Las conclusiones se basan en la información de 412 551 derechohabientes del IMSS, entre marzo y noviembre de 2020, confirmando que el nivel socioeconómico es un importante factor de riesgo, independiente de las comorbilidades.

Es bien sabido que la condición de pobreza de las personas es un factor determinante de riesgo para su estado de salud. Ahora, con la pandemia de COVID-19 queda demostrado científicamente que la pobreza impacta negativamente en el diagnóstico, desarrollo y desenlace del padecimiento.

Un estudio recientemente publicado en la revista Science Direct, con el título “The income gradient in COVID-19 mortality and hospitalisation: An observational study with social security administrative records in Mexico”, demostró que en nuestro país, y utilizando datos duros vinculados a 412 551 pacientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) sometidos a pruebas de COVID-19, las personas en el decil de ingresos más bajo sufrieron tasas de hospitalización y mortalidad más altas que sus contrapartes con salarios más altos, con una probabilidad de morir por COVID-19 cinco veces mayor que las del decil superior.

Los investigadores aclaran que las consecuencias fatales asociadas directamente con la pobreza no se explican por la prevalencia de comorbilidades, o por la falta de acceso a la atención médica entre la población de bajos ingresos, ya que todos los individuos del estudio tuvieron acceso a servicios médicos en alguna instalación del IMSS.

“Al igual que con muchas otras enfermedades, el virus SARS-COV-2 interactúa con las desigualdades estructurales para generar disparidades en los resultados de COVID-19. La evidencia apunta a las características socioeconómicas y al origen racial o étnico como determinantes sociales de estos resultados”. Science Direct.

Durante el desarrollo de la pandemia, y como lo han mencionado en múltiples ocasiones diferentes líderes mundiales, la crisis ha puesto en flagrante evidencia las profundas disparidades en el acceso y los resultados alcanzados por los sistemas de salud en el mundo, cuyas cifras muestran que siempre resultan sustancialmente más afectados los grupos socioeconómicos más pobres, incluidos en ellas las minorías raciales y étnicas, y los municipios con altos índices de rezago social.

“En este estudio proporcionamos evidencia de que los trabajadores de bajos ingresos en México sufrieron tasas de hospitalización y mortalidad más altas que sus contrapartes con salarios más altos, aunque no necesariamente tuvieron tasas más altas de pruebas o resultados positivos para el SARS-CoV-2. Dado que todas las personas de la muestra tuvieron acceso a la atención médica, es probable que existan otros factores en juego, y existe la oportunidad de reducir esta disparidad poniendo más énfasis en las políticas dirigidas a las personas con ingresos más bajos, como enfatizar la necesidad de un diagnóstico oportuno y atención médica”. Science Direct.

Un dato interesante expresado por los autores de la investigación, destaca que “la diferencia en la probabilidad de morir entre los más ricos y los más pobres en México es aproximadamente igual al efecto marginal promedio de ser hombre o de estar inmunosuprimido, o el doble del efecto de tener diabetes”, lo que es sumamente revelador.

“El bajo nivel socioeconómico es uno de los indicadores más fuertes de la morbilidad y mortalidad prematura en todo el mundo. Sin embargo, las estrategias de salud global no consideran las circunstancias socioeconómicas pobres como factores de riesgo modificables”. The Lancet | Socioeconomic status and the 25 × 25 risk factors as determinants of premature mortality: a multicohort study and meta-analysis of 1·7 million men and women.

Los investigadores hacen hincapié en que las conclusiones, obtenidas a partir de los datos de los derechohabientes del IMSS diagnosticados con COVID-19 tiene algunas carencias estadísticas, como información sobre la obesidad real, medida por el índice de masa corporal, o el origen étnico, y no pueden ser extrapoladas al resto de la población mexicana.

Sin embargo, y estimando que más de la mitad de la población activa en México obtiene sus ingresos en el sector informal, lo que representa la obtención de ingresos más bajos y un menor acceso a la atención médica institucionalizada que los que trabajan en el sector formal, las diferencias estadísticas al enfrentar el COVID-19 podrían ser mayores.

Cerramos esta nota citando al doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), expresada en una de sus alocuciones en la Asamblea Mundial de la Salud del 2020: “¿Cómo se practica el distanciamiento físico cuando se vive en condiciones de hacinamiento?, ¿Cómo se queda uno en casa cuando tiene que trabajar para alimentar a su familia?, ¿Cómo se practica la higiene de las manos cuando no se dispone de agua limpia?.

Por: Manuel Garrod, Comité Editorial de códigoF.

Fuentes:

Science Direct. (10 de noviembre del 2021).
The income gradient in COVID-19 mortality and hospitalisation: An observational study with social security administrative records in Mexico.

códigoF. (6 de marzo del 2017).
La pobreza disminuye la calidad y expectativa de vida de quienes viven en esas precarias condiciones.

Organización Mundial de la Salud. (18 de mayo del 2020).
Alocución del Director General de la OMS en la Asamblea Mundial de la Salud.