Mueren en México más de 19 hombres al día por cáncer de próstata.

Avanza silenciosamente, se manifiesta y diagnostica cuando su estadio es tan avanzado que pocas alternativas terapéuticas tienen los médicos que atienden a los pacientes aquejados con ese mal.

El cáncer de próstata es un padecimiento que se origina como consecuencia del desarrollo de células cancerosas en la glándula prostática, lo que generalmente ocurre después de los cincuenta años de edad, y aunque su detección podría y debería ser oportuna, lo que incrementaría sustancialmente la tasa de supervivencia a la enfermedad, la falta de una cultura en medicina preventiva, los mitos y prejuicios “machistas” asociados al procedimiento de diagnóstico más certero, el tacto rectal, le permiten desarrollarse hasta alcanzar altas cotas de mortalidad.

Las cifras oficiales refieren que casi 7 mil mexicanos mueren anualmente por ese padecimiento, reportándose entre 21 mil y 25 mil nuevos casos anualmente, lo que posiciona a este padecimiento como un grave problema de salud pública.

El sistema de diagnóstico más preciso para determinar la existencia de un posible cáncer de próstata se realiza a través de un procedimiento denominado “tacto rectal”, en el que el médico especialista busca determinar físicamente la presencia de algún bulto o cualquier situación anormal en la próstata. Otro de los procedimientos regularmente utilizados para el diagnóstico de este cáncer es la realización de un análisis de sangre para determinar la presencia de antígeno prostático específico. Si los resultados son anormales, el médico podría decidir la realización de una ecografía, una resonancia magnética o una biopsia.

El diagnóstico del cáncer de próstata es tan tardío, que las cifras oficiales muestran que el 70% de los casos que se diagnostican están ya en una etapa avanzada, lo que conduce a unas cifras de mortalidad muy elevadas.

Buscando enfrentar con mayor eficiencia esta enfermedad, se constituyó en noviembre del 2016 la alianza “Uniendo Fuerzas Contra el Cáncer de Próstata”, integrada por la Secretaría de Salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la Asociación Mexicana de Oncología, la Asociación Mexicana de Urología, Sociedad Mexicana de Urología Oncológica, agrupaciones de la sociedad civil y organismos internacionales.

Entre los principales objetivos de esta alianza se encuentran:

Homologación de los criterios de atención en las instituciones del Sistema Nacional de Salud.
Atención integral que incluya: promoción de la salud, diagnóstico oportuno, acceso al tratamiento, rehabilitación y cuidados paliativos.
Garantizar la asignación de recursos específicos para el control y atención integral del cáncer de próstata.

Desgraciadamente, los síntomas evidentes del padecimiento pueden demorar años en manifestarse, y cuando lo hacen, lo más probable es que la enfermedad esté avanzada, por lo que lo recomendable es acudir a revisión anual con un especialista.

Generalmente el cáncer de próstata en sus etapas iniciales es asintomático, pero entre los síntomas están: disuria (dificultad, dolor e incompleta expulsión de la orina), tenesmo vesical o tenesmo urinario (deseo imperioso de orinar constantemente, muchas veces sin conseguirlo), polaquiuria (incremento del número de micciones, generalmente de escasa cantidad), nicturia (aumento de la frecuencia de micción nocturna), retención de orina, goteo y hematuria (presencia de sangre en la orina).

El inicio brusco y la progresión rápida de los síntomas obstructivos urinarios en hombres del grupo de edad “tipo”, tiene muchas probabilidades de ser causada por un cáncer de próstata, por lo que se debe permanecer atento a cualquier manifestación de este tipo.