de riesgo y resiliencia, como las condiciones materiales de las personas, la calidad de vida y las relaciones sociales (y las desigualdades en estos), afectan su salud mental.
- La salud mental positiva, o tener altos niveles de bienestar emocional y psicológico, se reconoce cada vez más como un objetivo de política por derecho propio, por las agencias gubernamentales y de salud en toda la OCDE.
- Persiste un uso extremadamente desigual de las herramientas para evaluar condiciones de salud mental específicas, más allá de la ansiedad y los trastornos depresivos.