Una de las tareas más fundamentales en la atención médica es también una de las más vulnerables al error: el diagnóstico. Según un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), hasta el 15 % de los diagnósticos pueden ser inexactos, retrasados o simplemente erróneos.
“La mayoría de las personas experimentará al menos un error diagnóstico en su vida”, advierte el informe. Y aunque muchas veces estos errores se deben a la complejidad inherente al proceso diagnóstico, la OCDE estima que cerca del 80 % del daño que provocan sería prevenible.
En México, estudios de la Secretaría de Salud y organismos independientes han documentado errores frecuentes en el diagnóstico de enfermedades como diabetes, hipertensión, cáncer cervicouterino o trastornos de salud mental, muchas veces detectados tardíamente o confundidos con síntomas comunes. Si bien no hay datos nacionales sistematizados sobre el error diagnóstico, expertos locales han pedido desde hace años establecer métricas para comprender su impacto real.
El costo oculto
Más allá del daño clínico y emocional, los errores de diagnóstico representan una carga económica significativa. De acuerdo con las estimaciones de la OCDE, estos errores pueden representar hasta el 17.5 % del gasto sanitario total. Para países donde el gasto en salud ronda el 10 % del PIB, esto implica una pérdida equivalente al 1.8 % del producto interno bruto.
“El diagnóstico erróneo no solo perjudica a los pacientes, también multiplica los costos al generar tratamientos innecesarios, duplicación de estudios y uso ineficiente de los recursos”, se señala en el estudio.
¿Más pruebas, mejores resultados? No siempre
Contrario a la intuición, la solución no está en hacer más pruebas, sino en hacerlas mejor. “A pesar de los avances tecnológicos, los sistemas de salud aún pueden fallar al identificar y comunicar correctamente las condiciones médicas”, alertan los autores.
Esto es especialmente cierto en entornos con alta rotación médica, escasa interoperabilidad entre sistemas y falta de acceso a la historia clínica electrónica. La clave, subraya el informe, es “optimizar la seguridad diagnóstica justo antes de que el costo incremental de una prueba adicional supere su beneficio incremental”.
Casos emblemáticos: salud mental, sepsis y cáncer
Los errores de diagnóstico no afectan a todos por igual. El informe cita ejemplos críticos:
- En salud mental, el trastorno bipolar es confundido frecuentemente con depresión, con un retraso promedio de más de 400 días para un diagnóstico correcto. En México, la detección oportuna de trastornos mentales sigue siendo limitada, con una cobertura en salud mental que apenas alcanza al 20 % de quienes la necesitan.
- El diagnóstico de TDAH en niños ha aumentado tanto que se sospecha sobrediagnóstico, mientras que en adultos aún se subdiagnostica masivamente. Este patrón también ha sido observado por psiquiatras en instituciones como el INPRFM.
- En oncología, los diagnósticos hechos tras ingresos de urgencia están asociados con una mortalidad hasta 90 % mayor. En México, el cáncer de pulmón, cuello uterino y mama suelen diagnosticarse en etapas avanzadas, cuando las posibilidades de tratamiento son mucho más limitadas.
“Los diagnósticos tardíos reflejan fallas estructurales que podrían evitarse mediante una mejor detección y acceso a servicios diagnósticos”, subraya la OCDE.
¿Por qué sigue siendo tan difícil prevenir los errores?
El primer obstáculo es la invisibilidad. Medir los errores diagnósticos sigue siendo un desafío, y México no es la excepción. La mayoría de los países —incluido el nuestro— no recolecta ni reporta sistemáticamente datos sobre desempeño diagnóstico. “El error diagnóstico suele permanecer oculto durante meses o años, incluso cuando está documentado”, explican los expertos.
Además, los errores no suelen ser producto de una sola decisión equivocada, sino de una cadena de factores: criterios clínicos difusos, comunicación deficiente, falta de seguimiento o simplemente sistemas fragmentados.
Hacia un diagnóstico más seguro en México: cultura, tecnología y personas
La OCDE propone una ruta clara para mejorar la seguridad diagnóstica:
- Fomentar una cultura donde se revisen y discutan abiertamente los diagnósticos, sin temor a represalias.
- Implementar tecnologías que alerten sobre estudios pendientes o resultados anómalos.
- Involucrar activamente a los pacientes en la conversación diagnóstica y su seguimiento.
En México, iniciativas como la interoperabilidad del Expediente Clínico Electrónico, el fortalecimiento del primer nivel de atención con IMSS-Bienestar, y la digitalización de procesos diagnósticos representan pasos clave en esa dirección.
“Iniciativas como ‘Choosing Wisely’, que reducen pruebas innecesarias, y la adopción de criterios diagnósticos armonizados, son caminos efectivos”, recuerda la OCDE. Si se lograra reducir a la mitad los errores diagnósticos, se liberaría hasta un 8 % del gasto sanitario mundial. En México, esa cifra representaría miles de millones de pesos mejor utilizados.
Avanzar hacia diagnósticos precisos y oportunos es también avanzar hacia un sistema más equitativo.
El desafío es real, pero también lo es la oportunidad. El talento clínico, la infraestructura digital emergente y la conciencia creciente sobre la seguridad diagnóstica ofrecen una base sólida para construir un sistema más confiable. Como bien concluye la OCDE: “Es momento de revisar, refinar o rediseñar nuestros métodos para que ningún diagnóstico se quede a medias”.