Más allá de la gravedad y pronóstico que dependiendo del tipo y estadio de un diagnóstico de cáncer determinen, las posibilidades de que una persona se suicide durante el primer año después de recibir un diagnóstico de esta enfermedad se multiplican por 2.5, comparándolo con la media de la población estándar, conclusión a la que llega un estudio publicado por primera ocasión el pasado 7 de enero en la revista CANCER, con el título “Suicidal death within a year of a cancer diagnosis: A population‐based study”, liderado por Ahmad Samir AlFaar y Herman M. Hamoda.
El estudio fue realizado por un equipo multidisciplinario de investigadores del Departamento de Psiquiatría del Hospital para Niños de Boston, perteneciente a la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, Massachusetts, EE.UU.; el Departamento de Oftalmología de la Universidad Charité de Medicina, la Universidad Freie y el Instituto de Salud, todos ellos en Berlín, Alemania; la Facultad de Medicina de la Universidad Ain Shams del Cairo, en Egipto y la Fundación Clínica Cleveland, en Cleveland Ohio, EE. UU.
Es importante precisar que el mayor incremento en las tasas de intento y suicidio se observaron en las personas diagnosticadas con cánceres de páncreas, pulmón y ligeramente menos en el colorrectal, siendo inapreciable en cánceres de mejor diagnóstico, como el de próstata o el de mama.
“El riesgo de suicidio aumenta significativamente durante el primer año después del diagnóstico de cáncer en comparación con la población general, este aumento varía según el tipo y el pronóstico de cáncer. La observación cercana y la derivación a servicios de salud mental, cuando están indicados, son importantes para mitigar dicho riesgo”.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron la información de 4 millones 671,989 pacientes registrados en la base de datos estadounidense SEER entre 2000 y 2014, los que representan el 28% de todos los casos documentados en los EE. UU, de los que 1,585 se privaron de la vida durante el primer año posterior al diagnóstico de cáncer.
Un total de 4,671,989 pacientes con cáncer fueron incluidos en el estudio. 1,585 se suicidaron durante el primer año posterior a su diagnóstico. El riesgo de suicidio aumentó significativamente con una relación O/E (observed/expected por sus siglas en inglés) de 2.52 y con un riesgo excesivo de 2.51 por cada 10,000 personas al año. Cuando se estudió el riesgo de suicidio según el tipo del cáncer, se determinó que los mayores incrementos en la relación O/E se produjeron después del diagnóstico de cáncer de páncreas (8.01%) y cáncer de pulmón (6.05&). El riesgo de suicidio también aumentó significativamente después de un diagnóstico de cáncer colorrectal con una relación O/E de 2.08%. Sin embargo, el riesgo de muerte por suicidio no aumentó significativamente después de los diagnósticos de cáncer de mama y próstata.
En nuestro país no se ha realizado ninguna investigación sobre la asociación causal entre un diagnóstico de cáncer y el incremento en el riesgo de que las personas afectadas intenten o cometan suicidio, es recomendable que las autoridades sanitarias presten especial atención y ofrezcan apoyo psicológico proactivo a los pacientes en estas condiciones, toda vez que su fragilidad y equilibrio emocional se ven seriamente comprometidos.
Es igualmente importante que los familiares de las personas diagnosticadas con cáncer estén atentas a cualquier cambio emocional, hablando con franqueza sobre los sentimientos que invaden a quienes han sido diagnosticado con un cáncer, sobre todo si es de mal pronóstico.